María Elisa Avendaño Robles a; María José Mero Landa b; Andrea Stefanía Mieles Alcívar c; Juan Raúl Malavé Saltos d; Melissa Nathaly Zavala Delgado e; José Andrés Carrera Zambrano f Fármacos recomendados en casos de un cuadro de
diabetes infantil Recommended drugs in cases of a childhood diabetes Revista
Científica de Investigación actualización del mundo de las Ciencias. Vol. 3
núm., 4, octubre: 2588-0748, 2019, pp. 341-361 DOI: 10.26820/reciamuc/3.(4).octubre.2019.341-361 URL: https://reciamuc.com/index.php/RECIAMUC/article/view/422
Código UNESCO: 3205 Medicina Interna Tipo de Investigación: Artículo de Revisión © RECIAMUC; Editorial Saberes del Conocimiento, 2019 Recibido: 15/05/2019 Aceptado:
07/08/2019 Publicado: 01/10/2019 Correspondencia: zulemita6@hotmail.com
a.
Médica Cirujana; Hospital General IESS
Manta;
eligattis@hotmail.com; Portoviejo - Ecuador.
b.
Médico Cirujano; Hospital General IESS Manta; majitomerlan@hotmail.com; Manta – Ecuador
c.
Médica Cirujana; Hospital General IESS Manta; andreita_mieles91@hotmail.com; Portoviejo – Ecuador
d.
Médico Cirujano; IESS Manta; juanmalave222@yahoo.com; Portoviejo – Ecuador
e.
Médica Cirujana; Centro de Salud Materno
Infantil Emergencia IESS Bahía de Caraquez; melissanzd_26@hotmail.com;
Portoviejo – Ecuador
f.
Médico Cirujano; Clínica Bambini de Portoviejo; andress_dx91@hotmail.com; Portoviejo – Ecuador
RESUMEN
La diabetes infantil es una patología metabólica que se caracteriza por hiperglucemias que surgen por un defecto en la secreción habitual o en la acción de la insulina, lo que se traduce en la necesidad de requisición de esta hormona a través de una fuente externa. Los expertos aseguran que, el evidente y significativo incremento de la diabetes infantil a nivel mundial se deben a los malos hábitos alimentación y la vida sedentaria que día a día se ha ido extendido entre esta población en particular. Son cerca de 86.000 niños con menos de 15 años de edad que padecen diabetes tipo 1 (DM1) en el mundo, y anualmente, se calcula que 70.000 nuevos casos se diagnosticarán, pudiendo incrementarse esta estimación en un 3% cada año. Este trabajo bibliográfico desarrollado bajo una metodología de revisión se ha enfocado en la consulta y referenciación de literatura científico académica que explique el tratamiento farmacológico indicado en la diabetes infantil, destacando que dicha información estará limitada a los resultados arrojados tras la consulta de algunas bases de datos destacadas en el área de la salud y medicina, esencialmente, misma a la que fue posible acceder de manera libre y completa. Los resultados obtenidos alcanzaron para aportar algunas definiciones de diabetes mellitus y sus tipos y diabetes infantil, así como también para exponer sobre el tratamiento farmacológico de esta patología, que a su vez comprende el régimen de tratamiento insulínico, tipos de insulina y farmacología asociada al tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2). En definitiva, no se duda de que la base o "estándar de oro" del tratamiento farmacológico de la DM siga siendo la insulina, en vista de que se trata del fármaco más efectivo para el control de la glicemia. De la misma manera, la metformina figura igualmente como medicamento por excelencia en el inicio del tratamiento farmacológico, e incluso se indica y siguiere se mantenga a la par de otros medicamentos.
Palabras Claves: Hiperglucemias, Hormona, Alimentación, Tratamiento Insulínico,
Metformina.
ABSTRACT
Childhood diabetes is
a metabolic pathology that is characterized by hyperglycemias that arise from a
defect in the usual secretion or action of insulin, which translates into the
need for requisition of this hormone through an external source. Experts say
that the evident and significant increase in childhood diabetes worldwide is
due to poor eating habits and sedentary life that has been extended day by day
among this particular population. There are about 86,000 children under 15
years of age who suffer from type 1 diabetes (DM1) in the world, and annually,
it is estimated that 70,000 new cases will be diagnosed, and this estimate can
be increased by 3% each year. This bibliographic work developed under a review
methodology has focused on the consultation and referencing of scientific and
academic literature that explains the pharmacological treatment indicated in
childhood diabetes, highlighting that said information will be limited to the
results obtained after consulting some highlighted databases in the area of
health and medicine, essentially, which was freely and completely accessible.
The results obtained reached to provide some definitions of diabetes mellitus
and its types and childhood diabetes, as well as to expose about the
pharmacological treatment of this pathology, which in turn includes the regimen
of insulin treatment, types of insulin and pharmacology associated with the
treatment of type 2 diabetes mellitus (DM2). In short, there is no doubt that
the basis or "gold standard" of DM drug treatment remains insulin, in
view of the fact that it is the most effective drug for glycemic control. In
the same way, metformin also appears as a medication for excellence at the
beginning of drug treatment, and it is even indicated and continued to keep up
with other medications.
Key Words: Hyperglycemia, Hormone, Food,
Insulin Treatment, Metformin.
Introducción.
De Salas, Cazorla, &
Hidalgo se deduce que desde hace más de veinte años los expertos han referido que,
en razón de los malos hábitos alimentación y la vida sedentaria que día a día
se ha ido extendido entre la población infantil, ha sido evidente un
significativo aumento de la diabetes en esa misma población. Estos expertos
también refirieron que, en base a estudios epidemiológicos sobre el total de la
diabetes, se conoce que la diabetes infantil (DMT 1) supone entre el 10% y 15%,
siendo determinada como "la segunda enfermedad crónica más usual en la
población infantil, aumentando cada año." (Salas, Cazorla, & Hidalgo,
2016, pág. 71)
En Barbosa et al. (2018) se
deja en evidencia que, a nivel mundial, hay cerca de 86.000 niños con menos de
15 años de edad que padecen diabetes tipo 1 (DM1) y, anualmente, se calcula que
70.000 nuevos casos se diagnosticarán, pudiendo incrementarse esta estimación
en un 3% cada año.
Brasil está entre los 10 países con mayor número de niños
con DM1, ocupando la 3ª posición en
el ranking. La mayoría de los niños con DM1 necesita de uso continuo de insulina a lo largo de la vida. Diabetes tipo
2 (DM2) también puede ocurrir en niños, siendo
los adolescentes los más acometidos. Tipos más raros también pueden ocurrir, principalmente en recién-nacidos. (pág.
551)
Otro dato importante es el
encontrado en Hayes (2014) quien explica lo relativo a la diabetes mellitus de
inicio en la infancia (IODM, por sus siglas en inglés); también conocida como
diabetes neonatal. Expresa que se trata de una rara forma de diabetes que
ocurre en los primeros seis meses de vida y por lo general es monogénica;
su incidencia oscila entre 1/89.000 y 1/4.000.000 de
nacidos vivos, representando del 63 al
78.5 % de los casos de diabetes en menores de seis meses y del 6.6 al 12 % de
los lactantes diabéticos, de siete a
doce meses de edad. La IODM puede ser transitoria (hasta los 18 meses de vida) o permanente;
diagnosticándose en el 67.5 % de los casos, cuando el paciente presenta cetoacidosis; con frecuencia el
diagnóstico inicial es de meningitis, sepsis,
infección urinaria o neumonía. El diagnóstico definitivo es genético, siendo negativos los anticuerpos de la diabetes tipo
1. El tratamiento consiste en la administración
inicial de insulina para posteriormente cambiar a una sulfonilurea. (pág. 55)
Respecto a su diagnóstico, Fox
et al. (2015) refiere que desde 2010, la Asociación Americana de la Diabetes de
los Estados Unidos de Norteamérica (ADA, por sus siglas en inglés), por primera
vez incluyó la prueba de hemoglobina A1c entre las recomendadas para el
diagnóstico de DM. Estas directrices de práctica clínica ahora avalan que un
resultado de A1c ≥6.5% o criterios previos para el ayuno glucosa (≥126 mg / dL)
o glucosa de 2 h (≥200 mg / dL) se pueden utilizar para el diagnóstico de DM.
La referida asociación, también agregó la A1c a las utilizadas para identificar
la prediabetes, que tienen un mayor riesgo de diabetes mellitus tipo 2.
Por lo tanto, junto con glucosa en ayunas de 100 a 125 mg
/ dL o glucosa en 2 h de 140 a 199
mg / dL, las personas con A 1c en el rango de 5.7% a 6.4% se clasifican como
con un mayor riesgo de diabetes
mellitus. Esta recomendación también ha sido adoptada por la Asociación Europea para el Estudio de la
Diabetes, la Organización Mundial de la Salud y
otros grupos profesionales en los EE. UU.
La idea de este desarrollo
investigativo se centra en la consulta y referenciación de literatura
cientificoacadémica que sirva para exponer sobre el tratamiento farmacológico
indicado en la diabetes infantil, comprendiendo que dicha información estará
limitada a los resultados arrojados tras la consulta de algunas bases de datos
destacadas en el área de la salud y medicina, esencialmente, misma a la que fue
posible acceder de manera libre y completa. En seguida igualmente se harán
algunas definiciones de lo que se entiende por diabetes mellitus y sus tipos,
diabetes infantil y tratamiento farmacológico que comprende el régimen de
tratamiento insulínico, tipos de insulina y farmacología asociada al
tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2 (DM2).
Materiales y Métodos.
Delimitando la búsqueda a la
revisión de literatura como objetivo principal de la presente investigación, se
dispuso de computadoras personales con conexión a internet como materiales de
trabajo, con las que fue posible explorar distintas bases de datos de ciencias
de la salud, médicas y de enfermería tales como: Portal web de la Organización
Mundial de la Salud, NCBI, IBECS, MedlinePlus, SciELO, PubMed, BVS, Embase,
Medes, entre otras. Así mismo se consultaron otras páginas de asociaciones y
fundaciones de la diabetes, en todos los casos utilizando como descriptores las
locuciones: "diabetes infantil" y "tratamiento farmacológico de
la diabetes". La búsqueda se realizó entre finales de diciembre de 2019 y
primeros de enero de 2020, analizando los contenidos extraídos de revistas
científicas, tales como artículos originales, de revisión sistemática (con y
sin metadatos), reportes de casos, controles, entre otros; libros digitalizados
y electrónicos, páginas web de carácter científico sanitario, manuales de asociaciones
de diabetes y pediatría, guías clínicas, boletines informativos, consensos y
protocolos, ensayos, tesis de grado, posgrado y doctorado; informes, proyectos
y documentos emitidos por organismos públicos, instituciones nacionales o
internacionales, asociaciones profesionales de prestigio y organismos
multilaterales enfocados tanto en América como en la Unión Europea, e incluso
cualquier otro país del entorno europeo. Este material se escogió con
preferencia si tenía fecha de publicación en los últimos 10 años, es decir,
desde 2009 hasta el 2019, salvo algunas excepciones.
Consecuentemente, se le dio
una lectura exhaustiva, analizándolos y excluyéndolos o no según el nivel de la
evidencia científica mostrada, considerando en todo momento si la misma se adaptaba
o no a las necesidades previamente establecidas por el equipo que adelanta la
revisión en cuestión. Se desestimaron cartas editoriales, anotaciones
académicas y otros tipos de materiales bibliográficos de escaso valor
cientificoacadémico o de bajo nivel de evidencia.
En general, el resultado de la
búsqueda estuvo oscilando entre 6 y 81enlaces a referencias bibliográficas de
diversa índole, experticia que evidenció la respetable existencia de contenido
desarrollado en base a esta temática, no obstante, en vista del objetivo
preestablecido, se requirió necesariamente depurar dichos resultados, por lo
que de manera progresiva se aplicaron filtros en cuanto a: acceso completo y
gratuito, idioma español (y en algunos casos inglés), área de la salud, medicina,
humanos; y cualquier otro criterio de los antes mencionados que fuera posible
aplicar.
Otras inspecciones fueron
igualmente ejecutadas sin la aplicación de mayores criterios de selección, a
fines de encontrar toda aquella información igualmente importante que,
independientemente de su diferenciación para con el objeto del tema, se
consideró necesaria para el desarrollo integral de este trabajo.
Es entonces de allí en
adelante que el equipo prosiguió con la lectura crítica y análisis
interpretativo de todo el contenido definitivamente seleccionado al que se le
trato como evidencia, resultando todo este proceso en la escogencia de once
(11) fuentes bibliográficas que fundamentan el criterio grupal aquí expuesto
que, por cierto, en todo momento se hizo consensuadamente.
Resultados.
Con fundamento en lo definido
por la Organización Mundial de la Salud, Salas et al. (2016) categóricamente
indican que cuando se refieren a la Diabetes Mellitus (DM), hablan de:
(…) una patología crónica, que se deja ver cuando el
páncreas no produce la suficiente insulina
o no es utilizada de forma correcta por el organismo, esta hormona es esencial para regular el nivel de azúcar en sangre,
si no se controla se produce hiperglucemia, si esta
hormona no se regula de forma adecuada a lo largo de la vida producirá daños irreparables en el organismo, sobre todo
en vasos sanguíneos y nervios. (pág. 71)
En detalle, agregan que la DM
Tipo 1 "es la que aparece en la infancia o juventud y es la llamada
insulinodependiente, ya que la producción de la hormona es deficiente debido a
la destrucción de las células betas del páncreas." (Salas, Cazorla, &
Hidalgo, 2016, pág. 71)
En la misma fuente se apoya
Oliszewski (2016) para indicar que:
La diabetes de tipo 1 (también llamada insulinodependiente,
juvenil o de inicio en la infancia)
se caracteriza por una producción deficiente de insulina y requiere la administración diaria de esta
hormona mediante inyecciones. Se desconoce la causa de la diabetes de tipo 1 y no se puede
prevenir con el conocimiento actual. Sus síntomas consisten, entre otros, en excreción excesiva de orina,
sed, hambre constante, pérdida de peso,
trastornos visuales y cansancio. Estos síntomas pueden aparecer de forma
súbita.
De manera más detallada
Calderón et al. (2018) aportan una amplia definición de esta enfermedad, al
exponer que:
La diabetes infantil es una
enfermedad metabólica, caracterizada por hiperglucemias originadas por un
defecto en la secreción habitual o en la acción de la insulina, lo que genera
necesidad de una fuente exógena para el aporte de la insulina. Se distinguen
dos tipos:
•
Diabetes tipo 1: consiste en la destrucción de las células beta de
los islotes de Langerhans lo que provoca un déficit de producción insulina.
Frecuentemente existen anticuerpos anti pancreáticos, estos auto-anticuerpos
están presentes al diagnóstico en el 84-97% de los pacientes también es
característica la disminución del tamaño de los islotes y del número de sus
células beta; como consecuencia hay una disminución marcada del contenido
insulínico del páncreas, con disminución o ausencia de insulina en el plasma
sanguíneo.
La Diabetes tipo 1 autoinmune, es el tipo más
frecuente en la infancia, se produce por susceptibilidad genética, asociada
al sistema HLA, sobre la que actúan diversos factores ambientales, dando lugar
a una respuesta autoinmune que destruye las células de los islotes de
Langerhans, disminuyendo de forma progresiva la secreción de la insulina.
•
Diabetes tipo 2: producida por insulinorresistencia por déficit
relativo de insulina o defecto secretor, generalmente producida por una ingesta
excesiva de alimentos, se asocia a obesidad infantil, malos hábitos
alimentarios y sedentarismo.
Ahora, todo lo anterior bien
puede servir de complemento a la opinión de Hayes (2014), quien afirma lo
trascendente de la diferenciación de los tipos de diabetes debido a las
implicaciones terapéuticas derivan de ello, por lo que precisamente indica que
existe la diabetes tipo 1, diabetes tipo 2 y diabetes monogénica.
La posibilidad de otros tipos de diabetes debe
considerarse en niños con historia familiar autosómica
dominante de diabetes, condiciones asociadas (sordera, atrofia óptica, hallazgos sindrómicos), marcada
resistencia a la insulina o exposición a fármacos que sean tóxicos para las células beta pancreáticas. (pág. 54)
Tratamiento farmacológico recomendado.
El equipo considera necesario
recordar una de las ideas de Barbosa et al. Referidas al inicio, que no es más
que la que infiere que cualquier paciente de edad pediátrica puede desarrollar
cualquiera de los tipos de DM antes referidos, claro está, sin detrimento de la
proporción de tendencia estadística característica en cada una de estas que
igualmente fueron aludidas, entonces, el punto sería que en cualquiera de los
casos, es procedente el tratamiento farmacológico correspondiente y dependiente
de las particularidades del cuadro clínico padecido por el paciente.
De hecho "El tipo de
medicamento depende del tipo de diabetes, actividades diarias, costos de los
medicamentos y otras afecciones de salud." (MedlinePlus, Biblioteca
Nacional de Medicina de EE. UU., 2019)
Esta misma fuente de
información deja ver claramente que, la insulina se considera el medicamento
fundamentalmente necesario para tratar a las personas que padecen tanto la DM1
como la DM2, sin embargo, igualmente dan a entender una ligera diferencia entre
una y otra, ya que, por una parte, aseguran que son extraños los casos de DM1
en los que se requiere de otro tipo de medicamento, mientras que en los casos
de DM2 se evidencia que sí es necesario el uso de otro tipo de medicamentos (a
parte de la insulina) para controlarla.
De acuerdo con Calderón et al.
(2018), el tratamiento debe estar centrado en hallar un control metabólico
apropiado para evitar las complicaciones (agudas y crónicas) procurando
cerciorarse de una buena calidad de vida para el niño que padece esta
enfermedad tan precozmente. De igual manera los expertos indican que lo que
ayudará a mantener la glicemia en un nivel idóneo sería, primeramente, dominar
el tratamiento insulínico, a la par de una alimentación correcta y la actividad
física, pilares complementarios del manejo del paciente. Además, destacan que:
Hay que monitorear en sangre de forma periódica la
hemoglobina glicosilada, lo aconsejable
es que sea trimestralmente, de esta manera conoceremos la glucemia promedio durante 2-3 meses previos, esto será
un factor predictivo de las complicaciones de
la diabetes infantil.
Continúan los especialistas
exponiendo detalladamente sobre el tratamiento farmacológico a seguir, por lo
que inician con: A) Análogos de Acción Rápida (AAR); los cuales se indican para
ser administrados de 15 a 20 minutos antes de la ingesta de alimentos, y su
efecto se da entre los 15 y 20 minutos de su aplicación, y tienen una vida
media de 3 horas. Dependiendo del valor que se obtenga de la glicemia que se
realiza en el control pre alimentario, puede variar la dosis de esta. Estudios
han demostrado que su uso adecuado hace que disminuyan los episodios
hipoglucémicos. B) Análogos de Acción Prolongada (AAP), referidos a las
insulinas que son administradas por vía subcutánea que disminuyen el riesgo de
hipoglucemia, especialmente la nocturna, "su gran ventaja es que reducen
la variabilidad glucémica tras aplicarse una o dos veces dependiendo de los
controles y de las necesidades individuales tanto así que se pueden utilizar en
niños a partir de los 2 años." C) Infusión Subcutánea Continua De Insulina
(ISCI); que mediante un dispositivo tipo bomba es posible infundir insulina
continuamente por vía subcutánea imitando la secreción fisiológica pancreática.
La utilización de estos dispositivos en la edad
pediátrica se ha visto aumentada, sobre todo
en los niños más pequeños, al permitir un mejor ajuste del tratamiento, las
bombas de infusión continua
reducen la variabilidad glicémica ya que permite ajustarse a las necesidades basales de los menores.
(Calderón et al.; 2018)
En este mismo sentido, la
Sociedad Venezolana de Medicina Interna (SVMI) argumenta que:
El tratamiento farmacológico se debe iniciar al momento
del diagnóstico de DM, simultáneamente
con el inicio de las modificaciones en el estilo de vida. Para la selección del agente que disminuya la glicemia
se debe considerar la meta de la terapia para cada paciente, las limitaciones impuestas por la edad u otros
factores y los atributos específicos, efectos
adversos y potencial de cada droga antidiabética. Existen varios tipos de antidiabéticos orales (ADO), con
similar poder hipoglicemiante y efectos adversos distintos, que pueden usarse solos (monoterapia,) o combinados
entre ellos o con insulina. Estos
fármacos estimulan la secreción endógena de insulina ó aumentan la sensibilidad
de los tejidos a la acción de
la misma. La insulina es el fármaco más efectivo para el control de la glicemia en pacientes
diabéticos. Desde su aislamiento, la insulina ha avanzado desde preparaciones en animales (insulina
porcina,) hasta formas biosintéticas humanas (insulina
humana), y análogas (de acción rápida, lenta ó bifásica), tratando de simular
en estructura y comportamiento a la
insulina fisiológica, tanto en ayunas como en respuesta a la comida. El inicio del tratamiento con insulina no
debe retardarse y debe considerarse en
todo paciente inestable (con hiperglucemia extrema, cetosis o pérdida rápida de
peso), o que no alcance las
metas de valor de HbA1c desde de 2 a 3 meses de tratamiento con dos ADO. El control de la glicemia se debe
lograr en el menor tiempo posible y mantener en
forma permanente. Además, no es suficiente con normalizar la glicemia, deben controlarse y llevarse a las metas
todos los otros factores de riesgo cardiovascular: colesterol, triglicéridos, presión arterial. El régimen de
tratamiento seleccionado debe ser discutido
y explicado detalladamente al paciente, aclarando dudas o preocupaciones, con la finalidad de motivar al mismo y lograr su
adherencia al tratamiento. (SVMI, 2019)
Otro importante aspecto que
bien vale la pena resaltar respecto al tratamiento farmacológico de la DM1 y
DM2, es lo referido por Fundación FEMEBA (2019), quienes resumiendo la
Actualización 2019 de las guías de la ADA encontraron que hubo una modificación
significativa en la sección sobre el tratamiento farmacológico de la diabetes
tipo 2, agregando que:
Esto incluye la consideración de factores clave del
paciente: a) comorbilidades importantes,
como ASCVD, enfermedad renal crónica e insuficiencia cardíaca, b) riesgo de hipoglucemia, c) efectos sobre el peso
corporal, d) efectos secundarios, e) costos y f) preferencias del paciente. Se revisó el enfoque de la
terapia con medicamentos inyectables.
Una recomendación de que, para la mayoría de los pacientes que necesitan la mayor eficacia de un medicamento inyectable,
un agonista del receptor de GLP1 debería ser
la primera opción, antes de la insulina.
Y sobre la sección de
"Niños y adolescentes" también encontraron que:
La discusión sobre la diabetes tipo 2 en niños y
adolescentes se amplió significativamente,
con nuevas recomendaciones en varias áreas, entre las que se incluyen la detección y el diagnóstico, el manejo del
estilo de vida, el manejo farmacológico y la transición
de la atención a proveedores adultos.
Régimen de tratamiento insulínico.
De conformidad al aporte de
González (2009) se comparte la idea de que:
En la DM1 las pautas de insulina deben ser
individualizadas y adaptadas a las características
y perfil glucémico de cada paciente. La insulinoterapia forma parte del tratamiento global, en el que a través de
la educación diabetológica se obtienen los conocimientos
necesarios para realizar correctamente cambios en la dieta, el ejercicio y/o la insulina, con el objetivo de mantener
glucemias lo más cercanas a la normalidad. Esto exige realizar autoanálisis de glucemia capilar varias
veces (media de 5-6 controles glucémicos
al día), para conocer su situación metabólica y poder alcanzar los objetivos del tratamiento. Esta monitorización y
auto-control es uno de los pilares fundamentales del tratamiento. (pág. 209)
De la misma manera esta
experta aclara que, dependerá de: la edad, tiempo de duración de la diabetes,
estilo de vida, capacidad familiar y personal de aprendizaje, cumplimiento
terapéutico y cobertura, y capacitación de la unidad de diabetes pediátrica, el
tipo de insulina a utilizar y su régimen de administración. "En la edad
pediátrica es necesario con frecuencia cambiar de un régimen insulínico a otro
para conseguir los objetivos terapéuticos deseados." (pág. 210)
Continúa la tratadista
argumentando que, en niños con DM1, los valores recomendados de glucemia son:
•
En
ayunas y antes de cualquier comida: entre 80 y 140 mg/dl.
•
2
horas después de cualquier comida: entre 100 y 180 mg/dl.
•
A
las 3 de la madrugada: por encima de 80 mg/dl.
Cualquier cifra que se encuentre por encima de
estos valores se considera hiperglucemia, y cualquier cifra por debajo de 70
mg/dl, se considera hipoglucemia. Hoy día, con los sistemas de infusión
continua de insulina subcutánea, los objetivos glucémicos tienden a ser más
bajos, intentando ser más parecidos a la normalidad. En cualquier caso, estos
objetivos deben ser individualizados, evitando sobre todo las hipoglucemias en
los niños más pequeños. (pág. 210)
Respecto al régimen en la DM2
Brutsaert (2017) refiere que:
Los regímenes para la diabetes mellitus tipo 2 también
varían. En muchos pacientes, la glucemia
se controla adecuadamente con cambios en el estilo de vida e hipoglucemiantes diferentes de la insulina, pero debe
agregarse insulina cuando el control de la glucemia sigue siendo inadecuado con ≥ 3 fármacos por vía oral. Aunque este
evento es poco frecuente, la causa de
este control inadecuado puede ser una DM tipo 1 de comienzo en la adultez. La insulina debe sustituir a
los hipoglucemiantes no insulínico por vía oral en las mujeres que quedan embarazadas. La terapia combinada promueve
el uso de insulina con
biguanidas por vía oral y los hipoglucemiantes (sensibilizadores de la
insulina). Los regímenes varían
desde una sola inyección por día de insulina de acción prolongada o intermedia (en general antes de
acostarse) hasta varias, como en el régimen usado por los pacientes con DM tipo 1. Por lo general, el
régimen más simple y eficaz es el preferido. Debido
a la generación de resistencia a la insulina, algunos pacientes con DM tipo 2 requieren dosis muy altas (> 2
unidades/kg/día). Una complicación frecuente es el aumento de peso, que se atribuye sobre todo a la
reducción de la glucosuria y a la mayor eficiencia
metabólica.
Tipos de insulinas.
Los avances en genética
molecular (tecnología de ADN recombinante) han permitido sustituir la insulina
de origen animal por la insulina humana, y la síntesis de nuevas moléculas
dirigidas a un mejor control glucémico. En los últimos años se han ido
incorporando al mercado distintos tipos de análogos de insulina (de acción
rápida y de acción lenta) cuya respuesta resulta más predecible que la de sus
homólogos (insulina regular e insulina NPH, respectivamente). (González, 2009,
págs. 206-207)
Tabla 1
Tipos y Funciones de la
Insulina
Tipo de insulina |
Cuánto se demora en comenzar a funcionar (comienzo
de la acción) |
Cuándo alcanza el pico |
Cuánto tiempo actúa (duración del efecto) |
Acción rápida |
Unos 15 minutos después de la inyección |
1 hora |
2 a 4 horas |
Acción corta, también llamada regular |
Dentro de los 30 minutos siguientes a la inyección |
2 a 3 horas |
3 a 6 horas |
Acción intermedia |
2 a 4 horas después de la inyección |
4 a 12 horas |
12 a 18 horas |
Acción prolongada |
Varias horas después de la inyección |
No hace pico |
24 horas; algunas duran más |
Nota: Recuperado de "Insulina, medicamentos y otros
tratamientos para la diabetes". NIDDK
Insulinas de acción rápida.
En lo sucesivo, es con la obra
de González (2009) que se vuelve idóneo hacer mención de este, e incluso,
subsiguientes tópicos. En detalle expone que:
Se utilizan fundamentalmente para el control de las
glucemias postprandiales, para corregir
la hiperglucemia incidental y para el tratamiento ambulatorio de situaciones
con cetosis.
a) Insulina regular. (Actrapid® o Humulina Regular®)
Aunque no remeda la secreción fisiológica de insulina, se
puede usar asociada a insulina intermedia
o a análogos de acción lenta o en perfusiones de insulina vía intravenosa.
El inicio de su acción es tardío (a la media hora), con
un "pico" importante entre 1-2 horas,
y una duración prolongada (de 5 a 6 horas). Por este motivo se debe administrar
media hora antes de las comidas
y es necesario tomar alguna cantidad de hidratos de carbono a las 2-3 horas de su administración para evitar
hipoglucemias tardías. Inconvenientes
que desaparecen con la utilización de los análogos de acción rápida.
b) Análogos de insulina de acción rápida (AAR)
La modificación de la estructura molecular de la insulina
regular (porción C-terminal de la cadena
B) logra características farmacocinéticas diferentes, con un comienzo de acción
más rápido y un perfil de actividad
más corto, que se atribuye a la reducción de la capacidad de autoasociación para formar hexámeros y a una mayor
velocidad de disociación de los mismos
en el tejido subcutáneo. El inicio de acción más rápido de estas insulinas permite su administración
justo antes de las comidas, e incluso ha demostrado su eficacia administrada tras las tomas, motivo por el que se
utiliza en niños pequeños con
ingestas caprichosas. Su vida media es menor, su acción resulta más predecible
y reduce la tasa de hipoglucemias con
mejor control de la glucemia postprandial.
En la actualidad disponemos de
tres AAR: la insulina lispro (Humalog®), la insulina aspártica (Novorapid®) y
la insulina glulisina (Apidra®). El perfil farmacocinético de las tres es
similar, aunque en la práctica muestran algunas pequeñas diferencias.
-
Insulina lispro (Humalog®): se obtiene modificando el aminoácido prolina de la
posición 28 de la cadena B por lisina y la lisina de la posición 29 por
prolina. Su acción empieza a los 10-15 minutos, con un pico a los 30-90 y una
duración de 3-4 horas.
-
Insulina aspártica (Aspart®): se obtiene por sustitución de la prolina en la
posición 28 de la cadena B por un ácido aspártico. Inicia su actividad algo más
tarde que la insulina lispro y tiene mayor duración.
-
Insulina glulisina (Apidra®): difiere de la insulina regular en dos aminoácidos,
la asparragina de la posición B3 es sustituida por lisina y la lisina de B29
por ácido glutámico. Su acción se inicia algo antes que la insulina lispro. En
la actualidad ya está autorizado su uso para mayores de 6 años.
Insulinas de acción retardada.
El mejor control de la
glucemia postprandial, obtenido con los AAR, solo se traduce en una mejoría del
control metabólico si se asocia a la sustitución adecuada de la insulina basal.
La insulina basal ideal sería aquella de larga duración, que no tuviera pico de
acción, reproducible y que imitara la secreción de insulina interprandial de
los sujetos sanos. En el momento actual como insulinas basales se pueden
utilizar las insulinas de acción intermedia o los análogos de acción
prolongada.
a) Insulina de acción intermedia (NPH)
Se obtiene tras la adición de
protamina a la molécula de la insulina, consiguiendo una curva de acción lenta.
Tiene un perfil de actividad con una duración inferior a 12 horas que obliga a
administrarla varias veces al día. Además, presenta gran variabilidad de
absorción y acción (tanto inter- como intraindividual de hasta un 68%) que
dificulta en muchas ocasiones su manejo. Por otro lado, su pico de acción
pronunciado incrementa el riesgo de hipoglucemias tardías, especialmente
durante la noche, y obliga a horarios de ingesta más rigurosos.
b) Análogos de acción prolongada
Los dos análogos de acción
prolongada que existen en la actualidad presentan un perfil de actividad más
fisiológico: menor pico de acción y actividad más predecible, y por tanto son
mejores sustitutos de la insulina basal. Son la insulina glargina y la insulina
detemir.
-
Insulina glargina (Lantus®)
Se obtiene mediante técnicas de recombinación genética,
al añadir a la insulina humana dos
moléculas de arginina en la región C-terminal de la cadena B y sustituir la
asparagina por glicina en la
posición A21 de la cadena A. Cuando se administra por vía subcutánea forma un microprecipitado al pH del tejido
celular subcutáneo, lo cual retrasa su absorción
y aumenta su duración, permitiendo un aporte constante de insulina que remeda mejor la secreción basal de insulina
fisiológica. El inicio de la actividad es a las 2 horas, la duración de 22 horas con una
acción bastante plana y una variabilidad cercana al 48%. El mayor riesgo de hipoglucemia ocurre
a las 6-8 horas de su administración, por eso algunos
pacientes se la administran por la mañana o al mediodía, en vez de por la
noche, para evitar hipoglucemias
nocturnas. La insulina glargina es igual de eficaz administrada a cualquier hora del día. Esta insulina no
se puede mezclar con otras insulinas.
-
Insulina detemir (Levemir®)
Análogo de insulina soluble obtenido por la unión a la
molécula de la insulina de un ácido graso
(ácido mirístico) que se liga a los receptores presentes en la albúmina de
forma reversible, de manera que
enlentece su absorción y se prolonga su acción. Esta insulina se une a la albúmina en un 98%, y solo su
fracción libre puede actuar sobre los receptores de insulina de las células diana. Es soluble a pH neutro, por lo que
tras su inyección subcutánea permanece
líquida y, por tanto, con menor variabilidad en su absorción. Tiene menos potencia hipoglucemiante que
la insulina NPH, obtiene mejores niveles de glucemia
en ayunas, con menos variabilidad y menor ganancia de peso. En el niño y el adolescente hay que administrarla dos
veces al día, ya que su duración de hasta 20 horas solo se alcanza con dosis altas.
Por último, se aprovechan las
recomendaciones farmacoterapéuticas para DM2 referidas en un reciente material
patrocinado por la Consejería de Sanidad Universal y Salud Pública de Cataluña
- España, en el que se indica:
El tratamiento farmacológico debe iniciarse si
transcurridos 3-6 meses del diagnóstico de DM
2, los hábitos dietéticos y la modificación del estilo de vida no han sido
suficientes para alcanzar los
objetivos de control glucémico. Los tratamientos hipoglucemiantes deben prescribirse con un periodo de
prueba y supervisar su respuesta, utilizando como medida de eficacia la HbA1c. (pág. 12)
En síntesis, refieren varias
condiciones que pueden surgir y dar pie al inicio de un tratamiento que estriba
entre una monoterapia y una triple terapia farmacológica, resumida en la
siguiente estructura:
Tabla 2.
Tratamiento
farmacológico de la DM 2
Monoterapia |
|
Metformina |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Eficacia (reducción de HbA1c) |
|
Alta |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Riesgo de hipoglucemia |
|
Bajo |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Efecto sobre el peso |
|
Neutro / Pérdida |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
*Si no se alcanza el objetivo de HbA1c después de aproximadamente 3
meses de monoterapia, proceder a la combinación de dos fármacos. |
||||||||||||
Doble terapia |
|
Metformina + |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Sulfonilurea |
|
Glitazonas |
|
IDPP4 |
|
Ar GLP1 |
|
ISGLT2 |
|
Insulina |
Eficacia (reducción de HbA1c) |
|
Alta |
|
Alta |
|
Intermedia |
|
Alta |
|
Intermedia |
|
Alta |
Riesgo de hipoglucemia |
|
Moderado |
|
Bajo |
|
Bajo |
|
Bajo |
|
Bajo |
|
Alto |
Efecto sobre el peso |
|
Aumento |
|
Aumento |
|
Neutro |
|
Perdida |
|
Perdida |
|
Aumento |
*Si no se alcanza el objetivo de HbA1c después de aproximadamente 3 meses
de tratamiento doble, proceder a la combinación de tres fármacos. |
||||||||||||
Doble terapia |
|
Metformina + |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Sulfonilurea + |
|
Glitazonas + |
|
IDPP4 + |
|
Ar GLP1 + |
|
ISGLT2 + I |
|
Insulina + |
|
|
Glitazonas |
|
Sulfonilurea |
|
Sulfonilurea |
|
Sulfonilurea |
|
Sulfonilurea |
|
Glitazonas |
|
o |
IDPP4 |
o |
IDPP4 |
o |
Glitazonas |
o |
Glitazonas |
o |
Glitazonas |
o |
IDPP4 |
|
o |
Ar GLP1 |
o |
Ar GLP1 |
o |
ISGLT2 |
o |
ISGLT2 |
o |
IDPP4 |
o |
Ar GLP1 |
|
o |
ISGLT2 |
o |
ISGLT2 |
o |
Insulina |
o |
Insulina |
o |
Ar GLP1 |
o |
ISGLT2 |
|
o |
Insulina |
o |
Insulina |
|
|
|
|
o |
Insulina |
o |
|
*Si no se alcanza el objetivo de HbA1c después de
aproximadamente 3 meses de tratamiento triple y el paciente (1) recibe una
combinación oral, pasar a insulina basal o un ArGLP1;(2) recibe un ArGLP1,
añadir insulina basal; o (3) recibe insulina basal ajustada en forma óptima,
añadir ArGLP1 o insulina con las comidas. El tratamiento con metformina se debe mantener, y
otros fármacos orales se deben suspender sobre una base individual para
evitar regímenes innecesariamente complejos o costosos (evitando regímenes
con cuatro agentes antihiperglicémicos). |
||||||||||||
*Se pueden
administrar glinidas en lugar de sulfonilureas a pacientes alérgicos,
horarios irregulares para las comidas o para los que tienen hipoglucemia
pospandrial tardía cuando toman sulfonilureas. Administracion preprandial
(antes de las comidas principales). |
Nota. Recuperado de: "Pautas para el tratamiento
farmacológico de la diabetes mellitus tipo 2" de Consejería de Sanidad
Universal y Salud Pública de Cataluña (España) 08 de mayo de 2018. p. 14.
Recuperado de:
http://www.san.gva.es/documents/152919/188718/20180510_Pautas+para+el+tratamiento+farmacol%C3%B3gico+de+la+diabetes+mellitus+tipo+2.pdf
Conclusiones.
Es indudable que la base o
"estándar de oro" del tratamiento farmacológico de la DM siga siendo
la insulina, en vista de que se trata del fármaco más efectivo para el control
de la glicemia. Algunos tratadistas lo hacen ver como un tratamiento un tanto
más inclinado hacia la terapia propia de la DM1 que de la DM2 (en la que se
refieren otros fármacos), no obstante, se debe tener claro que eso no es
definitivo en todos o en la mayoría de los casos, pues, en determinado punto de
la revisión se puntualiza que es posible que en casos de DM2 e incluso
cualquier otro tipo, se necesite usar la insulina como fármaco complementario
de terapias farmacológicas dobles, triples o mixtas. De la misma manera, la
metformina figura igualmente como medicamento por excelencia en el inicio del
tratamiento farmacológico, e incluso se indica y siguiere se mantenga a la par
de otros medicamentos,
Independientemente de que se
reconozca la trascendencia del tratamiento farmacológico signifique que no se
quiera igualmente destacar los otros dos bastamente reconocidos pilares
complementarios del manejo de esta patología, como lo es: la alimentación
correcta y la actividad física, por ello, no ponemos en duda que instruirse lo
más posible sobre esta enfermedad termina siendo igualmente esencial para
manejar el día a día de un niño diabético, puesto que se cree firmemente que
cuando la persona responsable de su cuidado adquiere un conocimiento elevado de
dicha complicación, será piedra angular en el logro de una mejor y mayor
adherencia al tratamiento, no solo farmacológico, sino en general, que en
definitiva favorecerán un entorno de salud más seguro, en el que se evitan
situaciones peligrosas y se reacciona de forma eficiente ante cualquier
complicación. De hecho, es una premisa comprobada que la mejor forma de
prevenir la aparición de patología derivadas de la DM en la adultez, precisamente
es controlarla en la etapa temprana.
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