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RECIMAUC VOL. 8 Nº 1 (2024)
Introducción
Según estudios realizados en varios paí-
ses latinoamericanos como Ecuador y mu-
chos otros de la región, donde los hogares
tienden a percibir ingresos principalmente
medianos o bajos, la manifestación de des-
igualdad en salud es una realidad con la que
se coexiste y que además se ve influenciada
particularmente por determinantes sociales.
Para lograr el desarrollo sostenible de un
país entonces, es importante realizar esfuer-
zos en reducir la desigualdad e inequidad
socioeconómica y de salud. Los países de
Latinoamérica son caracterizados por ser
unos de los más desiguales y precisamente
estas desigualdades son un obstáculo para
lograr el desarrollo sostenible (1).
El término desigualdad en salud se refiere a
las diferencias observables en salud entre
dos o más grupos socialmente determina-
dos; el término inequidad hace referencia
a un tipo específico de desigualdad que
denota una diferencia injusta en la salud en
el sentido que es arbitraria, innecesaria y
evitable. Medir las desigualdades sociales
en salud permite evidenciar las diferencias
injustas que existen en salud, y son, por lo
tanto, la primera acción necesaria para di-
señar estrategias que permitan reducir las
brechas existentes entre los grupos más
favorecidos y los menos favorecidos. La
Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible
plantea el compromiso de garantizar que
nadie se quede atrás, es decir, fortalece el
concepto de equidad (2).
Los indicadores de salud materna, perinatal e
infantil reflejan el desarrollo económico, cultu-
ral, social y sanitario de un país. En el mundo
mueren actualmente 585.000 mujeres cada
año, algo más de una por minuto, por com-
plicaciones del embarazo y parto (hemorra-
gia, infecciones, hipertensión arterial, aborto
y problemas del trabajo de parto), 99% de
esas muertes ocurren en los países en desa-
rrollo. Es así que mientras en Norteamérica
mueren 11 mujeres por cien mil nacidos vi-
vos, en África mueren casi 900 por cien mil.
AGUSTO ÁLVAREZ, M. J., ARGÜELLO SANTACRUZ, M. A., CEDEÑO CEDEÑO, S. E., DUEÑAS DE LA TORRE, J. E.,
PADILLA NARANJO, C. L., VALERO PEÑAFIEL, P. S., AGUSTO ÁLVAREZ, M. E., & OCHOA BUSTAMANTE, J. P.
Salud de la mujer es un concepto multidi-
mensional que incluye aspectos sociocultu-
rales, psicológicos, biológicos y espirituales.
Estos factores contribuyen a generar inequi-
dades en la salud de la población general y
de las mujeres en particular. Algunos de los
mayores problemas de salud que enfrentan
las mujeres en América Latina y la región
del Caribe están relacionados con la mater-
nidad. La salud materna comprende todos
los aspectos de la salud de la mujer durante
el embarazo, parto y posparto. Aunque la
maternidad es a menudo una experiencia
positiva, para muchas mujeres es sinónimo
de sufrimiento, enfermedad e incluso de
muerte. Pese a los avances en salud mater-
na en la región, se estima que alrededor de
9.300 mujeres murieron, en América Latina
y el Caribe, por causas relacionadas con la
maternidad en el año 2013 y ninguno de los
países alcanzó la meta de los objetivos del
milenio correspondiente a reducir un 75%
la mortalidad materna. Las complicaciones
más comunes que se encuentran directa-
mente relacionadas y son responsables de
más del 70% de las muertes maternas son:
hemorragias, infecciones, abortos, eclamp-
sia y parto obstruido (3).
La salud materna desde los enfoques fami-
liar comunitario e intercultural transforma a
la comunidad en un espacio protector que
incrementa las libertades y capacidades bá-
sicas para el desarrollo humano de las mu-
jeres, verificables en el Índice de Desarrollo
Humano (IDH) e indicadores de salud, las
cuales dan cuenta de las variaciones po-
sitivas o negativas del desarrollo humano,
como, por ejemplo, el aumento de los partos
atendidos por un profesional de salud, rela-
cionada con la oferta de las diferentes op-
ciones para el parto a todas las mujeres em-
barazadas, independientemente de su auto
identificación étnica, aumentando demanda
en los servicios adaptados para el parto, y
conservando practicas ancestrales para el
desarrollo ya que “entender la otredad signi-
fica hablar de la identidad y dinámica en las
prácticas modernas del desarrollo” (4).