DOI: 10.26820/reciamuc/8.(2).abril.2024.595-607
URL: https://reciamuc.com/index.php/RECIAMUC/article/view/1422
EDITORIAL: Saberes del Conocimiento
REVISTA: RECIAMUC
ISSN: 2588-0748
TIPO DE INVESTIGACIÓN: Artículo de revisión
CÓDIGO UNESCO: 32 Ciencias Médicas
PAGINAS: 595-607
Intervención en enfermería en reanimación cardiopulmonar
pediátrica
Nursing intervention in pediatric cardiopulmonary resuscitation
Intervenção de enfermagem na reanimação cardiopulmonar pediátrica
Jeerson Benito García Vega
1
; David Gustavo Chacha Uto
2
; Carmen Janeth Quizanga Maldonado
3
;
Martha Magdalena Heredia Iza
4
RECIBIDO: 30/04/2024 ACEPTADO: 11/05/2024 PUBLICADO: 03/09/2024
1. Diplomado en Educación Superior; Magíster en Enfermería con Mención en Enfermería Quirúrgica; Maes-
tría en Enfermería con Enfoque en Gestión Sanitaria; Licenciado en Enfermería; Centro Clínico Quirúrgico
Ambulatorio Hospital del Día Cotocollao; Hospital Alianza del Ecuador; Quito, Ecuador; jeff_g24@hotmail.
es; https://orcid.org/0000-0003-1405-8759
2. Máster Universitario en Gestión de la Seguridad Clínica del Paciente y Calidad de la Atención Sanitaria;
Magíster en Enfermería Mención Cuidados Críticos; Máster Universitario en Dirección y Gestión de Unida-
des de Enfermería; Licenciado en Enfermería; Hospital General Docente "Calderón”; Quito; Ecuador; dav.
gust_@hotmail.com; https://orcid.org/0000-0003-0747-6071
3. Licenciada en Enfermería;Enfermera de Vigilancia Epidemiológica en Dirección Distrital 17D06 Salud;
Quito, Ecuador; carmenq45@hotmail.com; https://orcid.org/0009-0001-4327-0268
4. Médica; Médica Residente en Clínica Olympus; Quito, Ecuador; mmarthaheredia@gmail.com; https://
orcid.org/0009-0003-8045-4335
CORRESPONDENCIA
Jeerson Benito García Vega
jeff_g24@hotmail.es
Quito, Ecuador
© RECIAMUC; Editorial Saberes del Conocimiento, 2024
RESUMEN
La parada cardiorrespiratoria constituye una de las grandes emergencias médicas en todo el mundo, por tanto, también
un importante problema de salud mundial. En niños es un evento infrecuente, no obstante, tiene una alta mortalidad y su
pronóstico es multifactorial. En este sentido, la reanimación cardiopulmonar es un conjunto de intervenciones ejecutadas
ante la constatación de una parada cardiorrespiratoria que consiste en maniobras de compresión torácica, ventilación, así
como desfibrilación y el uso de fármacos con base en el ritmo de paro detectado. El personal de enfermería desempeña
un papel fundamental dentro del equipo multidisciplinario que maneja estos eventos, ya que están más cerca del paciente
en la realización de las maniobras. El propósito de la presente investigación es plasmar aspectos generales acerca de la
intervención en enfermería en reanimación cardiopulmonar pediátrica. El enfoque metodológico de la investigación es una
revisión bibliográfico – documental. La preparación constante y la actualización y seguimiento de intervenciones basadas
en evidencia en el personal de enfermería está directamente relacionado con minimizar los retos relacionados con estos
eventos. La detección temprana de la descompensación juega un papel fundamental en la prevención de la mayor parte
de los paros cardiopulmonares en esta área. El manejo de la reanimación cardiopulmonar pediátrica se debe realizar en
base a las guías internacionales y de cada país, incluso de cada centro hospitalario, ya que están realizadas en base a la
mayor evidencia y unifica los criterios de manejo en busca de los mejores resultados.
Palabras clave: Intervención, Enfermería, Reanimación, Cardiopulmonar, Pediátrica.
ABSTRACT
Cardiorespiratory arrest constitutes one of the major medical emergencies throughout the world, therefore, also a major glob-
al health problem. In children it is a rare event, however, it has a high mortality and its prognosis is multifactorial. In this sense,
cardiopulmonary resuscitation is a set of interventions carried out when cardiorespiratory arrest is detected, which consists
of chest compression maneuvers, ventilation, as well as defibrillation and the use of drugs based on the arrest rhythm detect-
ed. Nursing staff play a fundamental role within the multidisciplinary team that manages these events, since they are closest
to the patient when performing the maneuvers. The purpose of this research is to capture general aspects about the nursing
intervention in pediatric cardiopulmonary resuscitation. The methodological approach of the research is a bibliographical -
documentary review. The constant preparation and updating and monitoring of evidence-based interventions in the nursing
staff is directly related to minimizing the challenges related to these events. Early detection of decompensation plays a criti-
cal role in preventing most cardiopulmonary arrests in this area. The management of pediatric cardiopulmonary resuscitation
must be carried out based on international guidelines and those of each country, including each hospital center, since they
are carried out based on the greatest evidence and unify the management criteria in search of the best results.
Keywords: Intervention, Nursing, Resuscitation, Cardiopulmonary, Pediatric.
RESUMO
A paragem cardiorrespiratória constitui uma das principais emergências médicas em todo o mundo, sendo, por isso,
também um importante problema de saúde global. Em crianças é um evento raro, no entanto, tem uma mortalidade el-
evada e o seu prognóstico é multifatorial. Neste sentido, a reanimação cardiopulmonar é um conjunto de intervenções
realizadas quando é detectada uma paragem cardiorrespiratória, que consiste em manobras de compressão torácica,
ventilação, bem como desfibrilhação e utilização de fármacos com base no ritmo de paragem detectado. O pessoal de
enfermagem desempenha um papel fundamental na equipa multidisciplinar que gere estes eventos, uma vez que está
mais próximo do doente no momento da realização das manobras. O objetivo desta pesquisa é captar aspectos gerais
sobre a intervenção de enfermagem na reanimação cardiopulmonar pediátrica. A abordagem metodológica da pesquisa
é uma revisão bibliográfica - documental. A constante elaboração e atualização e monitoramento das intervenções base-
adas em evidências na equipe de enfermagem está diretamente relacionada à minimização dos desafios relacionados a
esses eventos. A deteção precoce da descompensação desempenha um papel fundamental na prevenção da maioria
das paragens cardiorrespiratórias nesta área. O manejo da ressuscitação cardiopulmonar pediátrica deve ser realizado
com base nas diretrizes internacionais e de cada país, incluindo cada centro hospitalar, pois são realizadas com base nas
maiores evidências e unificam os critérios de manejo em busca dos melhores resultados.
Keywords: Intervenção, Enfermagem, Reanimação Cardiopulmonar, Pediatria.
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RECIAMUC VOL. 8 Nº 2 (2024)
Introducción
La parada cardiorrespiratoria (PCR) consti-
tuye un problema sanitario de primer orden;
es responsable de 380.000 muertes al año
en Estados Unidos y 270.000 en Europa.
Por ello, las diferentes sociedades científi-
cas han aunado esfuerzos y sus recomen-
daciones y resultados son similares en la
mayoría de los países desarrollados (1).
La PCR se define como una situación clí-
nica que cursa con interrupción brusca, in-
esperada y potencialmente reversible, de
la actividad mecánica del corazón y de la
respiración espontánea (2).
En pacientes pediátricos, la PCR suele ser
consecuencia del deterioro de las funcio-
nes respiratorias o circulatorias secundarias
a una enfermedad o accidente. Tiene una
alta mortalidad y su pronóstico es multifac-
torial (duración, causa, lugar, edad) y peor
que en los adultos, aunque circunstancias
especiales (ahogamiento en agua helada o
exposición a tóxicos) pueden mejorarlo (3).
La parada cardiorrespiratoria (PCR) en ni-
ños es un evento raro. La incidencia esti-
mada de PCR extrahospitalaria en niños es
de 8 a 20 casos por cada 100.000 niños
cada año y la de PCR hospitalaria entre 2-6
% de los niños ingresados en una unidad
de cuidados intensivos. Lamentablemen-
te la supervivencia global de la PCR sigue
siendo baja, superior al 25% en los casos
de PCR intrahospitalaria y cercana al 10%
en las ocurridas fuera del hospital. Tienen
mejor pronóstico cuando la causa es de ori-
gen respiratorio y si se inician precozmente
maniobras de reanimación cardiopulmonar
(RCP) de calidad (4).
La RCP representa un conjunto de interven-
ciones ejecutadas ante la constatación de
una parada cardiorrespiratoria. Consiste en
maniobras de compresión torácica, ventila-
ción, así como desfibrilación y el uso de fár-
macos con base en el ritmo de paro detec-
tado. Las maniobras tienen la finalidad de
preservar el flujo sanguíneo hacia el cora-
INTERVENCIÓN EN ENFERMERÍA EN REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR PEDIÁTRICA
zón y el sistema nervioso central y evitar así
daños importantes, a pesar de que el flujo
que proporcionan se encuentra muy inferior
al flujo sanguíneo que reciben estos órga-
nos en condiciones normales, aun cuando
se sigue de manera estricta las pautas re-
comendadas (5).
El personal de enfermería completará la
RCP, con unos cuidados específicos en-
focados al aumento de la supervivencia
y la disminución de las posibles secuelas
neurológicas. En este sentido, la formación
teórica y práctica de los profesionales sa-
nitarios, especialmente los de enfermería,
en las diferentes técnicas de RCP son de
suma importancia, pues éstos son los que
se encuentran más próximos al paciente en
la realización de las maniobras (6).
En consecuencia, el propósito de la presente
investigación es plasmar aspectos genera-
les acerca de la intervención en enfermería
en reanimación cardiopulmonar pediátrica.
Materiales y Métodos
Se realizó una búsqueda de información uti-
lizando diferentes bases de datos, entre las
que figuran: PubMed, Biblioteca Virtual de
la Salud (BVS), SciELO, Medigraphic, Dial-
net, ELSEVIER, Cochrane, entre otras. Don-
de se usaron descriptores tales como: “Re-
animación cardiopulmonar”, “Reanimación
cardiopulmonar + pediátrica” y “Intervención
en enfermería + reanimación cardiopulmo-
nar + pediátrica”. Para la selección de los
resultados se tuvo en cuenta el idioma, el
cual se consideró el español y el inglés, la
relevancia, así como la correlación temáti-
ca. Por último, la fecha de publicación, la
cual estuvo entre 2019 y 2024, con excep-
ción de unos pocos registros con data más
antigua pero que se consideraron vigentes
y relevantes para el presente estudio.
El material bibliográfico recolectado con-
sistió en artículos científicos, en general,
guías clínicas, e-books, ensayos clínicos,
consensos, protocolos, tesis de posgrado y
doctorado, noticias científicas, boletines y/o
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RECIAMUC VOL. 8 Nº 2 (2024)
folletos de instituciones oficiales o privadas
de reconocida trayectoria en el ámbito cien-
tificoacadémico y demás documentos e in-
formaciones, considerados de interés y con
valor de la evidencia científica a criterio del
equipo investigador.
Resultados
El profesional de enfermería ante una situa-
ción de RCP pediátrica debe ser decisivo,
conocer muy bien la temática, tener aptitud,
tener liderazgo, habilidades y destrezas que
forman parte de su bagaje profesional, ya
que es él quién está siempre al cuidado con-
tinuo del paciente; de esta manera se logrará
preservar la vida, restituir la salud, aliviar el
sufrimiento, limitar la incapacidad del pacien-
te pediátrico y de promover un cambio a los
profesionales y sistemas de salud haciendo
un marco de referencia tangible, mejorando
la calidad del rol del profesional de enferme-
ría en emergencia y salvar más vidas (7).
Las pautas sobre reanimación cardiopulmo-
nar (RCP) son establecidas por organismos
cuyo objetivo se centra en brindar recomen-
daciones sobre soporte vital básico y so-
porte vital avanzado, tanto en adultos como
en niños, basadas en revisiones de eviden-
cias científicas. La entidad encargada es
la International Liaison Committee on Res-
uscitation (ILCOR), que reúne a los repre-
sentantes más grandes de todo el mundo
como los miembros de la American Heart
Association (AHA), la European Resuscita-
tion Council (ERC), entre otros (8).
La reanimación cardiopulmonar es una
técnica crucial que puede salvar vidas, el
personal de enfermería juega un papel fun-
damental en la atención y respuesta rápida
ante estas situaciones, por lo que es esen-
cial que cuenten con un nivel adecuado de
conocimiento y habilidades. Las guías y
pautas de RCP están sujetas a cambios y
actualizaciones periódicas, por lo tanto, es
importante evaluar el nivel de conocimiento
del personal de enfermería para identificar
posibles brechas y necesidades de capa-
citación o actualización ya que de ello de-
pende garantizar la calidad y seguridad en
la atención de los pacientes (5).
Detección de la descompensación en niños
Una intervención fundamental en enferme-
ría pediátrica es reconocer los factores des-
encadenantes del paro cardíaco e interve-
nir de manera temprana para prevenirlo. Si
ocurre un paro, la supervivencia del niño y
un excelente resultado posterior al paro es-
tán vinculados con el desempeño experto
de las enfermeras en las intervenciones de
reanimación específicas para niños (9).
En este sentido, es la detección de la des-
compensación temprana resulta fundamen-
tal. Una revisión de los datos de un grupo de
trabajo de seguridad pediátrica sugiere que
el 16% de las reanimaciones pediátricas en
el hospital son resultado de no detectar la
descompensación de manera oportuna y
no intensificar la atención. Detectar la des-
compensación en forma temprana en los ni-
ños es difícil, ya que los niños a menudo no
pueden o no quieren informar sus síntomas.
Su fisiología permite un período prolonga-
do de descompensación estable antes de
que se produzca un deterioro rápido. Las
enfermeras son las principales proveedo-
ras de vigilancia continua del paciente. Las
enfermeras recopilan datos de evaluación
subjetivos y objetivos, interpretan y sinte-
tizan esos datos y luego determinan posi-
bles intervenciones y amenazas a la salud
y seguridad de sus pacientes. Por lo tanto,
no es sorprendente que los esfuerzos para
detectar la descompensación en los niños
lo antes posible se centren en la vigilancia y
la evaluación de enfermería (10).
Existen herramientas y desencadenantes de
alerta temprana estandarizados, como el Ín-
dice de alerta temprana pediátrica (PEWS)
y sus variantes, y el Índice de Rothman (RI)
u otros algoritmos de predicción para ayu-
dar a las enfermeras y otros cuidadores a
identificar a los pacientes que comienzan
a mostrar signos de descompensación. Si
bien el PEWS requiere una evaluación acti-
va y el ingreso de una puntuación por parte
GARCÍA VEGA, J. B., CHACHA UTO, D. G., QUIZANGA MALDONADO, C. J., & HEREDIA IZA, M. M.
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de la enfermera y el RI utiliza datos de en-
fermería ingresados en el Registro Médico
Electrónico (EMR) para generar su puntua-
ción, el objetivo de ambas herramientas es
traducir los datos subjetivos y objetivos de
la evaluación de enfermería en un núme-
ro que sea significativo para el equipo de
atención e inspire la acción (ver Tabla 1) (9).
Tabla 1. Estadiaje de Carcinoma de Merkel
Nota: “PEWS” hace referencia a la puntuación PEWS “original” y sus variantes validadas,
como CHEWS, CCHEWS, etc.
Fuente: Tomado de “Reanimación Pediátrica” por Bettencourt et al., (2021) (9).
Trubey et al, (2019) en una revisión siste-
mática acerca de la validez y eficacia de
los sistemas de alerta temprana pediátri-
cos y herramientas de seguimiento y acti-
vación para identificar y reducir el deterioro
clínico en niños hospitalizados, sugiere en
general que son muy buenos para prede-
cir transferencias de pacientes a la unidad
de cuidados intensivos, pero que a menu-
do sobreestiman la descompensación del
niño, lo que puede conducir a transferen-
cias inapropiadas y fatiga de alarmas. Otro
problema potencial con las herramientas de
puntuación es que las enfermeras no pun-
túan al mismo paciente de la misma manera
de manera consistente. La mayoría de los
estudios de la capacidad de estas herra-
mientas para disminuir eficazmente la mor-
talidad o los eventos de paro cardiorrespira-
torio tienen preocupaciones metodológicas,
lo que limita su capacidad para demostrar
beneficios. La evidencia sugiere que estos
INTERVENCIÓN EN ENFERMERÍA EN REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR PEDIÁTRICA
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RECIAMUC VOL. 8 Nº 2 (2024)
desencadenantes y herramientas son adi-
ciones apropiadas y basadas en evidencia
a un plan integral de vigilancia de enferme-
ría que se centra en identificar los signos
y síntomas de descompensación clínica en
niños lo antes posible (11).
El reconocimiento y la respuesta oportunos
a la descompensación pediátrica son vi-
tales para mejorar los resultados del paro
cardíaco. Un enfoque estandarizado para
la evaluación e intervención rápidas es un
componente esencial de la mayoría de los
cursos formales de soporte vital, como el
Soporte Vital Avanzado Pediátrico (PALS)
de la Asociación Estadounidense del Cora-
zón (AHA). A lo largo del proceso de eva-
luación, cuando se identifica un problema
potencialmente mortal, se inician de inme-
diato las intervenciones adecuadas (9).
Resucitación cardiopulmonar (RCP) de alta
calidad y desbrilación rápida
La RCP de alta calidad se considera como la
piedra angular de la reanimación pediátrica.
En este sentido, las directrices actuales de
la Asociación Americana del Corazón des-
tacan la importancia de reconocer rápida-
mente el paro cardíaco, iniciar de inmediato
compresiones torácicas de alta calidad y ad-
ministrar ventilaciones efectivas. En pacien-
tes pediátricos, esto implica compresiones
que sean de 1/3 de la profundidad antero-
posterior del tórax, a una velocidad de 100
a 120 compresiones por minuto y permitir
una buena recuperación del tórax. Cuando
se realiza la reanimación cardiopulmonar sin
un dispositivo avanzado para la vía aérea,
la relación entre compresiones y ventilacio-
nes para pacientes pediátricos es de 30:2
para un solo reanimador y de 15:2 cuando
hay varios reanimadores presentes. Cuando
se realiza la reanimación cardiopulmonar en
bebés y niños con un dispositivo avanzado
para la vía aérea, se debe administrar una
respiración cada 2 a 3 segundos mientras
se proporcionan compresiones continuas.
Cuando se proporcionan respiraciones, los
médicos deben evitar la ventilación excesiva
y el volumen de ventilación no debe producir
más que una elevación visible del tórax (12).
Es importante considerar además que du-
rante las compresiones torácicas en lactan-
tes y niños (menores de la pubertad o < 55
kg), el tórax debe descender un tercio del
diámetro anteroposterior, es decir, unos 4 a
5 cm. En adolescentes o niños > 55 kg, la
profundidad de compresión recomendada
es la misma que en los adultos, es decir, 5 a
6 cm. Igualmente, el método de compresión
torácica también es diferente en los bebés
y los niños (ver Figura 1). La frecuencia de
compresión en los bebés y los niños es si-
milar a la de los adultos: entre 100 y 120
compresiones por minuto (13).
GARCÍA VEGA, J. B., CHACHA UTO, D. G., QUIZANGA MALDONADO, C. J., & HEREDIA IZA, M. M.
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RECIAMUC VOL. 8 Nº 2 (2024)
Figura 1. Compresión torácica en lactantes y niños. A: Cuando hay dos reanimadores pre-
sentes, se prefiere colocar los pulgares uno al lado del otro para las compresiones torácicas
en el caso de los neonatos y los bebés pequeños cuyo pecho se puede rodear. Los pulga-
res deben superponerse si se utilizan en neonatos muy pequeños. B: Los reanimadores que
trabajan solos pueden utilizar dos dedos para realizar compresiones en bebés. Los dedos
deben mantenerse en posición vertical durante la compresión. En el caso de los neonatos,
esta técnica da como resultado una posición demasiado baja, es decir, a la altura del apén-
dice xifoides o por debajo de él; la posición correcta es justo debajo de la línea del pezón.
C: Posición de la mano para la compresión torácica de un niño
Fuente: Adaptado de Asociación Americana del Corazón: Estándares y pautas para la
RCP. Journal of the American Medical Association por Schlesinger, (2023) (13).
La fibrilación ventricular (FV) y la taquicar-
dia ventricular (TV) sin pulso se producen
en aproximadamente el 15 al 20% de los
paros cardíacos pediátricos. La vasopre-
sinano está indicada. Cuando se utiliza la
desfibrilación, la dosis de energía absolu-
ta es menor que la de los adultos; la forma
de onda puede ser bifásica (preferida) o
monofásica. Para cualquiera de las formas
de onda, la dosis de energía recomendada
es de 2 julios/kg para la primera descarga,
aumentando a 4 julios/kg para los intentos
posteriores (si es necesario; consulte des-
fibrilación en adultos). La dosis máxima
recomendada es de 10 julios/kg o la dosis
máxima para adultos (200 julios para un
desfibrilador bifásico y 360 julios para un
desfibrilador monofásico). Los desfibrilado-
res externos automáticos (DEA) con cables
para adultos se pueden utilizar en niños,
pero se prefiere un DEA con cables pediátri-
cos (descarga bifásica máxima de 50 julios)
para pacientes pediátricos de hasta 8 años
de edad. Las pautas actuales recomiendan
la desfibrilación manual si es posible para
pacientes pediátricos, pero se puede utili-
INTERVENCIÓN EN ENFERMERÍA EN REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR PEDIÁTRICA
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zar un DEA (con o sin cables pediátricos)
si no se dispone de un desfibrilador manual
de inmediato (13).
Monitoreo fisiológico y de calidad durante
la RCP: aunque no es obligatorio, cuando
estén disponibles, el equipo puede utilizar
modalidades de monitoreo adicionales para
evaluar la calidad de la RCP. El monitoreo
de la presión arterial puede ser beneficioso
para evaluar las presiones arteriales alcan-
zadas durante la reanimación. El monitoreo
del dióxido de carbono al final de la espi-
ración también puede indicar la efectividad
de la RCP y el retorno de la circulación es-
pontánea (ROSC). Los dispositivos de re-
troalimentación de la RCP también pueden
mejorar la calidad de las compresiones rea-
lizadas (12).
Vías respiratorias
La intervención del personal de enfermería
en el reconocimiento y el tratamiento rápi-
dos de la dificultad respiratoria en los niños
son esenciales, ya que la dificultad respi-
ratoria puede provocar un paro respiratorio
que, si no se trata, puede provocar un paro
cardíaco. Las intervenciones para controlar
la dificultad respiratoria incluyen principios
generales para garantizar una vía aérea
permeable y administrar oxígeno según sea
necesario. Las enfermeras pueden lograr
esto reposicionando, aspirando o adminis-
trando oxígeno suplementario a través de
una cánula nasal o una mascarilla facial.
Cuando se identifica la causa de la dificul-
tad respiratoria (asma, neumonía o crup,
por ejemplo), los niños requerirán interven-
ciones específicas según la naturaleza y la
gravedad de los síntomas clínicos (9).
Las recomendaciones y líneas de desarrollo
en reanimación cardiopulmonar pediátrica
en España de la Asociación Española de
Pediatría indican, en caso de soporte vital
avanzado pediátrico, de ser posible, que
dos reanimadores deben abrir la vía aérea
manualmente y administrar ventilación con
bolsa-válvula-mascarilla para asegurar una
ventilación adecuada. En caso de intuba-
ción con un tubo endotraqueal con balón,
mantener la presión del balón por debajo
de 20–25 cmH2O (14).
Shock pediátrico
La identificación y el tratamiento rápidos
del shock pediátrico son una prioridad,
ya que el shock no tratado puede progre-
sar a un paro cardíaco. El shock se define
como un estado fisiológico caracterizado
por una perfusión tisular inadecuada para
satisfacer la demanda metabólica y la oxi-
genación tisular. Los estados de shock se
pueden clasificar por tipo de shock, inclui-
dos el hipovolémico, el cardiogénico, el
distributivo y el obstructivo. El tipo más co-
mún de shock pediátrico es el hipovolémi-
co, incluido el shock debido a hemorragia.
El shock hipovolémico se produce debido
a la disminución del volumen intravascular.
Esto puede deberse a pérdidas de líquidos
por vómitos y diarrea, quemaduras, hemo-
rragia o ingesta inadecuada de líquidos. El
shock cardiogénico es el resultado de una
disfunción miocárdica y puede ser causado
por cardiopatía congénita, miocardiopatía,
miocarditis o arritmia. El shock distributivo
se produce en estados que resultan en una
disminución de la resistencia vascular sisté-
mica que conduce a un flujo sanguíneo in-
adecuado. El shock séptico, el shock anafi-
láctico y el shock neurogénico son ejemplos
de shock distributivo. El shock obstructivo
se refiere a las condiciones que alteran el
flujo de la sangre hacia o desde el corazón,
lo que resulta en una disminución del gas-
to cardíaco. El taponamiento pericárdico, el
neumotórax a tensión y la embolia pulmonar
son ejemplos de shock obstructivo. Pueden
ocurrir múltiples tipos de shock al mismo
tiempo y es importante identificar el tipo de
shock para dirigir el tratamiento (12).
Acceso vascular
El acceso vascular es fundamental para la
administración de medicamentos y líquidos
intravenosos durante la descompensación
pediátrica. El acceso vascular pediátrico
puede ser un desafío, especialmente en el
GARCÍA VEGA, J. B., CHACHA UTO, D. G., QUIZANGA MALDONADO, C. J., & HEREDIA IZA, M. M.
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RECIAMUC VOL. 8 Nº 2 (2024)
contexto de un paro cardíaco o una perfusión
alterada. Cuando el equipo no puede obte-
ner rápidamente un acceso intravenoso, la
canulación intraósea (IO) puede ser un mé-
todo de acceso vascular seguro y confiable
en niños y bebés. Cuando se colocan correc-
tamente, los catéteres IO pueden administrar
líquidos intravenosos, productos sanguíneos
y medicamentos. En ciertas circunstancias,
como un paro cardíaco, la IO puede ser el
acceso vascular inicial que se intente (9).
Equipamiento, medio ambiente y fármacos
El tamaño del equipo, la dosis del fármaco
y los parámetros de RCP varían con la edad
y el peso del paciente (consulte las tablas
Técnicas de RCP para profesionales de la
salud, Medicamentos para la reanimación
en lactantes y niños y Guía para la reanima-
ción pediátrica). El equipo de tamaño varia-
ble incluye palas de desfibrilador o almoha-
dillas de electrodos, máscaras, bolsas de
ventilación, vías respiratorias, hojas de larin-
goscopio, tubos endotraqueales y catéteres
de succión. El peso debe medirse en lugar
de adivinarse; alternativamente, se pueden
usar cintas métricas disponibles comer-
cialmente que están calibradas para leer el
peso estándar del paciente en función de la
longitud corporal. Algunas cintas están im-
presas con la dosis del fármaco recomenda-
da y el tamaño del equipo para cada peso.
Las dosis deben redondearse hacia abajo;
p. ej., un niño de 2 años y medio debe recibir
la dosis para un niño de 2 años (13).
En cuanto al manejo de fármacos y suminis-
tros por parte del personal de enfermería se
requiere, en los lugares donde se atiende
a pacientes pediátricos, la preparación de
un carro de suministros de emergencia bien
organizado con equipo específico para pe-
diatría y guías de dosificación de medica-
mentos. Los suministros deben estar dis-
ponibles en tamaños que se adapten a los
pacientes pediátricos tratados en esa área.
Los médicos pueden usar sistemas de codi-
ficación basados en colores para garantizar
que se cuente con el equipo adecuado y
la dosificación correcta de los medicamen-
tos según el peso del paciente. Durante la
reanimación pediátrica, la administración
precisa de medicamentos es una habilidad
fundamental que puede dar lugar a erro-
res debido al alto estrés y la necesidad de
realizar cálculos basados en el peso en la
población pediátrica. Las concentraciones
estandarizadas y los sistemas de dosifica-
ción de medicamentos que minimizan los
cálculos pueden reducir la probabilidad de
errores de medicación (15).
Asimismo, es importante destacar que la
elección del fármaco varía según las cir-
cunstancias, no obstante, después de una
adecuada oxigenación y ventilación, la epi-
nefrina es el fármaco de elección y debe
administrarse lo antes posible después de
establecer un acceso intravenoso (IV) o in-
traóseo (IO). La dosis de epinefrina es de
0,01 mg/kg IV, que puede repetirse cada 3
a 5 minutos. Las pautas actuales recomien-
dan la colocación inmediata de un acceso
intraóseo y la administración de epinefrina
para ritmos no desfibrilables, ya que la evi-
dencia reciente indica que la restauración de
la circulación espontánea (ROSC) y la tasa
de supervivencia en niños se correlacionan
con la velocidad a la que se recibe la primera
dosis de epinefrina. Se puede administrar un
bolo intravenoso de 5 mg/kg de amiodarona
si la desfibrilación no tiene éxito después de
la epinefrina. Se puede repetir hasta 2 veces
en caso de fibrilación ventricular refractaria
(FV) o taquicardia ventricular sin pulso. (TV)
sin pulso. Si no se dispone de amiodarona,
se puede administrar lidocaína en una dosis
de carga de 1 mg/kg IV seguida de una in-
fusión de mantenimiento de 20 a 50 mcg/kg/
min. Ni la amiodarona ni la lidocaína han de-
mostrado mejorar la supervivencia hasta el
alta hospitalaria (13).
Resucitación cardiopulmonar extracorpórea
(ECPR)
La reanimación cardiopulmonar extracorpó-
rea (ECPR) se define como el despliegue
rápido de la oxigenación por membrana ex-
INTERVENCIÓN EN ENFERMERÍA EN REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR PEDIÁTRICA
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tracorpórea veno arterial (RCME) para pa-
cientes que no logran una recuperación de
la circulación espontánea sostenida. Es una
terapia compleja, multidisciplinaria y que
requiere muchos recursos, que tradicional-
mente se ha limitado a grandes centros mé-
dicos pediátricos con proveedores que tie-
nen experiencia en el tratamiento de niños
con enfermedades cardíacas (12).
Las recomendaciones actuales de la AHA
establecen que la ECPR puede conside-
rarse para pacientes pediátricos con diag-
nósticos cardíacos que tienen paro cardía-
co intrahospitalario posoperatorio (IHCA)
en entornos con protocolos, experiencia y
equipos de ECMO existentes. No hay evi-
dencia suficiente para sugerir a favor o en
contra del uso de la ECPR para pacientes
pediátricos que experimentan un paro car-
díaco extrahospitalario (OHCA) o pacientes
pediátricos con enfermedad no cardíaca
que experimentan IHCA refractaria a la RCP
convencional (9).
Trabajo en equipo
La reanimación pediátrica requiere un equi-
po multidisciplinario de proveedores que
trabajen juntos para lograr resultados ópti-
mos de manera eficaz. El líder del equipo
y todos los miembros del equipo deben es-
tablecer roles y responsabilidades claros,
ser conscientes de las limitaciones, ofrecer
intervenciones constructivas y compartir in-
formación. Las técnicas de comunicación,
como la comunicación de circuito cerrado,
hablar con claridad y calma y mostrar res-
peto mutuo, deben demostrarse durante la
reanimación pediátrica (16).
Cese de la reanimación
La decisión de terminar el esfuerzo de reani-
mación del equipo para un niño es a menu-
do complicada y desafiante. Se consideran
muchos factores en la decisión de terminar
la reanimación. Estos pueden incluir fac-
tores médicos, como la duración del paro
cardíaco, la mecánica de la reanimación, la
causa del paro cardíaco, el pronóstico del
paciente o consideraciones no médicas,
como factores relacionados con los padres
o creencias del proveedor. En los niños, no
existen pautas concretas sobre cuándo ter-
minar los esfuerzos de reanimación, lo que
puede generar mayor incertidumbre y an-
gustia para los proveedores involucrados
en la reanimación (9).
Presencia familiar
Diversos estudios se han centrado en las
perspectivas de los familiares que estu-
vieron presentes durante los esfuerzos de
reanimación. Según los fundamentos de
sugieren resultados psicológicos positivos
(p. ej., menos depresión, ansiedad, tras-
torno de estrés postraumático y dificultad
con el proceso de duelo). Los familiares y
los pacientes prefieren la presencia familiar
durante la reanimación. Las percepciones
de los médicos sugieren que la presencia
familiar tiene más ventajas que desventajas.
En caso de muerte, la presencia de la fami-
lia puede brindar la seguridad de que se hi-
cieron todos los esfuerzos razonables para
resucitar al paciente, lo que puede conducir
a una forma más eficaz de afrontar el resul-
tado. Con base en estos datos, cuando sea
factible, se puede recomendar la presencia
de la familia durante la reanimación si se
produce un paro cardiopulmonar en un área
de procedimiento si hay persona designa-
da del equipo de reanimación para brindar
apoyo durante ese momento (17).
En el caso de reanimación cardiopulmonar
pediátrica, las investigaciones actuales tam-
bién respaldan la opción de que las familias
estén presentes junto a la cama durante el
procedimiento. La Academia Americana
de Pediatría, el Colegio Estadounidense de
Médicos de Emergencia, la Asociación Es-
tadounidense de Enfermeras de Cuidados
Críticos y la Asociación de Enfermeras de
Emergencia actualmente respaldan la pre-
sencia familiar durante la reanimación. En
la reanimación pediátrica, los beneficios de
la presencia familiar pueden incluir comodi-
dad para el paciente, mayor satisfacción de
GARCÍA VEGA, J. B., CHACHA UTO, D. G., QUIZANGA MALDONADO, C. J., & HEREDIA IZA, M. M.
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los padres, mayor sentido de control de los
padres y mejor afrontamiento y aceptación
de la muerte (9).
En este caso, se debe asignar el papel de
facilitador a un miembro del personal que
no esté directamente involucrado en las ta-
reas de reanimación. El facilitador debe per-
manecer con la familia y actuar como enla-
ce entre la familia y el equipo de atención
médica. Todos los miembros del equipo de
atención médica deben saber que la fami-
lia está presente y deben recibir actualiza-
ciones periódicas sobre las intervenciones
y la atención en curso. Cualquier compor-
tamiento que sea disruptivo u obstruya la
atención puede justificar la retirada del área
clínica. Las familias también deben tener la
opción de abandonar la cama y regresar
cuando sea necesario (18).
Post reanimación
Esta etapa necesita un enfoque multidisci-
plinario coordinado en el que las enferme-
ras desempeñan un papel crucial, prestan-
do especial atención a la oxigenación y la
ventilación, la hemodinámica, el control de
la temperatura y las convulsiones, y el ma-
nejo de la glucosa y los electrolitos (9).
Tras la recuperación de la circulación espon-
tánea (RCE), los cuidados postresucitación
serán de carácter multidisciplinar y coordi-
nados para intentar lograr una recuperación
neurológica completa, evitando factores con-
siderados de mal pronóstico, manteniendo:
Sedación y analgesia.
TArt sistólica >P5 para edad, evitando
hipotensión.
PaO2 normal y una normocapnia adap-
tándose a cada paciente.
Control estricto de la temperatura inten-
tando normotermia o hipotermia leve, y
evitando la hipertermia (>37,5 °C) y la
hipotermia profunda (a (<32 °C).
Monitorizando niveles de glucosa, evi-
tando hiper- e hipoglucemias (3).
Más específicamente, las actualizaciones
2019 de la AHA recomiendan:
Ventilación: recomendamos mantener
normo- oxigenación y normo-ventila-
ción. Los objetivos recomendados son
SpO2 entre 94 y 98%, y PaCO2 de 35-
45 mmHg, con la ayuda de capnogra-
fía continua. Mientras el paciente se en-
cuentre en ventilación mecánica (VM),
recomendamos usar una estrategia pro-
tectora: FIO2 < 0,6, presión de meseta <
30 cmH2O y presión sobre PEEP menor
a 16 cmH2O.
Circulación: recomendamos implemen-
tar una monitorización hemodinámica
invasiva con los objetivos de alcanzar
euvolemia, normotensión, gasto cardia-
co adecuado y transporte de oxígeno
óptimo a los tejidos. Debe vigilarse la
perfusión distal, la diuresis, la presencia
de arritmias, la corrección de la acidosis
y el aclaramiento de lactato. La hemog-
lobina podría mantenerse cercana a 10
g/ dL para optimizar el contenido arterial
de oxígeno.
Manejo neurológico: recomendamos el
control de convulsiones idealmente con
la implementación de EEG continuo. La
analgesia sedación debe considerarse
en niños en VM mecánica o para el con-
trol de los escalofríos. Para no interferir
con el examen neurológico, debe se-
leccionarse medicación con efecto de
corta duración. Recomendamos reali-
zar un EEG en forma precoz y, de ser
posible, mantener una monitorización
EEG continua. Los fluidos intravenosos
deben ser isotónicos y el objetivo de
natremia es alrededor de 145 mEq/L.
La glicemia puede mantenerse en ran-
gos de 80-180 mg/dL.
Control térmico: recomendamos un
control estricto de la temperatura (nor-
motermia activa) o el uso de hipotermia
controlada mientras se mantiene la ho-
meostasis metabólica.
INTERVENCIÓN EN ENFERMERÍA EN REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR PEDIÁTRICA
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Pronóstico: la evaluación del pronóstico
requiere un seguimiento clínico frecuente
tomando en consideración el tiempo des-
de el PC, uso de medicación, y uso de
hipotermia controlada. Recomendamos
que la evaluación del pronóstico se reali-
ce mediante la participación de un equi-
po multidisciplinario. La evaluación del
pronóstico, diagnóstico de muerte ence-
fálica y decisiones para pasar a cuidados
de final de la vida deben tener en cuenta
la legislación propia de cada país (12).
Conclusión
El personal de enfermería desempeña un
papel fundamental en la reanimación car-
diopulmonar pediátrica. En consecuencia,
la preparación constante y la actualización
y seguimiento de intervenciones basadas
en evidencia les permite a estos profesio-
nales minimizar las complicaciones relacio-
nadas con estos eventos.
Indiscutiblemente, en los últimos años el pro-
cedimiento de reanimación cardiopulmonar
pediátrica ha mejorado considerablemente,
probablemente gracias a investigaciones
que han permitido mejorar los métodos de
capacitación del personal relacionado con
el mismo, de la calidad de la RCP, así como
de la importante etapa post reanimación.
La detección temprana de la descompen-
sación juega un papel fundamental en la
prevención de la mayor parte de los paros
cardiopulmonares en esta área. El manejo
de la reanimación cardiopulmonar pediá-
trica se debe realizar en base a las guías
internacionales y de cada país, incluso de
cada centro hospitalario, ya que están rea-
lizadas en base a la mayor evidencia y uni-
fica los criterios de manejo en busca de los
mejores resultados.
Los cuidados de enfermería post reanima-
ción también son fundamentales y deben
vigilar la oxigenación y la ventilación, el
apoyo a la hemodinámica, el control de la
temperatura y las convulsiones y el manejo
de los electrolitos.
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CITAR ESTE ARTICULO:
García Vega, J. B., Chacha Uto, D. G., Quizanga Maldonado, C. J., & Here-
dia Iza, M. M. (2024). Intervención en enfermería en reanimación cardiopul-
monar pediátrica. RECIAMUC, 8(2), 595-607. https://doi.org/10.26820/re-
ciamuc/8.(2).abril.2024.595-607
INTERVENCIÓN EN ENFERMERÍA EN REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR PEDIÁTRICA