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RECIMAUC VOL. 7 Nº 2 (2023)
CAMACHO VARGAS, M. A.
Introducción
El síndrome de Burnout es un término oc-
cidental, comenzó a ser estudiado desde
1974 por el psiquiatra de Nueva York Freu-
denberger, que lo definió como una con-
dición psicosocial asociada con el agota-
miento personal, el cinismo y la ineficacia
profesional que puede presentarse en profe-
sionales que trabajan directamente con per-
sonas, refiriéndose a colectivos concretos:
personal sanitario, docente y profesionales
asistenciales. A su vez, este médico afirmó,
que el síndrome se caracteriza por síntomas
físicos y psicosociales inespecíficos asocia-
dos a características laborales que incluyen
horarios variables, jornadas largas, salarios
bajos y condiciones sociales muy exigentes.
De la misma forma, Maslach (1976) en el
congreso de la Sociedad Americana de Psi-
cología (APA), propuso a la comunidad cien-
tífica que el Síndrome de Burnout es “un es-
trés crónico producido por el contacto con
los clientes que conlleva a la extenuación y
al distanciamiento emocional en el trabajo”.
En tal sentido, los trabajadores que lo pade-
cen pueden desarrollar sentimientos de ci-
nismo y desapego por el trabajo, sensación
de ineficacia y falta de logros, que afecta-
ban tanto a la organización como al ámbi-
to familiar y personal (Rohwer et al., 2022).
En las personas, puede causar problemas
de: ansiedad, impotencia, irritabilidad, sen-
timientos de perturbación, apatía, compor-
tamientos agresivos, adicción al alcohol,
problemas familiares, y trastornos fisiológi-
cos como: problemas cardiovasculares, del
sistema inmunológico, sexuales, muscula-
res o digestivos. Desde un punto de vista
organizacional, las consecuencias del bur-
nout están relacionadas con el ausentismo,
el aumento de la rotación y la disminución
de la productividad, (Guirao, 2021).
En base a los diferentes estudios anali-
zados, años más tarde, Gil-Monte, Pines,
Aronson y Kafry, citado por Corrales (2017),
definieron al síndrome de burnout como una
respuesta al estrés laboral crónico, refleján-
dose en un estado de agotamiento físico,
emocional y mental, desencadenando si-
tuaciones, actitudes y sentimientos nega-
tivos hacia los compañeros y el propio rol
profesional; en esta misma línea, Maslach
(2009) amplia este término para descri-
bir que, cuando un individuo experimenta
una exposición a estresores interpersona-
les crónicos en el trabajo sin la posibilidad
de recuperar el equilibrio podría generar el
colapso psicológico; aspectos característi-
cos de aquellos colectivos de profesionales
cuyo entorno laboral diario se define por el
contacto directo con personas que necesi-
tan ayuda o atención especial.
Como resultado, en los últimos años se han
creado muchas definiciones, posterior de in-
vestigarlas y analizarlas (Juczyński & Ogińs-
ka-Bulik, 2022) concluyen que: “el síndrome
de burnout es una reacción al estrés labo-
ral crónico y prolongado, especialmente en
profesiones que implican una alta demanda
emocional y que brindan servicios de ayuda
o atención especial” (Maslach, 2009), con
tres componentes importantes: agotamiento
emocional (mental y/o físico), despersona-
lización (actitud negativa y cínica hacia los
demás) y reducción de la realización perso-
nal (Cascaes da Silva et al., 2014).
Agotamiento emocional: Se refiere al au-
mento del agotamiento emocional debido a
las exigencias del trabajo, lo que hace que
los empleados pierdan interés. Cuando los
recursos emocionales del sujeto se agotan,
se da cuenta de que es incapaz de hacer
frente a las exigencias del trabajo.
Despersonalización: el sujeto desarrolla un
conjunto de actitudes y sentimientos negati-
vos hacia el cliente, provocando que éste lo
deshumanice y lo rechace como responsa-
ble de la sobrecarga laboral.
Poca realización personal: el sujeto co-
mienza a evaluarse a sí mismo y al trabajo
realizado negativamente, pierde interés por
el trabajo, baja la autoestima, se aísla del
trabajo, se siente incompetente, irritable, in-
satisfecho y poco satisfecho con el trabajo.