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RECIMAUC VOL. 7 Nº 2 (2023)
SALINAS FEIJOÓ, K. A., ZURITA FUENTES, S. D., BRAVO JIMÉNEZ, H., & VERA ESPINOZA, A. L. 
Introducción 
La historia del conocimiento, al igual que la 
historia de la humanidad, ha sido objeto de 
una serie ininterrumpida de descubrimien-
tos, que comenzaron con el origen del hom-
bre y llega hasta nuestros días; obsérvese 
así, el caso de los infartos al miocardio que 
ocurren sin tener como causa lesiones obs-
tructivas; patología ésta  que ha sido objeto 
de gran interés médico pues su prevalencia 
ha sido conocida a lo largo del tiempo, dan-
do paso a una serie de investigaciones que 
hasta la actualidad han estado encargadas 
de construir  los fundamentos científicos 
que se conocen sobre esta enfermedad.
En efecto, el infarto al miocardio sin enfer-
medad coronaria obstructiva angiográfi-
camente o con estenosis ≤50% MINOCA 
(Myocardial Infarction with Non-Obstructive 
Coronary Arteries) según sus siglas en ingles 
supone un reto diagnóstico, ya que es un 
cuadro clínico muy complejo, lo que dificulta 
su tratamiento eficaz. “Esta afección repre-
senta el 6-8% de todos los infartos agudos 
de miocardio y plantea un mayor riesgo de 
morbilidad y mortalidad tras el diagnóstico” 
(OMS, 2014). De allí, que su reconocimiento 
temprano y su debido tratamiento son esen-
ciales para mejorar la salud del paciente y 
lograr comprender sus causas.
Desde esta perspectiva, se logra estable-
cer que el “infarto al miocardio sin lesiones 
coronarias obstructivas (MINOCA), ha ga-
nado importancia en los últimos 20 años, 
debido a su prevalencia, la cual varía entre 
el 6% y el 25%, la cual llega a ser más alta 
en las mujeres (10-25%)” (Ouldzein, Elbaz, 
& Roncalli, 2012). Entre sus causas se co-
nocen las diferentes alteraciones que se 
producen en la reactividad coronaria, como 
lo son, por ejemplo: “las epicárdicas y las 
micro vasculares, entre las cuales se inclu-
yen el espasmo coronario, disrupción de la 
placa aterosclerótica y disección corona-
ria, enfermedad de takotsubo, miocarditis y 
tromboembolia coronaria” (Ouldzein, Elbaz, 
& Roncalli, 2012).
Su tratamiento, se fundamenta en pruebas 
limitadas, esto se debe a que ya no existen 
ensayos controlados, aleatorizados y pros-
pectivos. De manera general el tratamiento 
a indicar se apoya en (aspirina, estatinas, 
betabloqueantes, clopidogrel, inhibidores 
de la enzima convertidora de angiotensina/
bloqueadores de los receptores de angio-
tensina), los cuales deben considerarse so-
bre la base del mecanismo subyacente de 
MINOCA en cada individuo. 
El autor Ouldzein, Elbaz, & Roncalli, (2012) 
expone que “el diagnóstico de esta enfer-
medad se basa en la angiografía coronaria, 
que da inicio a un proceso de búsqueda 
etiológica muchas veces complejo, pero 
con importancia pronóstica y terapéutica”. 
El diagnóstico de MINOCA debe realizarse 
tomando en cuenta una cantidad de facto-
res, ya que “existen diferentes mecanismos 
involucrados, que se plantean una vez ex-
cluidas la embolia pulmonar, la miocarditis 
y el síndrome de takotsubo”. (Tavella, 2018). 
Reconociendo el patrón epicárdico, el cual 
debe estar presente en los casos de disrup-
ción de placa, disección, vasoespasmo, y, 
eventualmente, embolismo coronario; y un 
patrón microvascular en casos de espasmo 
microvascular y embolia coronaria de pe-
queños vasos.
Existen varios recursos que son de gran uti-
lidad para reconocer la presencia de MINO-
CA como lo son, “la ecocardiografía, ven-
triculografía izquierda, técnicas de imagen 
intravascular, estudio del flujo coronario y 
resonancia magnética cardíaca, entre otras” 
(Tavella, 2018, p. 241). “Este problema clíni-
co se manifiesta al momento en que algún 
paciente presenta dolor torácico y troponi-
nas positivas o elevación del segmento ST 
en el electrocardiograma (EGC), presenta 
una angiografía sin obstrucción coronaria 
severa” (Coliberti, 2018). Es aquí donde el 
especialista debe realizar un análisis cuida-
doso basando su diagnóstico en los riesgos 
que representa este tipo de afección.