DOI: 10.26820/reciamuc/7.(2).abril.2023.55-64
URL: https://reciamuc.com/index.php/RECIAMUC/article/view/1091
EDITORIAL: Saberes del Conocimiento
REVISTA: RECIAMUC
ISSN: 2588-0748
TIPO DE INVESTIGACIÓN: Artículo de revisión
CÓDIGO UNESCO: 32 Ciencias Médicas
PAGINAS: 55-64
Prevención de enfermedades crónicas avanzadas y la
salud pública
Prevention of advanced chronic diseases and public health
Prevenção de doenças crónicas avançadas e saúde pública
Lady Elizabeth Meza Burgos
1
; Richard Eduardo Zambrano Álvarez
2
; Leonela Stefania
Murillo Bermúdez
3
; Cindy Ibeth Macías Cedeño
4
RECIBIDO: 23/02/2023 ACEPTADO: 12/03/2023 PUBLICADO: 27/04/2023
1. Médica Cirujana; Investigadora Independiente, Portoviejo, Ecuador; luzangelica_1966@yahoo.es; ht-
tps://orcid.org/0000-0003-2968-9262
2. Médico Cirujano; Investigador Independiente, Portoviejo, Ecuador; richardeduardozam@hotmail.com;
https://orcid.org/0009-0009-8210-2329
3. Médica Cirujana; Investigadora Independiente, Portoviejo, Ecuador; leonelamurillo_26@hotmail.es; ht-
tps://orcid.org/0000-0002-1754-0690
4. Especialista en Orientación Familiar Integral;Médica Cirujana; Investigadora Independiente, Portoviejo,
Ecuador; cindymac_92@hotmail.com; hhttps://orcid.org/0009-0005-0255-7093
CORRESPONDENCIA
Lady Elizabeth Meza Burgos
ladymeza.b@outlook.com
Portoviejo, Ecuador
© RECIAMUC; Editorial Saberes del Conocimiento, 2023
RESUMEN
Las causas de morbilidad y moralidad a nivel mundial están siempre asociadas a las enfermedades crónicas
avanzadas. En esta lista, se incluyen las enfermedades cardíacas, el cáncer, los accidentes cerebrovascu-
lares, la diabetes y las enfermedades respiratorias. Además de la genética, entre los factores de riesgos que
existen, se encuentran el tabaquismo, la dieta poco saludable, la inactividad física y la falta de acceso a la
atención preventiva. Hoy en día, la medicina ofrece intervenciones efectivas que modifican estos riesgos y
previenen dichas enfermedades. Reducir el consumo de tabaco y aumentar la actividad física son alguna
de las medidas, sin embargo, cambiar hábitos alimenticios y lograr pesos saludables en la población no es
tarea fácil, ya que, depende únicamente del paciente y la voluntad del mismo. La Salud Pública aborda las
intervenciones realizadas en tres niveles: 1) a nivel de la sociedad, donde las políticas públicas y las interven-
ciones gubernamentales pueden cambiar el medio ambiente, así como el comportamiento individual (p. ej.,
regulación de los productos de tabaco y la composición de los alimentos, impuestos, rediseño del entorno
construido, prohibir la publicidad); 2) a nivel de la comunidad, a través de las actividades de las instituciones
locales realizadas por medio de la población (p. ej., promoción de la salud en la escuela y en el lugar de traba-
jo, capacitación y campañas de concientización pública); y 3) a nivel del individuo, a través de la prestación
de servicios clínicos preventivos que incluyen detección, asesoramiento, quimioprofilaxis e inmunizaciones.
Palabras clave: Enfermedades Crónicas, Salud Pública, Promoción de la Salud, Cuidados Preventivos,
Factores de Riesgo.
ABSTRACT
The causes of morbidity and morality worldwide are always associated with advanced chronic diseases.
Included in this list are heart disease, cancer, stroke, diabetes, and respiratory disease. In addition to gene-
tics, risk factors include smoking, unhealthy diet, physical inactivity, and lack of access to preventive care.
Today, medicine offers effective interventions that modify these risks and prevent these diseases. Reducing
tobacco consumption and increasing physical activity are some of the measures, however, changing eating
habits and achieving healthy weights in the population is not an easy task, since it depends solely on the
patient and his will. Public Health addresses interventions at three levels: 1) at the societal level, where public
policies and government interventions can change the environment as well as individual behavior (eg, regu-
lation of tobacco products and food composition, taxes, redesign of the built environment, ban advertising);
2) at the community level, through the activities of local institutions carried out through the population (eg,
health promotion at school and in the workplace, training and public awareness campaigns) ; and 3) at the
individual level, through the provision of preventive clinical services that include screening, counseling, che-
moprophylaxis, and immunizations.
Keywords: Chronic Diseases, Public Health, Health Promotion, Preventive Care, Risk Factors.
RESUMO
As causas da morbilidade e moralidade globais estão sempre associadas a doenças crónicas avançadas. Esta
lista inclui doenças cardíacas, cancro, acidente vascular cerebral, diabetes e doenças respiratórias. Para além
da genética, os factores de risco incluem o tabagismo, uma alimentação pouco saudável, a inactividade física
e a falta de acesso a cuidados preventivos. Actualmente, a medicina oferece intervenções eficazes que mo-
dificam estes riscos e previnem estas doenças. A redução do consumo de tabaco e o aumento da actividade
física são algumas das medidas, mas a mudança de hábitos alimentares e a obtenção de pesos saudáveis na
população não é uma tarefa fácil, pois depende apenas do doente e da sua vontade. A saúde pública aborda
as intervenções a três níveis: 1) a nível da sociedade, em que as políticas públicas e as intervenções gover-
namentais podem alterar o ambiente, bem como o comportamento individual (por exemplo, regulamentação
dos produtos do tabaco e da composição dos alimentos, tributação, remodelação do ambiente construído,
proibição da publicidade); 2) a nível da comunidade, através das actividades das instituições locais realiza-
das através da população (por exemplo, promoção da saúde nas escolas e na comunidade); 3) a nível da
comunidade, através das actividades das instituições locais realizadas através da população (por exemplo,
promoção da saúde nas escolas e promoção da saúde na comunidade); e 4) a nível da comunidade, através
das actividades das instituições locais realizadas através da população (por exemplo, promoção da saúde nas
escolas e promoção da saúde na comunidade, por exemplo, promoção da saúde na comunidade), promoção
da saúde nas escolas e nos locais de trabalho, formação e campanhas de sensibilização do público); e 3) ao
nível do indivíduo, através da prestação de serviços de prevenção clínica, incluindo rastreio, aconselhamento,
quimioprofilaxia e imunizações.
Palavras-chave: Doenças crónicas, Saúde pública, Promoção da saúde, Cuidados preventivos, Factores
de risco.
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RECIMAUC VOL. 7 Nº 2 (2023)
Introducción
El impacto de las condiciones crónicas ha
sido subestimado por la sociedad y los sis-
temas de salud en términos de sus agudos
efectos sociales y económicos en las pobla-
ciones. A pesar de representar alrededor del
60 por ciento de todas las muertes en todo el
mundo, las enfermedades crónicas se des-
cuidan sorprendentemente en las agendas
de salud pública de la mayoría de las nacio-
nes y regiones, particularmente en los países
de ingresos bajos y medianos, donde tradi-
cionalmente se ha prestado más atención a
las enfermedades infecciosas. Una vez aso-
ciadas con naciones ricas e industrializadas,
“las enfermedades crónicas son ahora tam-
bién las principales causas de muerte en el
mundo en desarrollo” (Nugent, 2008).
El paradigma de se ven las enfermedades
crónicas también está cambiando. La rela-
ción entre enfermedades crónicas y enfer-
medades no transmisibles se ha confundid
como sinónimos, o al menos estrechamente
vinculados; sin embargo, esta noción se ex-
pone cada vez más como obsoleta. “Hoy se
sabe que agentes infecciosos como el vi-
rus del papiloma humano (VPH), el virus de
la hepatitis B (VHB) y el Helicobacter pylori
pueden causar cáncer de cuello uterino, hí-
gado y estómago, respectivamente” (Ferlay,
Bray, & Pisani, 2014).
A medida que aumenta la esperanza de
vida en la mayoría de los países debido
a una atención médica mejor y más dis-
ponible, la prevalencia de enfermedades
crónicas está aumentando en poblacio-
nes que quizás habrían tenido una espe-
ranza de vida más corta en el pasado,
lo que presenta nuevas demandas para
los sistemas de salud que luchan por
mejorar la salud de la mediana edad y
ancianos. Asimismo, el conocimiento so-
bre cómo combatir algunas enfermeda-
des como el VIH/SIDA (Stuckler, 2018).
Estas tendencias, junto con el aumento
mundial de la hipertensión y el cáncer de-
bido al envejecimiento de la población y las
PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES CRÓNICAS AVANZADAS Y LA SALUD PÚBLICA
modificaciones en los comportamientos de
salud, contribuyen un fuerte aumento de la
prevalencia de enfermedades crónicas. Es-
tas patologías ahora causan la mayor parte
de muerte y discapacidad en el mundo.
De acuerdo al tema se eligieron tres enfer-
medades crónicas principales: enfermedad
cardiovascular (ECV) (enfermedad cardía-
ca y accidente cerebrovascular), cáncer y
diabetes. Juntas, estas condiciones no solo
son responsables de la mayor parte de la
morbilidad por enfermedades crónicas,
sino también de alrededor del 45 % de la
mortalidad total en todo el mundo.
Metodología
Esta investigación está enfocada en el es-
tudio de la prevención de enfermedades
crónicas avanzadas y la salud pública con
la finalidad de brindar información a lecto-
res, especialista y estudiantes, en aras de
prevenir este tipo de enfermedades que
representan una de las mayores causas de
mortalidad y morbilidad a nivel mundial.
La revisión se ha centrado en textos, do-
cumentos y artículos científicos publicados
disponibles en la web, considerando que
aquella herencia de la globalización per-
mite acceder a mayor y mejor información
a través de las herramientas tecnológicas.
El motor de búsqueda ha sido herramientas
académicas de la web que direccionan es-
pecíficamente a archivos con validez y re-
conocimiento científico, descartando toda
información no confirmada o sin las respec-
tivas referencias bibliográficas.
Resultados
Las enfermedades crónicas durante el
tiempo
Enfermedad cardiovascular
Aproximadamente 17 millones de perso-
nas mueren anualmente de ECV, lo que la
convierte en la principal causa de muerte
en todo el mundo. Las tasas de mortalidad
por ECV ajustadas por edad en la mayoría
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RECIMAUC VOL. 7 Nº 2 (2023)
de las naciones industrializadas, han dismi-
nuido un 60 %, lo que representa uno de
los logros de salud pública más importantes
del siglo XX.
Este progreso se debe a “una mejor pre-
vención, diagnóstico y tratamiento, en par-
ticular, la reducción del consumo de tabaco
entre los adultos, los niveles más bajos de
presión arterial y colesterol en sangre, y el
uso generalizado de tratamientos médicos
efectivos” (Mackay & Mensah, 2004). No
obstante, la carga de morbilidad sigue au-
mentando. Los cambios demográficos pro-
vocados por el envejecimiento y la mayor
esperanza de vida dan como resultado un
mayor número de personas mayores y, en
consecuencia, más muertes por ECV
Las ECV constituyen una amenaza aún
mayor en los países de ingresos me-
dianos y bajos, donde se encuentra el
80 % de la carga mundial de enferme-
dades. Las variaciones en las tasas de
mortalidad son marcadas: son más ba-
jas en poblaciones con esperanza de
vida corta y comienzan a aumentar a
medida que se expande la clase media.
(Appelros, Stegmayr, & Terént, 2019).
El accidente cerebrovascular es un elemen-
to importante de la morbilidad, discapaci-
dad y mortalidad por ECV. Sin embargo, la
carga no se distribuye por igual en todas
las poblaciones. Aquellos que han sufrido
un derrame cerebral son particularmente
vulnerables a nuevos episodios. Aunque la
incidencia es mayor para los hombres, los
accidentes cerebrovasculares afectan más
gravemente a las mujeres. Además, los gru-
pos raciales, étnicos y socioeconómicos re-
lativamente desfavorecidos muestran tasas
de incidencia más altas.
De hecho, la hipertensión, un factor de
riesgo importante para las enfermeda-
des cardiovasculares y otras patologías
constituye una pesada carga social y
económica porque contribuye direc-
tamente a la pérdida de años de vida
ajustados por discapacidad (AVAD) de
los ciudadanos y representa un gasto
sanitario considerable para la sociedad;
la hipertensión no tratada reduce la es-
peranza de vida en aproximadamente
cinco años. A pesar de los avances te-
rapéuticos, la prevalencia está aumen-
tando en todo el mundo, al igual que el
número de personas con presión arterial
alta no controlada (Chobanian, 2009).
El cáncer
Hasta hace poco, cualquier diagnóstico de
cáncer evocaba el espectro de una muerte
larga y dolorosa; afortunadamente, la inves-
tigación y las ciencias médicas han dado
grandes pasos para descubrir las causas y
encontrar tratamientos efectivos. “Al menos
un tercio del cáncer ahora es prevenible y
otro tercio puede detectarse temprano y tra-
tarse de manera efectiva” (Soerjomataram,
de Vries, & Pukkala, 2017). Sin embargo,
lograr el potencial completo para la preven-
ción y el tratamiento del cáncer plantea de-
safíos importantes, particularmente a medi-
da que la población mundial envejece en
las próximas décadas.
Suponiendo un aumento anual en la in-
cidencia y la mortalidad del cáncer del
1 por ciento, para 2030 podría haber
hasta 26,8 millones de casos nuevos de
cáncer y 17,1 millones de muertes por
cáncer cada año, así como 80 millones
de personas que viven con cáncer den-
tro de los 5 años posteriores al diagnós-
tico (Ferlay, Bray, & Pisani, 2014)
En 2017, hubo más de 12 millones de nue-
vos casos de cáncer, millones de muertes
por cáncer y más de 24 millones de sobre-
vivientes de cáncer en todo el mundo. “Los
cánceres más comunes diagnosticados a
nivel mundial fueron el cáncer de pulmón
(1,5 millones), el cáncer de mama (1,3 mi-
llones) y el cáncer colorrectal (1,2 millones)”
(Hakama, Coleman, & Alexe, 2018). El cán-
cer de pulmón (1,45 millones de muertes)
ocupó el primer lugar en la escala de mor-
talidad, seguido del cáncer de estómago
(800.000 muertes) y el cáncer de hígado
MEZA BURGOS, L. E., ZAMBRANO ÁLVAREZ, R. E., MURILLO BERMÚDEZ, L. S., & MACÍAS CEDEÑO, C. I.
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RECIMAUC VOL. 7 Nº 2 (2023)
(680.000 muertes). Entre los hombres, las
causas más comunes de mortalidad por
cáncer son los de pulmón, estómago, híga-
do, colorrectal, esófago y próstata; entre las
mujeres son de mama, pulmón, estómago,
colorrectal y cervical (Hakama, Coleman, &
Alexe, 2018).
Las tasas de incidencia, prevalencia y su-
pervivencia de cánceres específicos revelan
mucho sobre la equidad en salud dentro de
los países y entre ellos. Esto es menos claro
para los cánceres de mal pronóstico, como
el cáncer de páncreas, donde se sabe rela-
tivamente poco sobre sus causas, y las ta-
sas de mortalidad de los diagnosticados se
acercan al 100 por ciento en todo el mundo.
Los cánceres que son muy susceptibles a
las medidas preventivas, la detección y el
tratamiento cuentan una historia diferente.
Fácilmente tratable si las mujeres se some-
ten a pruebas de Papanicolaou con regula-
ridad, el cáncer de cuello uterino es un caso
claro en el que la prevención y el tratamiento
secundarios pueden evitar cientos de miles
de muertes de mujeres relativamente jóve-
nes en todo el mundo. Además, “los nuevos
conocimientos sobre el papel fundamental
del VPH como causa directa del cáncer de
cuello uterino han llevado al desarrollo de
vacunas eficaces contra esta infección”
(Ferlay, Bray, & Pisani, 2014).
La diabetes mellitus
La diabetes mellitus es un factor de riesgo
importante para enfermedades cardíacas,
accidentes cerebrovasculares, hiperten-
sión, dislipidemia, síndrome metabólico
y enfermedad renal en etapa terminal. La
mortalidad por ECV entre las personas con
diabetes se estima en alrededor del 75-80
por ciento, con resultados notablemente
peores para los hombres.
La prevalencia de la diabetes, que
actualmente afecta a unos 285 millo-
nes de personas en todo el mundo, se
cree que aumente más del 50 % en los
próximos 20 años, alcanzando a 438
millones de personas, o casi el 8 % de
la población adulta. Las personas con
mayor riesgo son las que padecen dia-
betes de la disglucemia, o la alteración
de la regulación del azúcar en la san-
gre (Zimmet, 2019).
Los principales riesgos que impulsan al
alza en la prevalencia de la diabetes están
relacionados con la mala alimentación, la
falta de actividad física y la obesidad. Por
lo tanto, “al igual que con las enfermedades
cardiovasculares y el cáncer, la mayor parte
de la creciente carga de la diabetes recaerá
en el mundo en desarrollo” (Stuckler, 2018).
Epidemiología de enfermedades cróni-
cas: Factores de riesgo compartidos
La evidencia muestra que la morbilidad y la
mortalidad por enfermedades crónicas pue-
den reducirse en gran medida al disminuir
la prevalencia de los principales factores
de riesgo conductuales para estas afeccio-
nes. El consumo de tabaco, la dieta poco
saludable y la falta de actividad física sos-
tenida están asociados con muchas afec-
ciones crónicas, al igual que las infecciones
prevenibles específicas que conducen a
enfermedades crónicas. Debido al impac-
to compartido de estos factores de riesgo,
un esfuerzo concertado para modificar los
comportamientos de salud inevitablemente
tiene repercusiones positivas en la carga de
enfermedades cardiovasculares (enferme-
dades cardíacas y accidentes cerebrovas-
culares), cáncer, diabetes, enfermedades
respiratorias y muchas otras afecciones.
El consumo de tabaco
La evidencia científica del daño causado
por fumar cigarrillos alcanzó un punto de in-
flexión crítico a mediados de la década de
1960. En la actualidad, “se sabe que casi
40 causas de muerte están asociadas con
el consumo de tabaco, lo que lo convierte
en el factor de riesgo de muerte prematura
más evitable en el mundo” (Nugent, 2008).
El tabaco ha superado a la hipertensión
como el factor de riesgo número uno para
PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES CRÓNICAS AVANZADAS Y LA SALUD PÚBLICA
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la pérdida de AVAD en las regiones desa-
rrolladas, donde la carga se distribuye por
igual entre hombres y mujeres.
A nivel mundial, las enfermedades re-
lacionadas con el tabaco causan casi
5 millones de muertes al año, la mayo-
ría de ellas entre hombres en países en
desarrollo. Las cifras recientes sobre
la prevalencia del tabaquismo indican
que la futura carga de morbilidad rela-
cionada con el consumo de tabaco se-
guirá aumentando (Reddy & Sewpaul).
El tabaco ambiental o el humo de segun-
da mano, que es un carcinógeno del Grupo
1, encabeza la lista de “factores de riesgo
evitables de cáncer, causando entre el 16
% (en países en desarrollo) y el 30 % (en
países industrializados) de los cánceres en
todo el mundo” (Dreyer, Winther, & Pukkala,
2007). Casi todos los cánceres de pulmón
(alrededor del 87-91 por ciento en hombres
y del 57-86 por ciento en mujeres) son atri-
buibles al consumo de tabaco, junto con la
mayoría de los cánceres de esófago, larin-
ge y cavidad oral.
Dieta, actividad física y la obesidad
Estos tres factores de riesgo están separa-
dos pero estrechamente entrelazados y, por
lo tanto, deben considerarse solos y en con-
junto. En su conjunto, la convergencia de
una dieta deficiente, un estilo de vida inac-
tivo y la obesidad son una combinación letal
para la salud, lo que aumenta el riesgo de
desarrollar una larga lista de afecciones cró-
nicas, que incluyen ECV, diabetes mellitus
y cáncer, así como trastornos metabólicos,
síndrome, enfermedad de la vesícula biliar,
osteoartritis, y otros. La obesidad ha alcan-
zado proporciones epidémicas en los países
industrializados y está aumentando rápida-
mente en los países en desarrollo, afectando
más a las mujeres que a los hombres.
Los patrones dietéticos globales se carac-
terizan cada vez más por una mayor ingesta
de edulcorantes de azúcar con alto conteni-
do calórico, sal, grasas animales y aceites
comestibles. Mientras tanto, el gasto ener-
gético se está reduciendo en el trabajo, en
el hogar y durante las actividades de ocio,
afectando a todos los grupos de edad.
Las tendencias inexorables de la caí-
da de los precios de los alimentos, el
mayor acceso a los supermercados y
la urbanización a gran escala son fac-
tores subyacentes clave que impulsan
estas tendencias. A pesar de la aguda
urgencia del problema, todavía se tiene
mucho que aprender acerca de cómo
estos factores de riesgo contribuyen a
las enfermedades crónicas y cómo re-
vertir la tendencia (Popkin, 2009).
Obesidad
La obesidad, por lo general un resultado
directo de la mala alimentación y la inacti-
vidad física, “se asocia con un alto riesgo
de morbilidad y mortalidad en la población
general y es responsable de hasta el 39 por
ciento de la carga global de ECV, lo que
provoca un empeoramiento y una rápida
progresión de la diabetes, hipertensión, dis-
lipidemia y otros componentes del síndro-
me metabólico (Zimmet, 2019). El exceso
de peso también aumenta el colesterol de
lipoproteínas de baja densidad, la hipertri-
gliceridemia y la intolerancia a la glucosa,
y afecta la estructura cardíaca a través de
efectos desadaptativos directos.
La obesidad y la inactividad física son facto-
res de riesgo independientes para la diabe-
tes tipo 2, pero la obesidad parece desem-
peñar un papel más importante. “El exceso
de ácidos grasos libres liberados por el te-
jido adiposo conduce a una disminución de
la sensibilidad a la insulina del músculo, la
grasa y el hígado, seguida de niveles más
altos de glucosa y resistencia a la insulina”
(Mackay & Mensah, 2004).
La actividad física puede aumentar la sen-
sibilidad a la insulina, la eliminación de glu-
cosa y la capacidad oxidativa de los áci-
dos grasos libres. Sin embargo, no tiene un
efecto notable sobre la regulación de la glu-
MEZA BURGOS, L. E., ZAMBRANO ÁLVAREZ, R. E., MURILLO BERMÚDEZ, L. S., & MACÍAS CEDEÑO, C. I.
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RECIMAUC VOL. 7 Nº 2 (2023)
cosa, la acción de la insulina y otras compli-
caciones metabólicas en personas obesas
sin pérdida de peso adicional. La interac-
ción biológica positiva entre la obesidad y
la inactividad física apoya esta fisiopatolo-
gía combinada.
Agentes infecciosos
Además de los factores de riesgo conductua-
les, también se ha descubierto que los agen-
tes infecciosos aumentan el riesgo de desarro-
llar algunos tipos de cáncer. “El más conocido
de ellos es el VPH, presente en prácticamente
todas las biopsias de cáncer de cuello uterino
y 5.2 por ciento del total de cánceres” (Haka-
ma, Coleman, & Alexe, 2018).
Asimismo, la hepatitis B (VHB) y la he-
patitis C (VHC) (juntas representan el
4.9 por ciento de todos los cánceres)
son factores de riesgo importantes para
el cáncer de hígado y la cirrosis; y He-
licobacter pylori (HP) (en 5.5 por ciento
de todos los cánceres) causa hasta el
65 por ciento de los cánceres de estó-
mago, además de mucho sufrimiento
por úlceras pépticas crónicas. , cáncer
cerebral, cáncer testicular y otros (Goe-
dert, Coté, & Virgo, 2008).
Prevención de enfermedades crónicas
Un enfoque integral e integrado de la Sa-
lud Pública para la prevención de enferme-
dades crónicas se centra en los factores
de riesgo compartidos que contribuyen a
la carga mundial de morbilidad por enfer-
medades crónicas, discapacidad y muerte
prematura. La prevención de enfermeda-
des crónicas implica la adopción de inter-
venciones efectivas dirigidas a los princi-
pales factores de riesgo de enfermedades
crónicas. La creciente base de evidencia
científica muestra las intervenciones más
efectivas dirigidas a los niveles individual,
comunitario y poblacional.
Las intervenciones se discuten bajo las tres
estrategias principales que reducen efecti-
vamente el riesgo de enfermedades cróni-
cas en una población: política pública salu-
dable, programas comunitarios y servicios
clínicos preventivos.
Política Pública Saludable
El primero, también denominado a veces Sa-
lud en todas las políticas, “alude a las políti-
cas públicas y las intervenciones guberna-
mentales diseñadas para cambiar tanto el
entorno como el comportamiento individual
para promover la salud y prevenir enferme-
dades crónicas en toda la sociedad” (Lalon-
de, 2010). Desde entonces, se ha acumu-
lado evidencia para respaldar los enfoques
intersectoriales en un amplio espectro de
acciones gubernamentales como clave para
la mejora la efectividad de la salud pública.
Programas comunitarios
El segundo son las intervenciones comuni-
tarias de las instituciones locales realizadas
a nivel de la población.
Estos pueden incluir la promoción de la
salud en la escuela y en el lugar de tra-
bajo, la educación comunitaria, la comu-
nicación, la capacitación, las campañas
de concientización pública, el apoyo so-
cial, el rediseño de la ciudad y la salud
pública y las reformas del sistema de
atención médica (Lalonde, 2010) .
Servicios Clínicos Preventivos
Los servicios Clínico preventivo prestados por
los profesionales de la salud a las personas
son eficaces en la prevención y detección
temprana de enfermedades. Nuevamen-
te, “es probable que los países de ingresos
medios y bajos enfrenten el mayor desafío al
adoptar este enfoque sin un desarrollo signi-
ficativo de su infraestructura de atención pri-
maria y los recursos destinados a este propó-
sito” (Appelros, Stegmayr, & Terént, 2019).
Servicios clínicos preventivos para au-
mentar la actividad física
De acuerdo con WHO, (2017), “la adopción
y difusión de guías de práctica clínica basa-
das en evidencia existentes para aumentar
PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES CRÓNICAS AVANZADAS Y LA SALUD PÚBLICA
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RECIMAUC VOL. 7 Nº 2 (2023)
la actividad física también son efectivas”.
Las siguientes guías basadas en evidencia
recomiendan niveles de actividad física para
diferentes grupos de edad de la población:
Niños y adolescentes: Se recomiendan 60
minutos (1 hora) o más de actividad física por
día, incluida la actividad aeróbica, el fortale-
cimiento muscular y el fortalecimiento óseo.
Adultos y adultos mayores (mayores de 65
años que generalmente están en forma y no
tienen condiciones de salud limitantes)– 150
minutos (2,5 horas) a la semana de activi-
dad moderada a vigorosa repartidos duran-
te la semana durante al menos 10 minutos
seguidos, incluida la actividad aeróbica y
el fortalecimiento muscular. Actividades tan
simples como caminar y cuidar el jardín pro-
porcionarán un nivel de actividad física sufi-
ciente para lograr beneficios para la salud.
Finalmente, la implementación de progra-
mas de cambio de comportamiento adapta-
dos a cada individuo es eficaz para aumen-
tar la actividad física y mejorar la condición
física en adultos y niños.
Inmunizaciones y Control de Agentes In-
fecciosos
Cada vez más, los agentes infecciosos en
forma de bacterias y virus están asociados
con el desarrollo de enfermedades cróni-
cas. De acuerdo con Zimmet, (2019) “un
agente infeccioso dispone de una inmuni-
zación eficaz para prevenir la afección cró-
nica, o se ha desarrollado un tratamiento
médico temprano de la infección para pre-
venir el desarrollo de la afección crónica”.
Virus del papiloma humano: Existe una fuer-
te evidencia para apoyar la vacunación de
las niñas contra el VPH, que causa el cán-
cer de cuello uterino.
La dosis inicial de la vacuna contra el
VPH debe administrarse a las niñas a
los 11 o 12 años, seguida de una se-
gunda dosis a los dos meses, otra al
tercer mes y luego al cuarto mes des-
pués. La serie de vacunas contra el
VPH también debe administrarse a mu-
jeres de 13 a 26 años de edad, si no
han sido vacunadas previamente (Mar-
kowitz, Dunne, & Saraiya, 2017).
El examen de Papanicolaou de las mujeres
debe continuar siendo una parte funda-
mental de la atención médica preventiva y
respaldada por las agencias de seguros de
salud y la educación para la salud progra-
mas que incluyen la divulgación a grupos
de bajo riesgo de cumplimiento.
Hepatitis B: Para prevenir la enfermedad
hepática crónica, “se recomendó que todos
los niños fueran vacunados contra la hepa-
titis B, el determinante clave de la hepatitis
crónica, la cirrosis y el cáncer de hígado”
(Appelros, Stegmayr, & Terént, 2019). Los
niños de 7 años en adelante deben recibir
las vacunas contra la hepatitis B y posible-
mente contra la hepatitis A.
Helicobacter pylori: Finalmente, “aunque
actualmente no existe una vacuna para pre-
venir la contracción de Helicobacter pylori
(HP), existen terapias farmacológicas efec-
tivas que eliminan esta infección en indivi-
duos” (WHO, 2013). El tratamiento oportu-
no puede prevenir el desarrollo de úlceras
crónicas, cáncer gástrico y otras patologías
asociadas con este virus.
Conclusión
Dada la carga sanitaria que representan las
enfermedades crónicas tanto en los países
desarrollados como en desarrollo, así como
la carga social y económica como resultado
del aumento de la morbilidad y mortalidad
prematuras y el aumento de los costos de
atención médica, es imperativo que las so-
ciedades trabajen juntas en todos los nive-
les para abordar este problema.
Esto comienza a nivel de políticas; la políti-
ca de salud basada en evidencia debe ser
un hilo subyacente en la planificación urba-
na, la educación, la política agrícola y el de-
sarrollo de sistemas de salud, junto con ob-
jetivos de salud para enfocar y priorizar las
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intervenciones necesarias a nivel nacional,
regional y local. Las estrategias preventivas
basadas en la población son notablemente
rentables porque mejorar la salud de los ha-
bitantes. Este mensaje debe destacarse en
la promoción de la prevención tanto a nivel
nacional como internacional, particularmen-
te en los países emergentes.
En efecto, numerosas organizaciones de
salud, universidades, grupos de investiga-
ción, ONG, grupos de donantes y agencias
de desarrollo, que operan a nivel nacional
e internacional, juegan un papel importante
en la reducción de las enfermedades cróni-
cas. Sin embargo, con demasiada frecuen-
cia estas misiones se ven obstaculizadas
por una mala coordinación con el sistema
nacional de salud y otros actores, lo que ge-
nera superposición y brechas en la investi-
gación y los servicios de población. Esto es
cierto no solo en entornos de bajos ingre-
sos, sino también en sociedades más ricas.
Las comunidades también juegan un papel
importante y existen precedentes alentado-
res que allanan el camino para una mayor
acción local. Por ejemplo, comunidades in-
dividuales comenzaron a prohibir fumar en
lugares públicos a lo largo de la segunda
parte del siglo XX, y hoy en día estas pro-
hibiciones ayudan a proteger la calidad del
aire y salvar vidas en docenas de países en
todo el mundo.
Finalmente, los profesionales y las organi-
zaciones profesionales de todo el sistema
de salud deben hacer su parte para abor-
dar los factores de riesgo de la población
de manera decisiva y proactiva de acuerdo
con la práctica basada en la evidencia y las
guías clínicas. Esto incluye la ampliación y
el avance de la formación en el campo de
la prevención de enfermedades crónicas,
así como su máxima prioridad en la inves-
tigación. A medida que las comunidades
y los formuladores de políticas nacionales
se esfuerzan por mejorar los resultados de
salud de la población, los profesionales
de la salud pública y los grupos de defen-
sa deben aprender a actuar como socios
comprometidos, guiar el desarrollo de pro-
gramas, asesorar al público y trabajar para
validar o descartar iniciativas en función de
los resultados observados. En última instan-
cia, la Salud Pública requiere un amplio re-
conocimiento como una preocupación tanto
individual como pública; más que una meta,
debe convertirse en un valor colectivo.
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CITAR ESTE ARTICULO:
Meza Burgos, L. E., Zambrano Álvarez, R. E., Murillo Bermúdez, L. S., & Ma-
cías Cedeño, C. I. (2023). Prevención de enfermedades crónicas avanzadas
y la salud pública. RECIAMUC, 7(2). https://doi.org/10.26820/reciamuc/7.(2).
abril.2023.55-64
MEZA BURGOS, L. E., ZAMBRANO ÁLVAREZ, R. E., MURILLO BERMÚDEZ, L. S., & MACÍAS CEDEÑO, C. I.