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RECIMAUC VOL. 7 Nº 3 (2023)
Introducción
Los trastornos mentales afectan a perso-
nas de todas las edades, género, niveles
socioeconómicos y lugares del planeta.
Según la Organización Mundial de la Salud
(OMS), 450 millones de personas en todo el
mundo se ven afectadas por un problema
de salud mental que dificulta gravemente
su día a día, y se calcula que 1 de cada 4
personas tendrá un trastorno mental a lo lar-
go de su vida. Sin embargo, hablar de ello
o contar con ayuda profesional sigue sien-
do un tabú (Vega, 2023). La salud mental
es fundamental para nuestra capacidad de
pensar, sentir, aprender, trabajar, estable-
cer relaciones significativas y contribuir al
mundo. La salud mental significa algo más
que la ausencia de trastornos mentales. Es
una parte importante y la base de la salud
y el bienestar general de todos. A lo largo
de su vida, los niños, niñas, adolescentes y
los jóvenes experimentan diferentes niveles
de salud mental y bienestar positivos. 1 de
cada 10 de ellos también experimentará un
trastorno de salud mental. Lamentablemen-
te, la mayoría nunca recibe la atención que
necesita (UNICEF, 2023).
En la mayor parte del mundo no se concede
a la salud mental y a sus trastornos la mis-
ma importancia que a la salud física. Muy al
contrario, han sido objeto de indiferencia o
abandono. En parte como consecuencia de
esta actitud, el mundo está sufriendo una
carga creciente de trastornos mentales, y
un desfase terapéutico cada vez mayor. En
los países en desarrollo, a la mayoría de las
personas con enfermedades psiquiátricas
graves se les deja que afronten como pue-
dan sus cargas personales, como la depre-
sión, la demencia, la esquizofrenia y la toxi-
comanía. En conjunto, a muchas de ellas su
enfermedad las convierte en víctimas y en
objetos de estigmatización y discriminación
(Ruíz Maza, 2019).
La COVID-19 ha visibilizado y ha puesto
sobre la mesa algo que varios colectivos
llevan reclamando durante años: la impor-
BENALCÁZAR DURÁN, C. P., MOSQUERA NÚÑEZ, S. P., CABANILLAS RINCÓN, M. A., & BELEÑO PEÑALOZA, A. A.
tancia de la salud mental. Con la pandemia
han aumentado cuadros clínicos como la
ansiedad y la depresión. La salud mental es
un derecho humano fundamental e invertir
en su cuidado y promoción es básico para
el buen funcionamiento de la sociedad.
(Vega, 2023)
Los trastornos mentales, incluidos los tras-
tornos depresivos, los trastornos bipolares,
la esquizofrenia, los trastornos de ansie-
dad, el autismo y el síndrome de Asperger,
los trastornos del comportamiento infantil
y otras afecciones mentales son las princi-
pales causas de los años vividos con dis-
capacidad en la Región de las Américas.
Los trastornos mentales son principalmente
afecciones no mortales y causas raras de
muerte y/o muerte prematura. (OPS, 2021)
El término de trastorno mental grave hace
referencia a una condición clínica de alta
prevalencia y cronicidad, e incluye un con-
junto de diferentes entidades nosológicas
que se presentan en una persona de forma
continua o episódica-recurrente por más de
2 años y que cumplen unos determinados
criterios diagnósticos de gravedad clínica
y de evolución crónica, de forma que, para
atenderlos, se debe disponer de recursos
asistenciales adecuados a estas circuns-
tancias. En esta situación, las familias, que
deben responsabilizarse del cuidado y ayu-
da del enfermo, se enfrentan a múltiples
situaciones que implican una sobrecarga
para sus miembros, los cuales se ven fre-
cuentemente afectados por sentimientos de
malestar y sufrimiento. En la actualidad, la
mayoría de las intervenciones en las que
participa la familia del paciente con trastor-
no mental grave tienen como principal obje-
tivo la rehabilitación y la prevención de las
recaídas del paciente y están menos cen-
tradas en favorecer la salud o en promover
la participación de los demás miembros de
la familia, lo cual podría indicar una falta de
conciencia del impacto que sufren los fami-
liares que conviven con el paciente (Martín
Padilla, Obando Posada, & Sarmiento Me-
dina, 2018).