DOI: 10.26820/reciamuc/8.(1).ene.2024.196-206
URL: https://reciamuc.com/index.php/RECIAMUC/article/view/1262
EDITORIAL: Saberes del Conocimiento
REVISTA: RECIAMUC
ISSN: 2588-0748
TIPO DE INVESTIGACIÓN: Artículo de revisión
CÓDIGO UNESCO: 57 Lingüística
PAGINAS: 196-206
Primer acercamiento lingüístico al español americano y cu-
bano. El diccionario de Esteban Pichardo y Tapia
First linguistic approach to american and cuban spanish.
The Pichardos' dictionary
Primeira abordagem linguística do espanhol americano e cubano. O di-
cionário de Esteban Pichardo y Tapia
Irina Bidot Martínez
1
; Nelly Rumiguano
2
; Rosa Aguilar Pazos
3
RECIBIDO: 10/10/2023 ACEPTADO: 23/11/2023 PUBLICADO: 08/02/2024
1. Universidad de Oriente; Santiago de Cuba, Cuba; bidot@uo.edu.cu; https://orcid.org/0000-0001-8653-9178
2. Magíster en Contabilidad y Finanzas; Ingeniera en Contabilidad y Auditoría C P; Universidad de Bolívar; Guaranda,
Ecuador; cristina.rumiguano@ueb.edu.ecc; https://orcid.org/0009-0003-2044-686X
3. Máster en Estudios Cubanos y del Caribe; Licenciada en Letras; Universidad de Bolívar; Guaranda, Ecuador; raguilar@
ueb.edu.ec; https://orcid.org/0009-0006-9068-1445
CORRESPONDENCIA
Irina Bidot Martínez
bidot@uo.edu.cu
Santiago de Cuba, Cuba
© RECIAMUC; Editorial Saberes del Conocimiento, 2024
RESUMEN
A partir del siglo XIX, con el advenimiento de las repúblicas independientes comienzan a aparecer estudios y aportes en
torno a las variantes americanas de la lengua española. Corresponde a Cuba el honor de gestar la primera obra dedica-
da por entero al tema de los americanismos del español y a las diferencias entre el español peninsular y sus variantes
en las colonias que comenzaban a independizarse. El Diccionario provincial casi razonado de voces cubanas, fruto de
la dedicación de Esteban Pichardo y Tapia salió a la luz en la temprana fecha de 1836 y constituye uno de los hechos
más relevantes, en la historia de la lingüística en Cuba y América. En este trabajo se realiza una descripción general del
Diccionario de Pichardo y se establecen los puntos más significativos que permiten caracterizar nuestra variante
nacional de lengua. En ese sentido destaca la división de la Isla, según su observación personal, en dos zonas lingüís-
ticas (oriental y occidental), las cuales aún se mantienen como las zonas dialectales con mayor diferenciación entre sí.
Desde el punto de vista de la pronunciación, Pichardo hizo alusión fundamentalmente a la realización de ciertos sonidos
por parte de los cubanos como: la aspiración de la h, el seseo, el yeísmo, la pronunciación idéntica de v y b, el trueque de
r y l. La determinación desde el siglo XIX de muchos de estos elementos y otros abordados en este trabajo da muestras
de la existencia de una conciencia lingüística ya enraizada de una variante nacional de lengua con diferenciaciones con
relación a los españoles.
Palabras clave: Diccionario, Español Americano, Esteban Pichardo, Variante Cubana de la Lengua.
ABSTRACT
Despite this, the integration of AI in higher education seems to bring enormous benefits for transformative teaching. For
example, one study found that AI can not only help teachers and students create courses tailored to their needs, but can
also provide feedback to both about the success of the course as a whole. This research is framed within a documentary
bibliographic methodology. Since it is a systematized process of collection, selection, evaluation and analysis of infor-
mation, which has been obtained through electronic means in different repositories and search engines such as Google
Academic, Science Direct, Pubmed, among others, using the different Boolean operators for them. and that will serve as a
documentary source for the topic raised above. It is well known that the multiple functions that can help the teacher when
using the different applications depending on their objectives through artificial intelligence, virtual assistants can help the
teacher prepare a class, organize notes, correct exams, homework, among others, that is, to lighten the teacher's admin-
istrative process. Understanding that no technology can replace the human being in key functions, only a support to make
the human being better and more productive.
Keywords: Dictionary, American Spanish, Esteban Pichardo, Cuban Variant of the Language.
RESUMO
Apesar disso, a integração da IA no ensino superior parece trazer enormes benefícios para um ensino transformador. Por
exemplo, um estudo concluiu que a IA pode não só ajudar os professores e os alunos a criar cursos adaptados às suas
necessidades, mas também fornecer feedback a ambos sobre o sucesso do curso no seu conjunto. Esta investigação
está enquadrada numa metodologia bibliográfica documental. Uma vez que se trata de um processo sistematizado de
recolha, seleção, avaliação e análise de informação, que foi obtida através de meios electrónicos em diferentes repo-
sitórios e motores de busca como o Google Académico, Science Direct, Pubmed, entre outros, utilizando os diferentes
operadores booleanos para os mesmos. e que servirá de fonte documental para o tema acima levantado. É sabido que
as múltiplas funções que podem ajudar o professor ao utilizar as diferentes aplicações dependendo dos seus objectivos
através da inteligência artificial, os assistentes virtuais podem ajudar o professor a preparar uma aula, organizar notas,
corrigir exames, trabalhos de casa, entre outros, ou seja, aligeirar o processo administrativo do professor. Entendendo
que nenhuma tecnologia pode substituir o ser humano em funções fundamentais, apenas um suporte para tornar o ser
humano melhor e mais produtivo.
Palavras-chave: Dicionário, espanhol americano, Esteban Pichardo, variante cubana da língua.
198
RECIMAUC VOL. 8 Nº 1 (2024)
Introducción
El español de América o americano es
una lengua extendida por la colonización,
la cual se inició cuando el idioma había
consolidado sus caracteres esenciales y
se hallaba próximo a su madurez (Lapesa,
1983, p. 341).
Recuérdese que 1492 es un año que modi-
ficó profundamente la historia mundial: se
produce el fin de la Reconquista, se expul-
san los judíos sefardíes de España, Cristó-
bal Colón y los Reyes católicos firman las
Capitulaciones de Santa Fe y meses más
tarde se produce el llamado descubrimien-
to de América.
Con este último acontecimiento se abrieron
mundos inmensos para la extensión de la
lengua de Castilla. La unidad lingüística del
centro de la Península estaba casi consu-
mada en esa fecha, por lo que se puede
decir que existía una esencial unificación
que no excluía las modalidades regionales.
Desde el punto de vista lingüístico, salió
de la imprenta la Gramática de la lengua
Castellana, de Elio Antonio de Nebrija, do-
cumento que intentaba normar una lengua
que ya tenía toda una estructura concebida.
Constituyó la primera obra que se dedica-
ba al estudio de la lengua castellana y sus
reglas y fue de las primeras gramáticas ro-
mánicas
1
, a las que serviría de modelo (Lá-
zaro, 1974), fundamentalmente en materia
ortográfica (Esteve, 1982, p. 21).
La Gramática de Nebrija ha sido conside-
rada como el primer indicio de política lin-
güística pues posibilitó normar la lengua en
torno a los Reyes católicos al considerarla
“compañera del Imperio”, que sirviera tanto
para la misma España como para las gran-
des conquistas que se avizoraban en el en-
torno americano.
El estudio de ese español americano en su
conjunto está, por tanto, plagado de proble-
mas cuya aclaración total no será posible sin
1 Le seguirían: en 1529, la gramática italiana de Trissino; en 1536, la
portuguesa de Fernando de Oliveira, y en 1550, la francesa de Louis Meigret.
BIDOT MARTÍNEZ, I., RUMIGUANO, N., & AGUILAR PAZOS, R. E.
conocer detalladamente el origen regional
de los conquistadores y primeros colonos
de cada zona conquistada, sus relaciones
con los aborígenes y la cultura de cada gru-
po, el desarrollo del mestizaje, las inmigra-
ciones posteriores, entre las cuales destaca
la forzada inmigración africana y la acción
de la cultura y la administración durante el
periodo colonial (Lapesa, 1983, p. 342).
En el siglo XIX, ya el hombre americano se
siente diferente al peninsular y por consi-
guiente necesita independizarse de esa
Metrópoli que entre tantas cosas le impuso
una lengua. En ese entonces, la conciencia
lingüística
2
de esos criollos que se sentían
herederos del español peninsular y, a la
vez, con rasgos diferenciadores con rela-
ción a su cultura y por supuesto a su len-
gua, se apreciaba en las mentes más ins-
truidas que comenzaban a darse cuenta de
las diferenciaciones de nuestra variante de
lengua con relación a la forma de expresión
de la Metrópoli.
Los albores de ese pensamiento diferencia-
dor desde el punto de vista lingüístico en
el caso específico de Cuba, datan incluso
de finales del siglo XVIII, donde dos religio-
sos, fray Pedro Espínola y fray José María
Peñalver, en 1795, hacen sus observacio-
nes, fundamentalmente en torno al léxico y
la pronunciación de los cubanos.
Concretamente sus méritos se centran en
los siguientes señalamientos que ofrece Ro-
dolfo Alpízar (1989, p.147), importante co-
nocedor de esta temática en Cuba: Espínola
fue el primero que registró el seseo, incluso
entre las capas más cultas y se refirió a los
trueques de l y r en determinadas posicio-
nes y Peñalver, por su parte, ofreció la idea
2 Con el término de Conciencia lingüística (CL) se traduce la expresión
inglesa languaje awareness (LA) que, según la ALA (Asociación for Lenguaje
Awareness), consiste en el conocimiento explícito acerca de la lengua y la per-
cepción y sensibilidad conscientes al aprenderla, al enseñarla y al usarla; implica
el acceso al conocimiento que uno tiene sobre el propio conocimiento de la lengua
(Martinell-Cruz, s.f, p. 5).Dicha conciencia se maniesta en el uso que hacen los
hablantes en todas las dimensiones de la vida donde se emplea el lenguaje; es decir,
en la cultura, en la política, en las creencias, en la actividad económica y, sobre todo,
en los medios de información (Quiñones, 2006: 1). Según Humberto López Mora-
les, para que exista conciencia lingüística es preciso que el hablante sepa, por una
parte, que dentro de las posibilidades lingüísticas de su comunidad puede utilizar
varias formas léxicas o variantes morfológicas “equifuncionales, y, por otra parte,
que también conozca de algún modo la valoración social de los distintos términos
(Morín, 1993, p. 31).
199
RECIMAUC VOL. 8 Nº 1 (2024)
PRIMER ACERCAMIENTO LINGÜÍSTICO AL ESPAÑOL AMERICANO Y CUBANO. EL DICCIONARIO DE ESTE-
BAN PICHARDO Y TAPIA
de redactar y publicar un diccionario de cu-
banismos, sugerencia que solo se concretó
ya en el siglo XIX con la publicación en 1836
del Diccionario provincial de voces cubanas
de Esteban Pichardo y Tapia.
Junto a esos dos textos, en los finales del
siglo XVIII, también se debe mencionar la
“Esplicacion (sic) de la doctrina cristiana
acomodada a la capacidad de los negros
bozales”, de 1797, documento en el que un
presbítero desconocido de la Congrega-
ción del Oratorio de La Habana, intenta imi-
tar la forma en que hablaban el español los
esclavos bozales y menciona que no eran
capaces de pronunciar lo que se les ense-
ñaba (Alpízar, 1989, pp. 45- 46).
Y, por otra parte, también resulta significati-
va la localización, por la investigadora Alina
Gutiérrez, en el Papel Periódico de La Ha-
vana, de un grupo de textos en los que a
partir de 1791 se documentan otras carac-
terísticas de la variante cubana, americana
y andaluza occidental de la lengua como
son el yeísmo y el seseo (Domínguez, 2017,
pp. 241- 242).
A finales del siglo XVIII Cuba se encuentra
en una importante etapa de evolución como
nacionalidad, momento en el cual gran par-
te de los criollos blancos comenzaron a
sentirse como cubanos, no como españo-
les, como miembros de un etnos diferente
del español y materializaron sus manifes-
taciones y sentimientos nacionales en las
esferas socioeconómicas y político cultura-
les (Aguirre, 1999). A ese proceso se iban
incorporando paulatinamente los mulatos y
criollos negros en el difícil contexto discrimi-
nador que les imponía la sociedad colonial.
Esta transición también se manifestó en la
lengua, vislumbrándose así la conforma-
ción de la modalidad nacional cubana del
española, en la que fueron imponiendo
su sello los tres componentes básicos en
nuestra nación: el europeo (representado
fundamentalmente por los hispanos, con
el mayor peso de andaluces occidentales
hasta mediados del siglo XVII y de canarios
a partir de ese momento y hasta el primer
cuarto del siglo XX), el indoamericano (re-
presentado básicamente por el léxico here-
dado de los aborígenes) y el africano (fun-
damentalmente de las lenguas habladas en
las regiones constituidas por los actuales
Estados de Nigeria, Benin, Congo, Angola
y Zaire). (Valdés, 2007, p. 26)
En el caso del español de las Antillas fun-
damentalmente, este posee una serie de
rasgos tipificadores de la llamada España
meridional (extremeños, murcianos y sobre
todo andaluces occidentales y canarios), lo
cual se justifica por la preponderancia de
usuarios de esos dialectos en las primeras
etapas de la conquista y colonización de
América y el monopolio del transporte hacia
América en los pueblos andaluces, funda-
mentalmente Sevilla y Cádiz pues la mayoría
de los marineros eran andaluces y los via-
jeros de otras regiones tenían que perma-
necer por meses en esos puertos y luego,
durante el viaje, estaban en contacto con el
habla andaluza (Valdés, 2007, p. 137).
Esto justifica una serie de características
presentes en el español de este territorio y
que desde el siglo XVIII fueron, en su ma-
yoría, sacadas a la luz por Esteban Pichar-
do en su diccionario. Entre esos elemen-
tos se pueden mencionar: la aspiración u
omisión de la –s implosiva postvocálica, la
neutralización o trueque de r por l en posi-
ción implosiva, el seseo, el yeísmo, el em-
pleo de ustedes por vosotros y por vuestro
y coincidencias lexicales con las hablas
meridionales antes mencionadas (Valdés,
2007, p. 37- 38).
De esta forma, el presente trabajo tiene
como objetivo: realizar una descripción ge-
neral del Diccionario de Esteban Pichardo
para determinar los aspectos lingüísticos
más signicativos recogidos en el texto que
permiten caracterizar nuestra variante na-
cional de lengua dentro del contexto del es-
pañol americano.
200
RECIMAUC VOL. 8 Nº 1 (2024)
Métodos
Para la realización de este artículo se partió
de la observación científica realizada en tor-
no a lo que se ha estudiado y difundido sobre
el Diccionario de Pichardo, pues si bien mu-
chos lexicógrafos se acercan a este texto en
la búsqueda de términos y acepciones utili-
zados a lo largo del siglo XIX en Cuba, hay
otros interesantes aspectos, sobre los cuales
llama la atención Rodolfo Alpízar (1989).
A partir de ello se realizó la búsqueda de las
cuatro primeras ediciones y dentro de estas
los Prólogos realizados por su autor. Des-
pués de la lectura de esas cuatro ediciones
se decidió analizar los siguientes elementos:
Aspectos sociolingüísticos abordados
por Pichardo,
Elementos cuestionables en contraste
con las características de la modalidad
cubana de la lengua.
Características de la pronunciación re-
feridas en el Diccionario y su vínculo
con las variantes americana y cubana
de la lengua.
Por tanto, se decidió incluir para la revisión
y análisis realizados los siguientes textos:
como ya se apuntó anteriormente, las cua-
tro primeras ediciones del Diccionario, así
como la obra de Alpízar (1989), quien se
acercó de manera muy importante a los va-
lores de la obra, así como a los diferentes
criterios abordados por otros importantes
lingüistas cubanos que se han acercado a
la temática, fundamentalmente Marlen Do-
mínguez y Sergio Valdés Bernal.
Para el análisis se siguieron fundamentos
de la lingüística histórica en tanto se empleó
para, desde el contexto sincrónico de con-
cepción del Diccionario, realizar posibles
contrastes con la variante cubana de la len-
gua (dentro de la americana) ya enraizada
en la contemporaneidad.
Igualmente la investigación realizada se
sustentó en los presupuestos de la disci-
plina Historia de la lengua española, como
paradigma para determinar los elementos
para el análisis.
Como técnica se utilizó, como se comentó a
inicios de este apartado, el análisis bibliográ-
fico que aportó el sustento de la indagación.
Análisis
A . Sobre Esteban Pichardo y su Diccionario.
Esteban Pichardo y Tapia (1799-1879) fue
un conocido abogado, escritor, lexicógra-
fo y el más importante geógrafo cubano.
Nació en Santo Domingo, pero de niño se
trasladó a Cuba junto con su familia. Se li-
cenció en Derecho en la Universidad de La
Habana. Fue Archivero de la Dirección de
Obras Públicas y perteneció a la Sociedad
Económica de Amigos del País y a la Real
Academia de Ciencias Médicas, Físicas y
Naturales de La Habana.
Su pasión por la geografía lo llevó a realizar
trabajos de campo en diversas regiones,
con el afán de recopilar datos de interés
toponímico. Estos viajes le dieron la posi-
bilidad de recoger las palabras que luego
formarían parte de su diccionario
Fue publicado varias veces en vida del au-
tor, quien en cada edición aumentó el núme-
ro de lemas y las definiciones en cada una
de ellas, para ello se apoyó en la literatura
científica de su momento; de manera que
aun cuando su formación no era filológica,
no faltó rigor en su trabajo. (Torras, 2013)
La obra se inscribe, según Camacho, den-
tro de la llamada lexicografía de autor, es
decir aquella realizada por: “personas que
por iniciativa propia, con formación filoló-
gica o sin ella y escasamente dotados de
criterios metodológicos, emprendieron re-
copilaciones de palabras esenciales en la
modalidad cubana de la lengua española.
El afán investigador y la motivación por el
idioma fueron catalizadores para estas per-
sonas, que por otra parte tenían muy diver-
sa formación” (2008, p. 44).
BIDOT MARTÍNEZ, I., RUMIGUANO, N., & AGUILAR PAZOS, R. E.
201
RECIMAUC VOL. 8 Nº 1 (2024)
En torno a la importancia - y vigencia en mu-
chos casos- del Diccionario de Pichardo,
Marlen Domínguez asegura que “el valor de
esta obra como testimonio de una época de
gestación del español en Cuba se advierte
claramente si observamos que muchos de
los usos que allí se anotan persisten como
cubanismos y se extendieron a todo el con-
junto de la población” (2007, p. 3).
B . Miradas desde la sociolingüística y la
dialectología.
Los datos aportados por Pichardo permiten
describir, desde el punto de vista sociolin-
güístico, la variante del español de Cuba
que venía consolidándose y diferencián-
dose de la peninsular, como muestra de un
naciente sentimiento de identidad nacional.
Menciona la existencia de un habla peculiar
de diversos sectores de la población, como
las características de la pronunciación de
los chinos y los rasgos del habla bozal, que
influía en el conjunto de habla cubano, la
existencia del voseo en algunas zonas, en-
tre otros elementos (Alpízar, 1989, p. 149)
3
.
Pichardo en su Diccionario recogió lo que él
llamó “provincialismos” y “voces corrompi-
das”, los cuales fue incrementando en núme-
ro en la medida en que se reeditaba el libro
4
.
Desde una mirada dialectológica resulta
muy interesante la división que establece
del español de Cuba en dos grandes zonas
lingüísticas: oriente y occidente debido, se-
gún, Pichardo, a la cercanía geográfica de
Haití y México respectivamente.
C . Elementos cuestionables.
Algunas de sus limitaciones se sintetizan en
los siguientes aspectos:
Su concepto de “voces cubanas”, pues
inventarió muchas voces que ya no esta-
ban en uso en su época.
3 Más adelante se precisa en estos aspectos.
4 Según Alpízar (1989, pp. 55- 59), las seis ediciones del Diccionario
correspondieron a los años: 1836, 1849, 1862, 1875, 1953, 1976 y una reimpresión
en 1983. Para este trabajo solo se trabajó con las ediciones del siglo XIX, es decir, las
cuatro primeras.
Relacionó como “corrupciones” cuba-
nas del lenguaje muchos arcaísmos es-
pañoles. Por ejemplo: arrempujar
5
, hai-
ga
6
, lamber
7
y relambido
8
.
Otras “corrupciones” eran expresiones
enteramente castizas y estaban debida-
mente autorizadas y registradas por la
Real Academia de la Lengua Española
de la época. Por ejemplo: abur, caligrafía,
delantal, esparadrapo, garabatos, jaca, pu-
ñetazo, ricacho, sofocar, tijeretazo, volanta.
No distinguió los provincialismos pro-
pios de la Isla de los peninsulares.
En muchos casos mezcló cubanismos
con galleguismos, andalucismos, arago-
nesismos, catalanismos, valencianismos
y castellanismos.
Utilizó el participio “cubanizado” con re-
lación a ciertas palabras de otros idio-
mas adaptadas al español de Cuba. Por
ejemplo: ñame (según Pichardo, voz
cubanizada o inmigrada de la Nigricia
(1849, p. 167 citado por Alpízar, 1989,
p. 66)
9
y punsó (del francés ponceau)
10
Por estas cuestiones fue criticado en varias
ocasiones, aunque siempre se debe valo-
rar el momento histórico en que concibió su
obra y el escaso desarrollo de la lexicogra-
fía que impedía que tuviera una orientación
precisa acerca de muchos de los aspec-
tos que debía tomar en consideración al
elaborar este trabajo tan amplio y de, todas
formas, renovador en su tiempo.
D . Características del español en Cuba.
De manera general, Pichardo también hace
referencia a diferentes elementos caracte-
rísticos del español de Cuba durante el siglo
5 Es considerado por el Diccionario de la Real Academia Española
(DRAE) como un término en desuso y vulgar.
6 El DRAE lo considera un término coloquial y poco usado.
7 En el DRAE se considera un término en desuso y usado solamente en
Canarias, Extremadura, León, Salamanca y América.
8 El DRAE lo marca como una palabra utilizada en Cuba.
9 Aunque en el DRAE se considera, entre otras acepciones, como
un término coloquial que se utiliza para referirse a una persona que da muestras de
escasa inteligencia, cultura o instrucción.
10 En el DRAE aparece como punzó y efectivamente proveniente del
francés ponceau, amapola silvestre y su color (color rojo muy vivo)
PRIMER ACERCAMIENTO LINGÜÍSTICO AL ESPAÑOL AMERICANO Y CUBANO. EL DICCIONARIO DE ESTE-
BAN PICHARDO Y TAPIA
202
RECIMAUC VOL. 8 Nº 1 (2024)
XIX. Algunos se han mantenido hasta nues-
tros días y otros han ido desapareciendo.
Uno de los aspectos recogidos por Picardo
es el llamado voseo, el cual consiste en el
empleo de la forma pronominal vos para di-
rigirse al interlocutor (Valdés, 2013, p. 256).
La información dada por Pichardo, desde la
primera edición de su Diccionario, permite
conocer la localización y extensión geográ-
fica del fenómeno en “Tierradentro
11
”, sin-
gularmente en Puerto Príncipe (actual Ca-
magüey) y Bayamo.
Al respecto plantea: “es aun mui usado el
antiguo pronombre personal vos, mal es-
presado el verbo que le sigue por una es-
pecie de síncopa de rutina, v.g.: vos habís
visto, vos sabís esto, por vos habeis visto,
vos sabeis esto” (Pichardo, 1836, p. 12)
Sobre este uso en específico, con el paso
del tiempo han destacado los criterios de
Pedro Henríquez Ureña (1921 y 1940) e
Ivonne Blanco Botta (1980). Henríquez Ure-
ña, de origen dominicano y larga residencia
en Cuba afirmó que este uso estaba prácti-
camente ausente en las Antillas españolas
(Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico) si no
fuera porque en Cuba era empleado por
campesinos de la provincia de Camagüey
(1921) y Bayamo y Manzanillo (1940).
Ivonne Blanco, considerada por todos como
la que más ha profundizado en el estudio
del voseo en Cuba, casi un siglo después
de la primera edición del Diccionario de Pi-
chardo, señaló que este uso era considera-
do vulgar por parte de personas de mayor
instrucción pues ya en el siglo XX no perte-
necía a la norma culta. Según esta investi-
gadora “El carácter marginal que tiene esta
forma ofrece la oportunidad de expresar
con ella la efectividad, característica predo-
minante del habla” (Blanco, 1980, p. 164).
En este análisis se puede apreciar cómo
ha ido evolucionando este uso hacia un al-
11 Según el propio Pichardo por Tierradentro “comúnmente se entiende
todo el territorio del Departamento Central y aun más allá hacia el oriental hasta las
Tenencias de Gobierno de Bayamo, Holguín y Manzanillo inclusive, aunque otros
más propiamente excluyen de esta generalidad los puertos de mar” (1836, p. 578)
cance social que se circunscribió al habla
coloquial y familiar. Actualmente este uso
prácticamente está en desuso.
Al hacer referencia a la forma de hablar de la
población negra del país, Pichardo distinguió
tres tipos de portadores de características lin-
güísticas diferentes: bozales, criollos y curros.
Los negros bozales o naturales de África, ha-
blaban un castellano desfigurado, chapurra-
do, sin concordancia, número, declinación o
conjugación, sin r fuerte, s, ni d final, frecuen-
temente trocaban la ll por la n, la e por la i, la
c por la v, en fin, una jerga más confusa mien-
tras más reciente la inmigración, pero que se
dejaba entender por cualquier español.
Estos fueron elementos básicos que pu-
dieron constituir la génesis de una lengua
criolla en nuestro país, pero no significan
que se pueda afirmar categóricamente su
existencia debido a razones extralingüís-
ticas como que no existía gran comu-
nicación entre las dotaciones ni gran
movilidad de la población nacida en Áfri-
ca, ni mucho menos mayor proporción de
la población negra con relación a la blanca;
además, nunca la importancia del habla de
los amos y su prestigio se vio disminuida.
Los criollos ya eran negros de ascendencia
africana nacidos en la Isla y según Pichardo
ya hablaban como los blancos, es decir, ya
habían perdido las formas lingüísticas ca-
racterísticas de los recién llegados del con-
tinente africano. Por lo que se puede afirmar
que se había resquebrajado la posibilidad
de establecer la comunicación entre las ge-
neraciones de bozales y criollos a partir de
los esquemas lingüísticos de los primeros.
Por último, los llamados curros (focalizados
en la Habana y Matanzas) no quedan muy
bien caracterizados por Pichardo quien so-
lamente marca la distinción de estos en re-
lación con los otros dos grupos en la forma
de hablar el español.
Fernando Ortiz, años más tarde escribe su
texto “Los negros curros”(1926), donde se
refiere a la presencia del arcaísmo español
BIDOT MARTÍNEZ, I., RUMIGUANO, N., & AGUILAR PAZOS, R. E.
203
RECIMAUC VOL. 8 Nº 1 (2024)
en su forma de hablar, además de la dulcifi-
cación enfática de los sonidos fuertes (true-
que de r por l, cambio de r y l por i al final
de sílaba, cambio de otras consonantes por
i); de esta manera quería el hombre curro
representar en La Habana lo que debieron
significar en el hampa habanera de los tres
primeros siglos del poblamiento hispánico
los negros venidos de Andalucía sobre los
restantes negros de otras procedencias
(Apud Alpízar, 1989: 99nota 13) (Cfr. Alpí-
zar, op. cit: 75- 78 Ortiz, 1928, pp. 160- 162
y Valdés, 2007, pp. 73- 81).
En cuanto a la presencia del elemento asiá-
tico, Pichardo desde el Prólogo a la ter-
cera edición del Diccionario (1962) aclaró
que la presencia del elemento asiático en
Cuba no había llegado a influir en el habla
de los cubanos. Los “chinos o asiáticos”,
según él, pronunciaban con claridad las vo-
ces castellanas que aprendían pronto, aun-
que trocando rr y a veces la r y la d por la l;
por ejemplo: ¡luse de sopa bolacha; aló con
frijole! (Pichardo, 1862, p. VII).
Al respecto Sergio Valdés Bernal explica
que en Cuba los chinos no hablaron un
idioma general, sino una jerga intermedia-
ria. Ellos como parte de la sociedad colo-
nial cubana y como recurso de comicidad
debido a la forma en que hablaban espa-
ñol fueron objeto de caricaturización en
obras de teatro vernáculo (Valdés, 2013,
pp. 172- 174).
También le dedicó espacio a los indige-
nismos, al inventariar un gran número de
voces al respecto, aunque muchos de los
declarados eran híbridos hispanoindígenas
(aguacatillo, cacaotal, tomatal) formados por
raíces aborígenes (aguacat-, cacao-, tomat-)
y afijos hispanos (-illo y –al), sin demeritar
su gran aporte pues si no los hubiera reco-
gido en la actualidad, al no utilizarse, se hu-
bieran perdido. No obstante, se le señalan
varios errores conceptuales y metodológi-
cos al respecto, como por ejemplo: señalar,
a partir de la segunda edición, como indí-
gena el anglicismo guafe, (1849, p. 110), o
la voz guaracha
12
(1849, p. 116).
No obstante, el Diccionario “no tiene solo
una considerable importancia como docu-
mento histórico, sino también como herra-
mienta de trabajo y ello se demuestra por el
hecho de que es todavía en nuestros tiem-
pos cita obligada de cuantos se han dedi-
cado al estudio de las lenguas aborígenes
en América” (Alpízar, 1989, p. 87).
En cuanto a la ortografía, sus ideas fueron
novedosas y lógicas si se contrastan con
los compendios ortográficos de su época,
los cuales él reconocía utilizar como guía:
En cuanto a las Vozes Castellanas, mi norte
ha sido el Diccionario de la Academia Espa-
ñola (8va. edición) y su Gramática impresa
en 1870” (Pichardo, 1875, p. XII).
Sin embargo, hay aspectos que se pueden
cuestionar. Por ejemplo, desde el propio tí-
tulo la palabra voces aparece de esta forma
en las dos primeras ediciones, mientras que
en las otras dos ediciones del siglo XIX la
sustituyó por vozes. “De esta manera apli-
caba su precepto de que si el singular de
la palabra termina con z no hay razón para
cambiarla por c en plural, ya que este cam-
bio no es más que una innecesaria compli-
cación de la ortografía pues la pronuncia-
ción no varía” (Alpízar, 1989, p. 92).
Pero hay otras que sí pueden resultar muy
novedosas para su época, como el no til-
dar los monosílabos, cuestionamiento que
ofrece desde la tercera edición: “Omito el
acento en las partículas y monosílabos ter-
minados en vocal” (Pichardo, 1862, p. IX).
Al respecto, Alpízar recuerda que solo en
1880 fue que la RAE fijó el diferenciar el tilda-
do para que no se produjesen confusiones
de significado
13
, por ejemplo entre (para
el verbo dar) y de preposición, afirmativo
y si condicional, más adverbio de cantidad y
mas conjunción adversativa, pronombre
12 En el caso de guaracha desde la primera edición (1836) la registra,
pero no como indigenismo.
13 Tilde diacrítica: “aquella que permite distinguir, por lo general, pala-
bras pertenecientes a diferentes categorías gramaticales, que tienen. Sin embargo
idéntica forma” (RAE, Ortografía, 2010)
PRIMER ACERCAMIENTO LINGÜÍSTICO AL ESPAÑOL AMERICANO Y CUBANO. EL DICCIONARIO DE ESTE-
BAN PICHARDO Y TAPIA
204
RECIMAUC VOL. 8 Nº 1 (2024)
personal y mi posesivo, él pronombre perso-
nal y el artículo; y que hasta 1911 se mantu-
vo acentuándose la preposición a y las con-
junciones o (u), e (1989, pp. 91- 92)
14
.
Todos estos aspectos antes abordados per-
miten caracterizar los elementos distintivos
de nuestra variante o modalidad de la len-
gua
15
, junto con la ya mencionada en páginas
anteriores, curiosa división de la Isla, según
su observación personal, en dos zonas
16
.
E . La pronunciación.
Si nos centramos específicamente en la
pronunciación, tema tratado a lo largo de
las diferentes ediciones del Diccionario (Vid
supra Nota 3), veremos cómo, desde el pri-
mer prólogo, hizo alusión a la realización de
ciertos sonidos por parte de los cubanos
(fenómeno que también se registra en la re-
gión costa del sur del continente america-
no), en como:
la aspiración de la h y la pronunciación
predilecta de la j, según él, por el
vulgo, con la consecuente confusión y
abuso de muchas palabras (Pichardo,
1836, p. 4)
el seseo (confusión de la c con la s en
las sílabas ce, ci y la z en todas), el yeís-
mo (igual pronunciación para la ll y la
y) y la pronunciación idéntica de b y v
17
(Pichardo, 1849, p. IV)
Ya desde esta segunda edición sobre el se-
seo Pichardo apunta que “en la isla de Cuba
no hay persona de su suelo que pronuncie
ce ci y la z como se debe” (Pichardo, 1849,
p. IV), lo cual demuestra que ya estaba ge-
neralizado. Al respecto se puede recordar
14 Los casos de otros monosílabos como fue, fui, dio, no fueron aborda-
dos por Pichardo (Alpízar, 1989, p. 95) y curiosamente, solo hasta 2010 no se indicó
su uso obligatorio sin tilde.
15 Este concepto creado por los sociolingüistas soviéticos, alude a
modalidades de una lengua con características especícas que las diferencian de
las habladas en otra nación, como podría ser en este caso, de la modalidad hablada
en el Viejo Mundo. Dichas modalidades son perceptibles en los niveles fonológi-
co (pronunciación) y léxico (enriquecimiento con nuevas palabras de origen no
europeo y formación de nuevas palabras a partir de voces no europeas (citado por
Valdés, 2007, p. 36 y siguientes).
16 Al respecto se sugiere la lectura del trabajo de Luis Roberto Choy (1989).
17 En este caso, en la pronunciación hispana, desde antes de 1492, fecha
en que se publica la primera Gramática de la lengua castellana por Elio Antonio de
Nebrija, ya se establecía la distinción de v y b y no así la distinción fonológica, pro-
nunciándose ambas consonantes como fonemas bilabiales sonoros con realización
africada en posición intervocálica y oclusiva en otras.
que en 1795 fray Pedro Espínola ya lo había
dado a conocer en su Memoria. (Espínola,
1795 y ACuL, 2012)
Trueque de r y l, focalizada en perso-
nas de bajo nivel cultural en La Habana
(amal por amar, sordado por soldado,
etc.) (Pichardo, 1849, p. V)
Desde la segunda edición llegó a decla-
rar: “Yo por mí, debo confesar que en las
conversaciones no muy familiares, empie-
zo cuidadosamente distinguiendo la c y la
z de las s, la ll de la y, la v de la b, mas á
poco, todo se me olvida, y adiós prosodia”
(Pichardo, 1849, p. IV)
Ahora bien, para quienes estudian nuestra
variante nacional de lengua e incluso aque-
llos que solamente son usuarios de ella, re-
sultan muy similares estas características a
las actuales, por lo que podemos concluir
con la idea de que dichos aspectos en el
nivel fonológico ya están enraizados en los
criollos desde el siglo XIX, con lo que se mar-
can entonces los elementos diferenciadores
de la variante de lengua española en Cuba,
familiar a la lengua española, con predominio
de la variante andaluza, presente en la cos-
ta pacífica de América del Sur. No obstante,
debemos insistir en algunos elementos.
Resultan elementos identificadores de esta
variante: el seseo, yeísmo, el intercambio
de r y l implosivas. En el caso de estas
características, estamos ante rasgos ca-
racterizadores del español de América en
sentido general, provenientes de la variante
andaluza peninsular, presente también en la
costa pacífica del sur del continente, como
es el caso de la costa ecuatoriana. Nótese
cómo en la última característica Pichardo
solamente la reduce a “personas de bajo
nivel cultural en La Habana”, aspecto que
no podemos corroborar ni criticarle pues
desconocemos el nivel de extensión que en
ese momento específico tenía en la Isla.
Si seguimos analizando los criterios de Pi-
chardo, debemos obviar lo señalado en tor-
no a la no distinción de v y b y agregar los
BIDOT MARTÍNEZ, I., RUMIGUANO, N., & AGUILAR PAZOS, R. E.
205
RECIMAUC VOL. 8 Nº 1 (2024)
siguientes elementos, ya más extendidos
en el siglo XX:
Aspiración o pérdida de /-s/ final de síla-
ba o palabra.
Perdida de la /d/ intervocálica en un
gran número de contextos: perdi(d)o,
gana(d)o, de(d)o, mone(d)a
La /s/ postvocálica o final se desvanece:
los tomates > lo tomate, basta> bata
18
.
En la región occidental del país, es-
pecialmente en La Habana y Matan-
zas, es característica la asimilación de
la /r/ a la consonante que sigue: cab-
bón por carbón, ad-dentía, por ardentía,
ag-golla por argolla, etc.
Consideraciones de carácter comparativo,
nos permiten relacionar estos fenómenos
con los que también se han evidenciado en
la costa pacífica de América del Sur.
Conclusiones
Pichardo abrió el camino de los estudios
lingüísticos americanos, y resulta indis-
cutible su mérito en cuanto a la selección
detallada y minuciosa de numerosos voca-
blos recogidos a todo lo largo de la isla de
Cuba; pero, además de ello, se destacan
significativos aspectos en el campo de la
pronunciación que permiten caracterizar
la variante de la lengua cubana, donde se
encuentran algunos registros idiomáticos
parecidos a los encontrados en costa pa-
cífica de América del Sur.
El español en América, posee una gran va-
riedad de matices enriquecedores que for-
talecen, al mismo tiempo, la identidad de
cada nación y la unidad de una conciencia
lingüística latinoamericana.
Resulta muy interesante cómo va madu-
rando en la medida que van publicándose
las diversas ediciones del Diccionario, lo
cual da muestras que se mantuvo motivado
por la temática.
18 A veces esto genera una pequeña aspiración o alargamiento vocálico:
bosque> bohque, bo:que.
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Agradecimientos
Este trabajo ha sido apoyado por la Univer-
sidad de Oriente a través del proyecto “Sal-
vaguarda del patrimonio cultural. Herramien-
tas y prácticas para su manejo integrado en
Santiago de Cuba y la región este del país”
(fase II del Proyecto internacional VLIR en-
tre la Universidad de Oriente y el Consejo de
Universidades belgas (2012- actualidad).
Agradecimiento especial a la Universidad
Estatal de Bolívar por impulsar el trabajo in-
vestigativo de sus docentes.
PRIMER ACERCAMIENTO LINGÜÍSTICO AL ESPAÑOL AMERICANO Y CUBANO. EL DICCIONARIO DE ESTE-
BAN PICHARDO Y TAPIA
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CITAR ESTE ARTICULO:
Bidot Martínez, I., Rumiguano, N., & Aguilar Pazos, R. E. (2024). Primer
acercamiento lingüístico al español americano y cubano. El dicciona-
rio de Esteban Pichardo y Tapia. RECIAMUC, 8(1), 196-206. https://doi.
org/10.26820/reciamuc/8.(1).ene.2024.196-206
BIDOT MARTÍNEZ, I., RUMIGUANO, N., & AGUILAR PAZOS, R. E.