DOI: 10.26820/reciamuc/7.(3).sep.2023.76-87
URL: https://reciamuc.com/index.php/RECIAMUC/article/view/1206
EDITORIAL: Saberes del Conocimiento
REVISTA: RECIAMUC
ISSN: 2588-0748
TIPO DE INVESTIGACIÓN: Artículo de revisión
CÓDIGO UNESCO: 32 Ciencias Médicas
PAGINAS: 76-87
Medicina familiar y salud mental: Abordaje Integral de las
enfermedades psiquiátricas en el ámbito familiar
Family medicine and mental health: Comprehensive approach to
psychiatric illnesses in the family setting
Medicina familiar e saúde mental: Abordagem global das doenças psi-
quiátricas no contexto familiar
Carolyn Priscila Benalcázar Durán
1
; Sebastián Patricio Mosquera Núñez
2
; María Alejandra
Cabanillas Rincón
3
; Angelica Andrea Beleño Peñaloza
4
RECIBIDO: 28/01/2023 ACEPTADO: 08/03/2023 PUBLICADO: 28/09/2023
1. Máster Universitario en Neuropsicología y Educación;Psicóloga Clínica; Investigadora Independiente; Quito, Ecua-
dor;carolynbenalcazard@gmail.com; https://orcid.org/0009-0003-4418-223X
2. Máster Universitario en Salud y Seguridad Ocupacional;Médico Cirujano;Director Operativo en IndicaMed S.A.S
Ecuador; Cursando el programa de Posgrado en Psiquiatría en la Universidad Tecnológica Equinoccial;Docente y
Expositor en la Universidad Tecnológica Equinoccial yUniversidad de Las Américas; Quito, Ecuador;spmosqueran@
gmail.com; https://orcid.org/0000-0003-0808-6948
3. Médico General; Fundación Universitaria San Martín; Médico Programa de Riesgo Cardiovascular-Sanitas; Cali, Co-
lombia;mariale-13@hotmail.com; https://orcid.org/0000-0002-7974-6491
4. Médica; Investigadora Independiente;Valdivia, Chile;aangelicabeleno0209@gmail.com; https://orcid.org/0009-
0003-6493-8882
CORRESPONDENCIA
Carolyn Priscila Benalcázar Durán
carolynbenalcazard@gmail.com
Quito, Ecuador
© RECIAMUC; Editorial Saberes del Conocimiento, 2023
RESUMEN
Los trastornos mentales afectan a cualquier persona y de cualquier edad. Gozar de salud mental es una de las necesi-
dades de la humanidad, sobre todo porque de ella depende también la relación con el entorno. Luego de la pandemia
producida por la COVID-19 y el proceso de aislamiento, la salud mental ha sido retomada como un elemento importante
a considerar debido a la carga que produce en el mundo considerando la incapacidad laboral, la dependencia y el
gasto público que puede destinarse a ella. Se propone una revisión bibliográfica que pretende describir los elementos
fundamentales a considerar por parte de las familias que conviven con un trastorno o enfermedad mental y como debe
abordarse. La participación familiar puede verse como un proceso de fortalecimiento de las relaciones que puede reducir
la carga y el sufrimiento que la propia familia experimenta al cuidar a una persona con una enfermedad crónica. Así, el
apoyo y apoyo emocional entre los miembros puede reducir el estrés y las necesidades cuando toda la familia sufre un
trastorno mental grave. Reconocer los factores negativos que pueden afectar la participación familiar es importante en
los casos de salud mental familiar, incluidos los conflictos familiares, el daño físico o emocional entre los pacientes y las
actitudes familiares y de rechazo social o aislamiento. debido a la discriminación del paciente.
Palabras clave: Salud Mental, Trastornos Mentales, Trastornos Psicóticos, Medicina Familiar, Afrontamiento Familiar.
ABSTRACT
Mental disorders affect anyone and any age. Enjoying mental health is one of the needs of humanity, especially because
the relationship with the environment also depends on it. After the pandemic caused by COVID-19 and the isolation pro-
cess, mental health has been taken up again as an important element to consider due to the burden it produces on the
world considering work incapacity, dependency and public spending that can be be allocated to it. A bibliographic review
is proposed that aims to describe the fundamental elements to be considered by families who live with a mental disorder
or illness and how it should be addressed. Family involvement can be seen as a relationship-strengthening process that
can reduce the burden and suffering that the family itself experiences when caring for a person with a chronic illness. Thus,
emotional support and support among members can reduce stress and needs when the entire family suffers from a serious
mental disorder. Recognizing negative factors that can affect family involvement is important in family mental health cases,
including family conflict, physical or emotional harm between patients, and family attitudes and social rejection or isolation.
due to patient discrimination.
Keywords: Mental Health, Mental Disorders, Psychotic Disorders, Family Medicine, Family Coping.
RESUMO
As perturbações mentais afectam qualquer pessoa e qualquer idade. Gozar de saúde mental é uma das necessidades da
humanidade, especialmente porque a relação com o meio ambiente também depende disso. Após a pandemia provoca-
da pela COVID-19 e o processo de isolamento, a saúde mental foi retomada como um elemento importante a considerar
devido ao peso que produz no mundo, considerando a incapacidade para o trabalho, a dependência e a despesa pública
que lhe pode ser atribuída. Propõe-se uma revisão bibliográfica que visa descrever os elementos fundamentais a ter em
conta pelas famílias que vivem com uma perturbação ou doença mental e a forma como devem ser abordados. O envolvi-
mento da família pode ser visto como um processo de fortalecimento da relação que pode reduzir a carga e o sofrimento
que a própria família experimenta ao cuidar de uma pessoa com uma doença crónica. Assim, o apoio emocional e o apoio
entre os membros podem reduzir o stress e as necessidades quando toda a família sofre de uma perturbação mental
grave. É importante reconhecer os factores negativos que podem afetar o envolvimento da família nos casos de saúde
mental familiar, incluindo os conflitos familiares, os danos físicos ou emocionais entre os doentes e as atitudes familiares
e a rejeição ou isolamento social devido à discriminação do doente.
Palavras-chave: Saúde Mental, Perturbações Mentais, Perturbações Psicóticas, Medicina Familiar, Coping Familiar.
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RECIMAUC VOL. 7 Nº 3 (2023)
Introducción
Los trastornos mentales afectan a perso-
nas de todas las edades, género, niveles
socioeconómicos y lugares del planeta.
Según la Organización Mundial de la Salud
(OMS), 450 millones de personas en todo el
mundo se ven afectadas por un problema
de salud mental que dificulta gravemente
su día a día, y se calcula que 1 de cada 4
personas tendrá un trastorno mental a lo lar-
go de su vida. Sin embargo, hablar de ello
o contar con ayuda profesional sigue sien-
do un tabú (Vega, 2023). La salud mental
es fundamental para nuestra capacidad de
pensar, sentir, aprender, trabajar, estable-
cer relaciones significativas y contribuir al
mundo. La salud mental significa algo más
que la ausencia de trastornos mentales. Es
una parte importante y la base de la salud
y el bienestar general de todos. A lo largo
de su vida, los niños, niñas, adolescentes y
los jóvenes experimentan diferentes niveles
de salud mental y bienestar positivos. 1 de
cada 10 de ellos también experimentará un
trastorno de salud mental. Lamentablemen-
te, la mayoría nunca recibe la atención que
necesita (UNICEF, 2023).
En la mayor parte del mundo no se concede
a la salud mental y a sus trastornos la mis-
ma importancia que a la salud física. Muy al
contrario, han sido objeto de indiferencia o
abandono. En parte como consecuencia de
esta actitud, el mundo está sufriendo una
carga creciente de trastornos mentales, y
un desfase terapéutico cada vez mayor. En
los países en desarrollo, a la mayoría de las
personas con enfermedades psiquiátricas
graves se les deja que afronten como pue-
dan sus cargas personales, como la depre-
sión, la demencia, la esquizofrenia y la toxi-
comanía. En conjunto, a muchas de ellas su
enfermedad las convierte en víctimas y en
objetos de estigmatización y discriminación
(Ruíz Maza, 2019).
La COVID-19 ha visibilizado y ha puesto
sobre la mesa algo que varios colectivos
llevan reclamando durante años: la impor-
BENALCÁZAR DURÁN, C. P., MOSQUERA NÚÑEZ, S. P., CABANILLAS RINCÓN, M. A., & BELEÑO PEÑALOZA, A. A.
tancia de la salud mental. Con la pandemia
han aumentado cuadros clínicos como la
ansiedad y la depresión. La salud mental es
un derecho humano fundamental e invertir
en su cuidado y promoción es básico para
el buen funcionamiento de la sociedad.
(Vega, 2023)
Los trastornos mentales, incluidos los tras-
tornos depresivos, los trastornos bipolares,
la esquizofrenia, los trastornos de ansie-
dad, el autismo y el síndrome de Asperger,
los trastornos del comportamiento infantil
y otras afecciones mentales son las princi-
pales causas de los años vividos con dis-
capacidad en la Región de las Américas.
Los trastornos mentales son principalmente
afecciones no mortales y causas raras de
muerte y/o muerte prematura. (OPS, 2021)
El término de trastorno mental grave hace
referencia a una condición clínica de alta
prevalencia y cronicidad, e incluye un con-
junto de diferentes entidades nosológicas
que se presentan en una persona de forma
continua o episódica-recurrente por más de
2 años y que cumplen unos determinados
criterios diagnósticos de gravedad clínica
y de evolución crónica, de forma que, para
atenderlos, se debe disponer de recursos
asistenciales adecuados a estas circuns-
tancias. En esta situación, las familias, que
deben responsabilizarse del cuidado y ayu-
da del enfermo, se enfrentan a múltiples
situaciones que implican una sobrecarga
para sus miembros, los cuales se ven fre-
cuentemente afectados por sentimientos de
malestar y sufrimiento. En la actualidad, la
mayoría de las intervenciones en las que
participa la familia del paciente con trastor-
no mental grave tienen como principal obje-
tivo la rehabilitación y la prevención de las
recaídas del paciente y están menos cen-
tradas en favorecer la salud o en promover
la participación de los demás miembros de
la familia, lo cual podría indicar una falta de
conciencia del impacto que sufren los fami-
liares que conviven con el paciente (Martín
Padilla, Obando Posada, & Sarmiento Me-
dina, 2018).
79
RECIMAUC VOL. 7 Nº 3 (2023)
MEDICINA FAMILIAR Y SALUD MENTAL: ABORDAJE INTEGRAL DE LAS ENFERMEDADES PSIQUIÁTRI-
CAS EN EL ÁMBITO FAMILIAR
Debido a que se ha identificado la poca
atención que recibe la salud mental en los
sistemas de salud pública y los niveles de
afectación que puede llegar a tener sobre el
núcleo familiar y la economía de la misma se
hace relevante tomar medidas preventivas,
de manera inicial, para ellos la medicina fa-
miliar enfrenta el reto de contar con las he-
rramientas suficientes para servir de orienta-
dores oportunos para la salud colectiva.
Considerando lo anterior, se ha de proponer
una investigación bibliográfica que presente
la información necesaria para rescatar la dis-
cusión acerca del papel familiar entorno al
abordaje de la salud mental de sus miembros.
Metodología
Una investigación cualitativa de índole bi-
bliográfico trata de recopilar información
científica académica para condensar den-
tro de sus resultados los aportes relevantes
y destacados acerca del tema escogido
para su abordaje.
Haciendo uso de las herramientas científi-
ca por algoritmos programados en los bus-
cadores web se han utilizado descriptores
como “salud mental y abordaje familiar” y
sus derivaciones como “abordaje familiar y
trastornos mentales” para recopilar las pu-
blicaciones actualizadas tomando en cuen-
ta aquellas cuyas características permitan
ser reconocidas a nivel científico como ar-
tículos, trabajos de grado, tesis, guías mé-
dicas, informes de organismos calificados
en materia de salud como la Organización
Mundial de la Salud, Organización Paname-
ricana de la Salud, Amnistía Internacional,
Banco Mundial y todas aquellas cuyos da-
tos puedan sustentar declaraciones rele-
vantes para el tema.
Resultados
El campo de la salud mental está evolucio-
nando rápidamente en el mundo, en particu-
lar desde principios del siglo XXI, gracias a
la colaboración de organizaciones multilate-
rales, asociados del ámbito académico, de-
fensores de los pacientes y de los usuarios, y
trabajadores de salud mental. Las enferme-
dades mentales se consideran cada vez más
una prioridad mundial en materia de salud;
dada su carga económica, también se las
está empezando a considerar una prioridad
de desarrollo mundial. Esta nueva prioriza-
ción llevó a que se las incluya en los Objeti-
vos de Desarrollo Sostenible y a un consen-
so mundial respecto a que la campaña en
pro de la cobertura universal de salud debe
incluir la salud y el bienestar mentales. (Or-
ganización Panamericana de la Salud, 2018)
Vega (2023) rescata de la OMS que descri-
be la salud mental como “un estado de bien-
estar en el cual el individuo se da cuenta de
sus propias aptitudes, puede afrontar las
presiones normales de la vida, puede traba-
jar productiva y fructíferamente y es capaz
de hacer una contribución a su comunidad”.
Para la Confederación de Salud Mental de
España, esto significa que el concepto de
‘salud mental’ está relacionado con la pro-
moción del bienestar físico y psíquico, la
prevención de trastornos mentales y el trata-
miento y recuperación de las personas con
problemas de salud mental. (Vega, 2023)
La salud mental ha sido identificada como
una de las principales causas de discapaci-
dad de las personas entre los 15 y 44 años
de edad según datos de la Organización
Mundial de la Salud y cifras de estudios del
Banco Mundial. (Ruíz Maza, 2019).
El sistema sanitario, en la atención a la salud
mental, trata de aportar estructuras asisten-
ciales que, en una doble vertiente, médica y
social, satisfagan de manera integral las ne-
cesidades de tratamiento y prevención de la
enfermedad mental al menor coste posible.
En este sentido la atención primaria juega
un papel primordial. Por tanto, el médico de
familia debe ser considerado una figura cla-
ve en el diagnóstico, tratamiento y preven-
ción de la enfermedad mental. La función
que debe desempeñar el médico de familia
no es la misma en los diferentes trastornos.
En el trastorno mental grave, crónicos, de
80
RECIMAUC VOL. 7 Nº 3 (2023)
difícil remisión y que generan gran disca-
pacidad, uno de los aspectos fundamen-
tales en ellos es el diagnóstico precoz y la
correcta derivación a los servicios de salud
mental (Molina Martín, s/f).
Los trastornos psicóticos se abordan como
un grupo heterogéneo de síndromes, que
difieren en la etiología, sintomatología, cur-
so, pronóstico y cuyo diagnóstico se basa
fundamentalmente en criterios clínicos.
Cuando hablamos de psicosis nos referi-
mos de manera amplia, a aquellas altera-
ciones psíquicas que involucran un grave
trastorno del juicio de la realidad, y de una
manera más concreta, a un concepto que
engloba síntomas como las ideas delirantes
y las alucinaciones, en un individuo que tie-
ne ausencia de conciencia de la naturaleza
patológica de estos fenómenos. Los sínto-
mas psicóticos pueden aparecer en multi-
tud de trastornos psiquiátricos primarios, y
en numerosas enfermedades médicas no
psiquiátricas (Martín Padilla, Obando Posa-
da, & Sarmiento Medina, 2018).
La anamnesis es el instrumento más impor-
tante de la práctica psiquiátrica, junto con
la exploración psicopatológica, para guiar
el diagnóstico y el tratamiento. Incluye in-
formación sobre el paciente como persona,
la queja principal, la enfermedad actual,
la adaptación premórbida, su pasado, su
historial médico, el historial familiar de tras-
tornos psiquiátricos y médicos y el historial
evolutivo del paciente. La técnica más útil
para la recogida de datos es permitir que
los pacientes cuenten sus historias en sus
propias palabras en el orden que consi-
deran más importante. La estructura de la
historia y el examen del estado mental que
presentamos no deben entenderse como
un plan rígido para entrevistar a un pacien-
te; es una guía para organizar el historial
del mismo antes de que se escriba. Aunque
los esquemas de anamnesis varían en fun-
ción del modelo teórico, se acepta univer-
salmente según Molina, Vega y Sanz (2019)
que se deben recoger al menos los aparta-
dos enumerados a continuación:
Datos de identificación
Motivo de la consulta
Historia de la enfermedad
Antecedentes personales médico-qui-
rúrgicos y psiquiátricos
Antecedesntes familiares
Hábitos de vida, consumo de sustancias
y personalidad previa
Anamnesis biográfica o historia personal
(Molina Martín, Vega González, & Sanz
Correcher, 2019)
Figura 1. Anamnesis biográfica
Fuente: Tomado de Diagnóstico psiquiá-
trico de Molina, Vega y Sanz, Medicine-Pro-
grama de Formación Médica Continuada
Acreditada, 2019.
BENALCÁZAR DURÁN, C. P., MOSQUERA NÚÑEZ, S. P., CABANILLAS RINCÓN, M. A., & BELEÑO PEÑALOZA, A. A.
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RECIMAUC VOL. 7 Nº 3 (2023)
Criterios de sospecha de enfermedad
psiquiátrica
La literatura médica es consciente del pro-
blema de la detección inadecuada de enfer-
medades mentales en entornos de atención
primaria. Es bien sabido que las enferme-
dades mentales graves suelen presentarse
con síntomas guía más intensos y espontá-
neamente observables en el lenguaje o el
comportamiento que los trastornos menta-
les comunes. Sin embargo, es necesario un
esfuerzo de detección del trastorno mental
común. Sin embargo, los trastornos pueden
ser difíciles de diagnosticar porque los sín-
tomas a veces se superponen.
Sin embargo, atendiendo al DSM-5 y a la
CIE-11, hay complejos sintomáticos que
permiten sospechar algunos de los trastor-
nos más frecuentes según Molina, Vega y
Sanz (2019):
Trastornos depresivos. La depresión
cubre una amplia gama de afecciones,
típicamente definidas por un ánimo
bajo, persistente y falta de interés en
la vida cotidiana, así como estados de
cansancio y fatiga. La distimia es una
forma de depresión más leve, pero de
mayor duración, durante años. El tras-
torno bipolar provoca unos ciclos pe-
riódicos de estados emocionales que
varían entre las fases maníaca y de-
presiva. Las fases maníacas contienen
períodos de energía extrema y con áni-
mo elevado o irritable, mientras que las
fases depresivas se caracterizan por
letargo y tristeza.
Trastorno de ansiedad. Se define por
ataques intermitentes y repetidos de
miedo intenso a que algo malo ocurra
o una sensación de muerte inminente.
La ansiedad generalizada, en cambio,
ocurre por una alta activación fisiológi-
ca y preocupaciones mantenidas.
Trastorno por décit de atención e
hiperactividad. Se caracteriza por la
incapacidad de permanecer enfocado
en una tarea, el comportamiento impul-
sivo y la actividad excesiva o la incapa-
cidad de quedarse quieto. Se da típica-
mente en la infancia, aunque también
en adultos.
Esquizofrenia. No incluye solamen-
te los llamados síntomas positivos (las
alucinaciones típicamente auditivas o
los delirios típicamente de referencia o
perjuicio, entre otros) sino que también
están habitualmente presentes déficits
sociales, cognitivos y afectivos llama-
dos síntomas negativos.
Trastornos mentales orgánicos. Pue-
den agruparse en aquellos en los que
predominan las alteraciones de las fun-
ciones cognitivas superiores como la
inteligencia, la memoria o la atención y
aquellos en los que se alteran los conte-
nidos del pensamiento, la percepción,
la personalidad o el comportamiento.
Trastornos relacionados con sustan-
cias. Incluyen los trastornos por consu-
mo de sustancias y los trastornos induci-
dos por sustancias que a su vez quedan
divididos en intoxicación, abstinencia y
trastornos mentales inducidos por sus-
tancias que aparecen específicamen-
te en cada capítulo correspondiente y
cuya gravedad abarca desde alteracio-
nes del estado de ánimo o cuadros psi-
cóticos, hasta la demencia irreversible.
Trastornos de la personalidad del
adulto. Pueden tener alteraciones en la
cognición, emotividad, funcionamiento
interpersonal o en el control de impul-
sos. Son patrones perdurables de com-
portamiento y experiencia interior que
son persistentes en la vida del sujeto
como expresión de un estilo de vida y
de una manera característica que el in-
dividuo tiene de relacionarse. El DSM de
la Asociación Americana de Psiquiatría
los clasifica en tres grupos o clúster con
síntomas guías diferenciados. El primer
grupo, clúster A, se caracteriza por ele-
mentos de extravagancia, rarezas y des-
MEDICINA FAMILIAR Y SALUD MENTAL: ABORDAJE INTEGRAL DE LAS ENFERMEDADES PSIQUIÁTRI-
CAS EN EL ÁMBITO FAMILIAR
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RECIMAUC VOL. 7 Nº 3 (2023)
confianza. El segundo grupo, clúster B,
por variabilidad emocional, inmadurez y
dramatización. El clúster C se caracteri-
za por ansiedad y miedo (Molina Martín,
Vega González, & Sanz Correcher, 2019)
En la familia como principal grupo de la com-
posición de una sociedad se trasmiten los
principios y actitudes psicosociales es don-
de se satisfacen las necesidades básicas de
cada uno de sus miembros, seguridad, pro-
tección, alimentación, descanso, afectividad
o educación, además se prepara su integra-
ción a la sociedad, tales sistemas pueden
garantizar una estabilidad emocional, social
y económica, también interviene como un lu-
gar educativo, pues se aprende a dialogar,
escuchar, se adquieren valores y se asumen
derechos y deberes. Entre las funciones bá-
sicas de la familia se evidencian:
1. La función biológica que es la reproduc-
ción sexual;
2. La función educativa que es el proceso
mediante el cual se inculcan hábitos, sen-
timientos, valores y conductas morales;
3. La función económica que satisface las
necesidades de vivienda, alimentación,
vestido, salud;
4. La función protectora y de apoyo que
es la estabilidad emocional, confianza
creando un clima propicio para la reso-
lución y afrontamiento de dificultades;
5. La función afectiva que es el desarrollo
de vínculos afectivos, adquisición de
confianza para relacionarse emocional-
mente y socialmente;
6. La función axiológica que son espacios
donde se aprenden conductas, compor-
tamientos y efectos que permite valorar
la ayuda y apoyo mutuo entre sus miem-
bros y de casa a su entorno social (Ruíz
Maza, 2019).
La Enfermedad Mental tiene un gran impacto
en los familiares, es esencial y vital que los
familiares que conviven con personas con
enfermedad mental cuiden de sí mismos,
ya que, de lo contrario, pueden llegar a de-
sarrollar trastornos mentales. Cuando surge
una enfermedad mental se producen modifi-
caciones en las relaciones familiares, es ha-
bitual que aparezcan sentimientos de culpa,
miedo, rechazo y evitación, al igual que la
necesidad de proteger al familiar afectado.
Todas estas conductas son muy frecuentes,
dado que las enfermedades mentales son
aún patologías completamente desconoci-
das para muchas personas. Asimismo, el
estigma que sufre la familia los desanima a
la hora de pedir ayuda, tienen temor a contar
sus problemas y a ser juzgados. (García La-
borda & Rodríguez Rodríguez, 2005).
La carga objetiva y subjetiva que la enfer-
medad mental genera en sus familiares
reacciones como: evadir la situación y dis-
torsionar la realidad para sobrellevarla. Por
otro lado, se analizan los elementos que
condicionan las reacciones de los familia-
res como la personalidad anterior, la rela-
ción previa, la intensidad de la convivencia,
el clima familiar, etc. Gradillas (1998) expo-
ne algunas intervenciones de los familiares
con sus familiares con enfermedad mental:
Rehuir de los problemas. No todos los
familiares asumen la carga del enfermo
hay algunos que siguen una estrategia
de distanciamiento, evitando y reducien-
do el trato con él y sus problemáticas,
no se implican en lo relacionado con su
familiar enfermo.
Contemporización. El familiar sigue la
corriente del comportamiento patológi-
co, como sus delirios, llegando a decir
que también escucha y ve cosas pues
creen que así no alteran al enfermo.
Actitud sumisa. Surge cuando el familiar
desiste ante todas las exigencias del en-
fermo, suele darse cuando el paciente
presenta agresividad.
Actitud Impositiva. Se trata de solucio-
nar por la fuerza las complicaciones que
puede crear el enfermo mental, recu-
BENALCÁZAR DURÁN, C. P., MOSQUERA NÚÑEZ, S. P., CABANILLAS RINCÓN, M. A., & BELEÑO PEÑALOZA, A. A.
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RECIMAUC VOL. 7 Nº 3 (2023)
rriendo a la violencia, tanto física como
verbal, amenazas, ironía o imposiciones
continuas de un comportamiento.
Negación. La negación suele ser co-
mún en familias con algún miembro con
enfermedad mental. Muchos familiares
creen que no hay nada importante en su
familiar a pesar de lo que le dicen los
profesionales.
Proteccionismo. La enfermedad mental
conlleva generalmente una baja autoes-
tima en el sujeto que la padece, espe-
cialmente en sus fases agudas. Hechos
como tener iniciativa, mantener un cri-
terio, la psicomotricidad y otras funcio-
nes necesarias en la vida suelen estar
disminuidas a antes de la enfermedad
mental. Por lo eso las familias tienen que
ejercer un apoyo a sus actividades más
complejas y; en los enfermos más afec-
tados, incluso a las tareas más sencillas.
Es muy importante que los familiares que
cuidan enfermo, pasada la fase aguda, se
planten empezar a potenciar y apoyar a la
autonomía empobrecida de su familiar (Pas-
trana, 2019).
Afrontamiento familiar. Es el conjunto de
esfuerzos cognitivos o conductuales orien-
tados a manejar, reducir, minimizar, dominar
o tolerar las demandas internas o externas
de una determinada situación estresante.
El afrontamiento familiar, tiene un carácter
intencional y deliberado; parte del análisis
de la situación y busca hacer frente a las
demandas percibidas (Ruíz Maza, 2019).
El afrontamiento ha sido estudiado tanto en
las investigaciones biologicistas realizadas
sobre el estrés en los años 40-50, como en
el psicoanálisis de Freud (modelo psicoa-
nalítico), que introdujo la cuestión de los
mecanismos de defensa del yo, según que-
daban establecidos en la dinámica incons-
ciente de la personalidad. Los sociólogos
también han analizado la situación de "en-
contrarse enfermo" en su dimensión social
propugnando el modelo mediante el cual
la sociedad provee de un rol especifico, el
rol de enfermo a las personas sometidas a
tratamiento o asumidas por las instancias
asistenciales. Concretamente Parsons en-
tiende que son características de este rol: la
exención de las responsabilidades sociales
normales, un cierto derecho a recibir apoyo,
ayuda o tratamiento y la suposición de que
el sujeto quiere curarse y pone los medios
para conseguirlo (García Laborda & Rodrí-
guez Rodríguez, 2005).
Estrategias de afrontamiento familiar. Son
entendidas como recursos psicológicos que
el sujeto pone en marcha para hacer frente
a situaciones estresantes. Aunque la puesta
en marcha de estas no siempre garantiza el
éxito, sirven para generar, evitar o disminuir
conflictos en los seres humanos, atribuyén-
doles beneficios personales y contribuyen-
do a su fortalecimiento. El afrontamiento se
deriva de las interacciones de las personas
con y en las múltiples circunstancias de su
vida en los contextos socioculturales, lo cual
deja ver la multicausalidad del fenómeno.
Dichas interacciones implican efectos de
mutua influencia sobre las variables perso-
nales y situacionales y, por tanto, una causa-
ción recíproca. (Ruíz Maza, 2019)
El término conducta de enfermedad fue de-
finido más tarde por Mechanic refiriéndose
concretamente a los aspectos sociales del
"estar enfermo"; es decir, los distintos modos
en que los síntomas del enfermar serían per-
cibidos, evaluados y vividos por los diferen-
tes individuos, lo cual estaría en relación con
la existencia de una serie de normas y valo-
res e incluso, con la posible valoración de la
enfermedad como una forma de obtener re-
compensas o castigos. La conducta de en-
fermar tiene tres funciones fundamentales:
Hacer frente a las demandas sociales y
del entorno.
Crear el grado de motivación necesario
para hacer frente a tales demandas.
Mantener un estado de equilibrio psi-
cológico para dirigir la energía y los re-
MEDICINA FAMILIAR Y SALUD MENTAL: ABORDAJE INTEGRAL DE LAS ENFERMEDADES PSIQUIÁTRI-
CAS EN EL ÁMBITO FAMILIAR
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RECIMAUC VOL. 7 Nº 3 (2023)
cursos hacia las demandas externas.
Se ha hablado también de los compo-
nentes a considerar en el proceso de
afrontamiento: estilo estructural, con-
ducta adaptativa automática, control
del entorno y resultados obtenidos. Los
estilos, modos, conductas o estrategias
de afrontamiento pueden considerarse
desde un punto de vista afectivo, cog-
nitivo y conductual, aunque es difícil es-
tablecer una separación neta debido a
las interrelaciones existentes entre ellos
dentro del propio sujeto, entre los distin-
tos individuos y entre cada uno de ellos
con el entorno (García Laborda & Rodrí-
guez Rodríguez, 2005).
Clasicación de las Estrategias. Las es-
trategias utilizadas para la resolución de
problemas y crisis familiares son; la rees-
tructuración, que es la capacidad de la fa-
milia para redefinir los eventos estresantes
y hacerlos más manejables; la aceptación
pasiva, que es la capacidad familiar para
aceptar asuntos problemáticos, minimizan-
do su reactividad; la búsqueda de apoyo
social que es la capacidad de la familia
para ocuparse activamente en la obtención
de apoyo por parte de parientes, amigos,
vecinos y familia; la búsqueda de apoyo es-
piritual que son habilidades familiares para
obtener apoyo espiritual; y la movilización
familiar que son las habilidades familiares
para buscar recursos en la comunidad y
aceptar ayuda de otros. (Ruíz Maza, 2019)
Recursos familiares ante la enfermedad
mental
Los recursos de los que dispone cada su-
jeto también van a condicionar el estilo de
afrontamiento que éste utiliza. Dichos recur-
sos pueden provenir de él mismo o del am-
biente. El individuo dispone de los siguien-
tes tipos de recursos:
Recursos físicos. Salud y energía física.
Recursos personales. Son el conjunto de
creencias que van a permitirle afrontar
las dificultades de forma más satisfacto-
ria. La percepción idiosincrática de cada
individuo de su enfermedad condiciona
la selección por parte de éste de unas u
otras estrategias de afrontamiento.
Recursos sociales. Son las aptitudes o
habilidades que le permiten una mayor
o menor comunicación con los demás y
con el entorno, de forma adecuada y so-
cialmente efectiva.
Recursos materiales. Una posición eco-
nómica favorable aumenta las opciones
de afrontamiento, ya que permite un ac-
ceso más fácil a la asistencia médica, le-
gal, financiera, etc, con lo que disminuye
también en cierto modo la vulnerabilidad
del individuo frente a la amenaza.
Técnicas de resolución de problemas.
Se basan en experiencias previas (con
la enfermedad u otras situaciones es-
tresantes), información y habilidades
cognitivo-intelectuales para aplicar esa
información, así como en la capacidad
de autocontrol.
Recursos ambientales. Entre los que se
incluyen el marco familiar, amigos, apo-
yo social, condiciones laborales, tipo de
vivienda, etc. Todos estos aspectos tie-
nen una importancia fundamental y van
a condicionar de manera importante el
tipo de respuesta del individuo, dada la
interrelación de éste con el medio que
le rodea. Cuanto más adversas o insu-
ficientes sean las condiciones ambien-
tales de un sujeto, tanto más difícil le
resultará el hacer frente a cualquier tipo
de estrés, incluida la enfermedad, ya
que sus recursos de afrontamiento se-
rán más limitados. (García Laborda &
Rodríguez Rodríguez, 2005)
Desde el primer contacto se debe desterrar
cualquier implicación de responsabilidad
o de contribución decisiva de la familia en
el origen de la enfermedad, y trabajar con
ellos para hacerles corresponsables de la
asistencia terapéutica individual. Esto su-
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RECIMAUC VOL. 7 Nº 3 (2023)
pone, la "utilización" de la familia como un
recurso terapéutico. En la práctica, la entre-
vista con la familia supone:
1º Escuchar. Darles la oportunidad para
que expongan sus puntos de vista, sus pre-
ocupaciones y temores, para que formulen
preguntas. Las intervenciones del profesio-
nal en esta primera fase deben estar dirigi-
das a generar un clima de confianza y así
disminuir la tensión, mostrando una actitud
empática y comprensiva.
2º Intentar enfocar la crisis desde la pers-
pectiva familiar. Averiguar cómo definen
ellos el problema y cómo le afecta a cada
uno, confrontando los diferentes puntos de
vista. Ver qué factores creen que ha podido
desencadenarlo, si ha habido otras crisis en
el pasado y cómo las afrontaron, si ha habi-
do o se prevé algún cambio en la estructura
familiar. También indagar qué cree cada uno
que puede hacer para solucionar el proble-
ma, o cómo piensan que se les puede ayu-
dar. A medida que va transcurriendo esta
fase, es importante subrayar las cualidades
positivas que posea la familia, para dismi-
nuir la prevención defensiva. El tratamiento
familiar puede ser sugerido como una forma
de ayudarles a que comprendan y afronten
el problema.
3º Estimular la colaboración de la familia
para solucionar el problema actual, e impli-
carla en el proceso terapéutico si es facti-
ble. No supone darles la impresión de que
todos son pacientes, sino aclararles que se
precisa su colaboración para que el proble-
ma se solvente de la forma más rápida y
menos traumática posible. (García Laborda
& Rodríguez Rodríguez, 2005)
Involucrar a la familia en los cuidados im-
plica evitar el deterioro de las relaciones
intrafamiliares, potenciar su resiliencia para
afrontar futuras crisis, generar cambios
adaptables, evitar en la medida de lo posi-
ble la hospitalización y reorganizar a la fa-
milia para que funcione de acuerdo con el
nuevo rol de cada miembro.
Conclusiones
Existe una significativa correlación lineal di-
recta entre los ingresos nacionales y el gas-
to público destinado a la salud mental como
proporción del presupuesto total destinado
a la salud. La mediana del gasto en los ser-
vicios de salud mental está a nivel mundial
en 2,8% del gasto total destinado a la salud.
Los países de ingresos bajos gastan alrede-
dor de 0,5% de su presupuesto de salud en
los servicios de salud mental, y los países de
ingresos altos, 5,1%.15 En la Región de las
Américas, el gasto oscila entre el 0,2% en Bo-
livia y el 8,6% notificado por Suriname (Or-
ganización Panamericana de la Salud, 2023).
La OMS aconseja que los servicios de aten-
ción de salud física y mental se proporcio-
nen juntos y que la cantidad de dinero gas-
tada en servicios de salud mental debe ser
proporcional a la carga atribuible.
El Programa de Salud Mental (SM) de la
OMS promueve, coordina y pone en prácti-
ca iniciativas de cooperación técnica desti-
nadas a mejorar las capacidades naciona-
les para crear políticas, planes, programas
y servicios, así como para promover la sa-
lud mental, disminuir el costo de las enfer-
medades mentales, prevenir discapacida-
des y crear rehabilitación. Actualmente la
mayoría o casi totalidad de los países de
América Latina y el Caribe están recibiendo
alguna modalidad de cooperación técnica
en salud mental por parte de la OPS/OMS,
ya sea en proyectos específicos y de mane-
ra sistemática o de una forma puntual ante
requerimientos concretos de los gobiernos.
La transición epidemiológica está cambian-
do el mundo: mientras que las enfermeda-
des transmisibles y la mortalidad temprana
alguna vez determinaron las necesidades
de salud del mundo, ahora predominan las
enfermedades no transmisibles, la multi-
morbilidad y la supervivencia con disca-
pacidad. El panorama actual indica que la
salud mental presenta un desafío particular-
mente complejo. Esto se debe a que, aun-
MEDICINA FAMILIAR Y SALUD MENTAL: ABORDAJE INTEGRAL DE LAS ENFERMEDADES PSIQUIÁTRI-
CAS EN EL ÁMBITO FAMILIAR
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RECIMAUC VOL. 7 Nº 3 (2023)
que la salud mental está ganando un mayor
reconocimiento en la comunidad mundial
de la salud y el desarrollo, la estigmatiza-
ción estructural generalizada, las prácticas
y marcos obsoletos y la fragmentación orga-
nizacional obstaculizan los esfuerzos para
evaluar, priorizar e invertir adecuadamente
en la salud mental. así como responder a
ella de manera proporcional a la carga, a la
par de la salud física, y en línea con la evi-
dencia de su eficacia y costo-efectividad.
Algunos datos de la Organización Paname-
ricana de la Salud puntualizan que:
Los trastornos de salud mental aumen-
tan el riesgo de otras enfermedades y
contribuyen a lesiones no intencionales
e intencionales.
La depresión continúa ocupando la prin-
cipal posición entre los trastornos men-
tales, y es dos veces más frecuente en
mujeres que hombres. Entre el 10 y 15%
de las mujeres en países industrializa-
dos y entre 20 y 40% de las mujeres en
países en desarrollo, sufren de depre-
sión durante el embarazo o el puerperio.
Los trastornos mentales y neurológicos
en los adultos mayores, como la enfer-
medad de Alzheimer, otras demencias
y la depresión, contribuyen significati-
vamente a la carga de enfermedades
no transmisibles. En las Américas, la
prevalencia de demencia en los adultos
mayores (más de 60 años) oscila entre
6,46 % y 8,48%. Las proyecciones indi-
can que el número de personas con este
trastorno se duplicará cada 20 años.
Para los trastornos afectivos, de ansie-
dad y por consumo de sustancias en
adultos, graves y moderados, la media-
na de la brecha de tratamiento es de
73,5% en la Región de las Américas,
47,2% en América del Norte y 77,9% en
América Latina y el Caribe (ALC). La bre-
cha para la esquizofrenia en ALC es de
56,9%, para la depresión es de 73,9% y
para el alcohol es de 85,1%.
El gasto público mediano en salud men-
tal en toda la Región es apenas un 2,0%
del presupuesto de salud, y más del
60% de este dinero se destina a hospi-
tales psiquiátricos (Organización Pana-
mericana de la Salud, 2023).
Considerando las implicaciones en el entor-
no familiar, la desinformación y la insuficien-
te atención en materia de políticas públicas
y atención integral por parte de los Siste-
mas de Salud pareciera que el panorama
para las familias que conviven con la enfer-
medad mental cuenta con las herramientas
científicas para identificar los elementos
que ayuden al abordaje de las mismas. La
conciencia familiar es fundamental para el
apoyo hacia el enfermo mental, sin deses-
timar que el entorno familiar juega un papel
importante en la adherencia al tratamiento y
en el monitoreo de signos, síntomas y con-
ductas que eviten la evolución de la enfer-
medad mental en una situación crónica.
La evaluación adecuada de las necesi-
dades es la piedra angular de la prio-
rización, la inversión acertada y la res-
puesta apropiada, y las evaluaciones
tradicionales de la carga de las enfer-
medades mentales tienen limitaciones
metodológicas que dan lugar a una sub-
estimación de las enfermedades menta-
les por cinco razones principales: a) la
separación arbitraria entre los trastornos
psiquiátricos y los neurológicos; b) la
consideración del suicidio y del compor-
tamiento autolesivo como otra categoría
aparte de las enfermedades mentales;
c) la combinación de los trastornos con
síntomas somáticos dolorosos con los
trastornos osteomusculares; d) la exclu-
sión de los trastornos de la personali-
dad; y e) la consideración inadecuada
de la contribución de las enfermedades
mentales graves a la mortalidad por
causas asociadas. (Organización Pana-
mericana de la Salud, 2018)
Generalmente, una familia continúa el tra-
tamiento cuando es consciente de la afec-
BENALCÁZAR DURÁN, C. P., MOSQUERA NÚÑEZ, S. P., CABANILLAS RINCÓN, M. A., & BELEÑO PEÑALOZA, A. A.
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ción, participa activamente en el tratamien-
to, se comunica con especialistas y asiste
a reuniones de grupos de apoyo y aseso-
ramiento cuando se les acerca. La partici-
pación familiar puede verse como un pro-
ceso de fortalecimiento de las relaciones
que puede reducir la carga y el sufrimiento
que la propia familia experimenta al cuidar
a una persona con una enfermedad cróni-
ca. Así, el apoyo y apoyo emocional entre
los miembros puede reducir el estrés y las
necesidades cuando toda la familia sufre un
trastorno mental grave. Reconocer los fac-
tores negativos que pueden afectar la parti-
cipación familiar es importante en los casos
de salud mental familiar, incluidos los con-
flictos familiares, el daño físico o emocional
entre los pacientes y las actitudes familiares
y de rechazo social o aislamiento. debido a
la discriminación del paciente.
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CITAR ESTE ARTICULO:
Benalcázar Durán, C. P., Mosquera Núñez, S. P., Cabanillas Rincón, M. A.,
& Beleño Peñaloza, A. A. (2023). Medicina familiar y salud mental: Abordaje
Integral de las enfermedades psiquiátricas en el ámbito familiar. RECIAMUC,
7(3), 76-87. https://doi.org/10.26820/reciamuc/7.(3).sep.2023.76-87
MEDICINA FAMILIAR Y SALUD MENTAL: ABORDAJE INTEGRAL DE LAS ENFERMEDADES PSIQUIÁTRI-
CAS EN EL ÁMBITO FAMILIAR