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RECIMAUC VOL. 7 Nº 2 (2023)
Introducción
La obesidad se define como la acumulación
excesiva de grasa, con repercusión para la
salud, definida por índice de masa corpo-
ral (IMC) igual o superior a 30; producto de
un desequilibrio entre la ingesta y consumo
de calorías. Los mecanismos fisiopatológi-
cos que intentan explicar la relación entre
la obesidad y enfermedad cardiovascular,
resultan de la participación e interacción de
múltiples factores. El estado de obesidad
duplica la probabilidad de padecer IC, in-
cluso en paciente con estados severos de
obesidad y, en ausencia de otras causas
de disfunción ventricular se diagnostican
como cardiomiopatía por obesidad. Para-
dójicamente un incremento en el IMC se ha
asociado a menor mortalidad en pacientes
con IC (Monrroy Pisco, 2020).
Según la Organización Mundial de la Salud
(OMS), la obesidad se ha triplicado en el
mundo desde 1975. Los datos que aporta la
OMS sobre obesidad son verdaderamente
preocupantes. En 2016, más de 1900 millo-
nes de adultos de 18 o más años tenían so-
brepeso, de los cuales, más de 650 millones
eran obesos. Esto se traduce en que el 39%
de las personas adultas de 18 o más años
tienen sobrepeso, y el 13% son obesos. La
OMS clasifica la obesidad según el índice
de masa corporal (IMC) en cuatro grados:
– Sobrepeso: 25-29.9 Kg/m2.
– Obesidad Grado I: 30-34.9 Kg/m2.
– Obesidad Grado II: 35-39.9 Kg/m2.
– Obesidad Grado III (obesidad mórbida):
mayor de 40 Kg/m2 (Vignau Cano, 2021).
La obesidad, junto con el sobrepeso, es aho-
ra el factor de riesgo cardiovascular más pre-
valente en personas con enfermedad coro-
naria establecida. Los obesos tienen menos
calidad de vida y una esperanza de vida
más corta que los individuos promedio. Es-
tudios epidemiológicos han demostrado que
la obesidad es un factor de riesgo mayor de
enfermedades cardiovasculares, incluidas la
RODRÍGUEZ GARCÍA, E. A., VINCES BRAVO, E. L., AGUIAR MENDOZA, M. A., & LOOR ÁLAVA, V. K.
enfermedad coronaria, la insuficiencia car-
diaca, la fibrilación auricular, las arritmias ven-
triculares y la muerte súbita. Se han descritos
diversos mecanismos fisiopatológicos que
involucran el sobrepeso y la obesidad en la
génesis de la enfermedad arterial coronaria,
entre ellos se encuentran: La predisposición
genética, sedentarismo, malos hábitos ali-
mentarios, la inflamación, disfunción endote-
lial, dislipidemia, aterosclerosis, hipertensión
arterial (HTA), disminución de adiponectina,
aumento de los niveles de leptina, resistencia
a la insulina, diabetes mellitus tipo 2, síndro-
me metabólico, y, las complicaciones deriva-
das de estos (Brito-Nuñez & Carett, 2011).
El riesgo depende de múltiples comorbili-
dades metabólicas, inflamatorias y cardio-
vasculares, que se desarrollan en silencio y
progresan hasta manifestarse. El depósito
de grasa del tejido adiposo blanco se divide
en grasa visceral y subcutánea. La acumu-
lación de grasa visceral o central (obesidad
androide) está asociada a ICS, resistencia a
insulina (RI), estrés oxidativo y lipotoxicidad,
con aumento del riesgo metabólico y car-
diovascular, mientras que la acumulación
de grasa subcutánea en glúteos, cadera y
muslos (obesidad ginecoide) tiene menores
efectos adversos e inclusive puede prote-
ger de complicaciones metabólicas mayo-
res como ICS, sin embargo, al excederse la
acumulación de grasa se expande hacia las
vísceras (Tamayo et al., 2022).
El IMC se correlaciona proporcionalmente
con el riesgo de desarrollo de insuficiencia
cardiaca (IC), incluso en los menos obesos.
Los pacientes obesos tienen mayor proba-
bilidad de desarrollar hipertensión, diabe-
tes mellitus y enfermedad aterosclerótica,
que lo predisponen a IC; sin embargo, la
obesidad por sí misma también provoca
sobrecarga hemodinámica, remodelación
ventricular y mayor gasto cardiaco debido
al aumento del volumen sistólico y al au-
mento de la frecuencia cardiaca, que con-
ducen a un tipo de cardiomiopatía que se
presenta principalmente en obesos severos
y de larga data (Araya Marín, 2021).