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RECIMAUC VOL. 7 Nº 2 (2023)
de las naciones industrializadas, han dismi-
nuido un 60 %, lo que representa uno de
los logros de salud pública más importantes
del siglo XX.
Este progreso se debe a “una mejor pre-
vención, diagnóstico y tratamiento, en par-
ticular, la reducción del consumo de tabaco
entre los adultos, los niveles más bajos de
presión arterial y colesterol en sangre, y el
uso generalizado de tratamientos médicos
efectivos” (Mackay & Mensah, 2004). No
obstante, la carga de morbilidad sigue au-
mentando. Los cambios demográficos pro-
vocados por el envejecimiento y la mayor
esperanza de vida dan como resultado un
mayor número de personas mayores y, en
consecuencia, más muertes por ECV
Las ECV constituyen una amenaza aún
mayor en los países de ingresos me-
dianos y bajos, donde se encuentra el
80 % de la carga mundial de enferme-
dades. Las variaciones en las tasas de
mortalidad son marcadas: son más ba-
jas en poblaciones con esperanza de
vida corta y comienzan a aumentar a
medida que se expande la clase media.
(Appelros, Stegmayr, & Terént, 2019).
El accidente cerebrovascular es un elemen-
to importante de la morbilidad, discapaci-
dad y mortalidad por ECV. Sin embargo, la
carga no se distribuye por igual en todas
las poblaciones. Aquellos que han sufrido
un derrame cerebral son particularmente
vulnerables a nuevos episodios. Aunque la
incidencia es mayor para los hombres, los
accidentes cerebrovasculares afectan más
gravemente a las mujeres. Además, los gru-
pos raciales, étnicos y socioeconómicos re-
lativamente desfavorecidos muestran tasas
de incidencia más altas.
De hecho, la hipertensión, un factor de
riesgo importante para las enfermeda-
des cardiovasculares y otras patologías
constituye una pesada carga social y
económica porque contribuye direc-
tamente a la pérdida de años de vida
ajustados por discapacidad (AVAD) de
los ciudadanos y representa un gasto
sanitario considerable para la sociedad;
la hipertensión no tratada reduce la es-
peranza de vida en aproximadamente
cinco años. A pesar de los avances te-
rapéuticos, la prevalencia está aumen-
tando en todo el mundo, al igual que el
número de personas con presión arterial
alta no controlada (Chobanian, 2009).
– El cáncer
Hasta hace poco, cualquier diagnóstico de
cáncer evocaba el espectro de una muerte
larga y dolorosa; afortunadamente, la inves-
tigación y las ciencias médicas han dado
grandes pasos para descubrir las causas y
encontrar tratamientos efectivos. “Al menos
un tercio del cáncer ahora es prevenible y
otro tercio puede detectarse temprano y tra-
tarse de manera efectiva” (Soerjomataram,
de Vries, & Pukkala, 2017). Sin embargo,
lograr el potencial completo para la preven-
ción y el tratamiento del cáncer plantea de-
safíos importantes, particularmente a medi-
da que la población mundial envejece en
las próximas décadas.
Suponiendo un aumento anual en la in-
cidencia y la mortalidad del cáncer del
1 por ciento, para 2030 podría haber
hasta 26,8 millones de casos nuevos de
cáncer y 17,1 millones de muertes por
cáncer cada año, así como 80 millones
de personas que viven con cáncer den-
tro de los 5 años posteriores al diagnós-
tico (Ferlay, Bray, & Pisani, 2014)
En 2017, hubo más de 12 millones de nue-
vos casos de cáncer, millones de muertes
por cáncer y más de 24 millones de sobre-
vivientes de cáncer en todo el mundo. “Los
cánceres más comunes diagnosticados a
nivel mundial fueron el cáncer de pulmón
(1,5 millones), el cáncer de mama (1,3 mi-
llones) y el cáncer colorrectal (1,2 millones)”
(Hakama, Coleman, & Alexe, 2018). El cán-
cer de pulmón (1,45 millones de muertes)
ocupó el primer lugar en la escala de mor-
talidad, seguido del cáncer de estómago
(800.000 muertes) y el cáncer de hígado
MEZA BURGOS, L. E., ZAMBRANO ÁLVAREZ, R. E., MURILLO BERMÚDEZ, L. S., & MACÍAS CEDEÑO, C. I.