
1008 RECIAmUC VOL. 8 Nº 1 (2024)
Resultados
La condición de “sujetos” de derechos.
Una perspectiva desde la teoría de biopo-
der de Foucault
La infancia es una categoría relacional en
la que se pone en juego el poder; relación
que se devela históricamente en las prácti-
cas (discursivas o no) y en las luchas que
la atraviesan. La infancia no es un sujeto a
priori o un sujeto jurídico abstracto formal,
sino una construcción histórica y relacional
(Arias Vanegas, 2017).
En el marco del pensamiento foucaultia-
no (Foucault, 1974), el individuo moderno
no es el sujeto instalado de una vez para
siempre, no es un sujeto soberano al que
se le atribuyen derechos. Un sujeto supues-
tamente autónomo, libre y singular. Por el
contrario, Foucault afirma que se trata de un
sujeto atravesado por influencias sociales,
políticas, culturales, históricamente deter-
minadas. Es un sujeto producido y sujetado
al orden dominador, por lo tanto, son ne-
cesarias las operaciones de subjetivación
que transforman a los seres humanos en
sujetos. En esas operaciones entra, en un
primer momento, la sociedad disciplinaria:
la sociedad de los instrumentos de castigo,
de la policía y de las instituciones de encie-
rro como los asilos, orfanatos, hospicios y
las cárceles; estas últimas como espacios
obligados para resolver los derechos de las
madres judicializadas, lo que priva a los ni-
ños del entorno familiar básico para su de-
sarrollo (Arias Vanegas, 2017).
¿Qué es entonces ser sujetos de derechos?
Ser sujeto es estar sujetado a la sociedad,
entendiendo que esta se transforma por las
fuerzas de poder del momento. Tendríamos
que resignificar, en términos de la forma-
ción, la capacidad del sujeto para emanci-
parse; es decir, a un ciudadano, desde la
definición ético política, un sujeto con capa-
cidad de decidir, tomar parte, hacer escu-
char su voz en igualdad de reconocimiento,
donde todos somos pares, con capacidad
de participar, donde las relaciones sean si-
métricas porque el otro es el reflejo de mi yo.
Para ello, es necesario eliminar del lenguaje
la relación dicotómica y antagónica, una mi-
rada política del sujeto donde no haya me-
nores ni mayores, superiores o inferiores,
débiles o fuertes. La infancia y la adultez
son estados del ser humano, no son condi-
ciones de dignidad o reconocimiento limi-
tadas por estados de incompletud; el niño
o la niña son seres completos, dignos, son
ciudadanos partícipes desde su condición
de ciudadanía, su voz debe ser escuchada
como se escucha la voz del adulto. Es recu-
rrente, sin embargo, la pregunta del adulto
cuando de derechos de los niños se habla,
y ¿dónde están los deberes? Este ejercicio
requiere asegurar que, sin derechos, no hay
deberes y, por otra parte, no se le restituye
a nadie los derechos que nunca ha tenido,
una ruta de restitución de derechos a una
infancia que nunca los ha tenido, no se pier-
de lo que no ha tenido, ni le devuelven lo
que nunca perdió, simplemente no lo tuvo
(Arias Vanegas, 2017).
El campo de los nuevos estudios socia-
les de la infancia
Desde hace poco tiempo, ha empezado a
reconocerse un campo definido como los
nuevos estudios sociales de la infancia, sur-
gido inicialmente como nueva antropología
o nueva sociología de la infancia, pero luego
entendido como un ámbito interdisciplinario
al que se ha incorporado la historia, la geo-
grafía, la literatura, la psicología, el trabajo
social, las ciencias jurídicas y otras discipli-
nas. Este campo se configuró como tal en
el mundo europeo, pero también existe en
América Latina, aún cuando no ha habido
una autodefinición tan explícita de los auto-
res que participan de estas miradas emer-
gentes. En el marco de los nuevos estudios
sociales, la infancia se ha perfilado como
un tema específico de estudio. Lo que se ha
denominado como la autonomía conceptual
de la infancia implica pensar ésta como un
objeto de estudio por derecho propio y no
como un componente secundario de otros
ámbitos, como el familiar, educacional, la
INTRIAGO ARTEAGA, J. P., NOÉ SANTANA, M. L., RUIZ PINTO, J. E., & GONZÁLEZ MÁRQUEZ, J. D.